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Químicamente impuros 22/10/2004

22 de Octubre de 2004 | 00:00 |
Químicamente impuros

Impusieron en el mundo el regreso de la música electrónica en los ’90, pero ahora vienen a Chile y también prometen rockear: la reacción química del dúo inglés está en la mezcla.


David Ponce 22/10/2004

En Manchester, al norte de Inglaterra, una tarde cualquiera es buena para la vida de barrio. Como el barrio donde vive Ed Simons, uno de los dos integrantes de The Chemical Brothers. Termina la semana y Simons acaba de pasar una tarde de septiembre último en su casa, con un guitarrista amigo que vive cerca, el vecino Noel Gallagher, comiendo hamburguesas y tomando cerveza.

- Es entretenido Noel, estuvo contando historias sobre su hermano - recuerda Simons, hablando ahora por teléfono a Chile. Noel Gallagher y su hermano, Liam, son los líderes del grupo inglés Oasis, y aparte de hamburguesas y cerveza, The Chemical Brothers han compartido frecuentes trabajos con el primero, quien ha grabado canciones como "Setting sun" (1995) y "Let forever be" (1997) junto al dúo. Gallagher es el líder de una banda de rock, Simons es parte de una dupla de música electrónica, pero las definiciones no hacen falta. The Chemical Brothers también es rock.

­Es un show asombroso ­garantiza el dueño de casa, que debuta este fin de semana con The Chemical Brothers en Chile- . Es el mismo que hemos presentado en Estados Unidos. Tocamos música electrónica, la mezclamos con rock, hemos construido ritmos, beats y sonidos, y lo estimulante es siempre la reacción del público.

- ¿Vienen con Noel Gallagher?

­No, no hay músicos invitados. Sólo nosotros dos. Pero tenemos un gran equipo de luces, de gente de sonido, muchas cosas en video y tocamos cosas de los tres discos. Ya lo verán sobre el escenario.

Tom Rowlands, el rubio de pelo largo y anteojos, y Ed Simons, su compañero, desde el comienzo quisieron mezclar: como DJs, mezclar discos, y como melómanos, mezclar estilos. El primer nombre de The Chemical Brothers, de hecho, fue Dust Brothers, copiado de otro dúo, reputados productores de hip-hop de la costa oeste de EE.UU.

- Al comienzo nos gustaba mucho el hip-hop y queríamos mezclarlo con la energía del techno - recuerda Simons, aunque el asunto no empezó bien. Apenas el dúo ganó su primera fama, los Dust Brothers originales se enteraron y reinvindicaron su derecho autoral sobre el nombre. Para evitar demandas y líos legales, Rowlands y Simons se rebautizaron The Chemical Brothers.

Los dos se habían conocido en una clase de historia en la Universidad de Manchester en 1988, cuando lo que estaba en plena moda era el acid house en Inglaterra. Desde entonces empezaron a revolver techno, hip-hop y rock estadounidense, y nunca han ocultado que sus influencias vienen de grupos rockeros y raperos tan nobles como The Smiths, Jesus & Mary Chain, Public Enemy o My Bloody Valentine. Algo que se iba a notar apenas se pusieran a grabar discos: como ganaron crédito haciendo remezclas para clientes tan diversos como Primal Scream, Saint Etienne, The Charlatans, Oasis o James, su cartera de amigos músicos creció exponencialmente.

En su primer álbum colaboraron la cantante Beth Orton, el aludido vecino Gallagher y Tim Burgess, vocalista del grupo James. En el segundo aparecen Bernard Sumner, de New Order; Jonathan Donahue, de Mercury Rev, y Hope Sandoval, de Mazzy Star. Y luego trabajaron con Richard Ashcroft, de The Verve (en la canción "The test") y con Wayne Coyne, de Flamings Lips. Sólo lujos.

- En "The test" necesitábamos una voz poderosa. Richard Ashcroft tiene esa voz, y escribe buenas letras con imágenes muy fuertes. Siempre pensamos que se podía hacer una buena canción juntos, incluso si musicalmente The Chemical Brothers y The Verve no tienen nada que ver. Bernard Sumner y Hope Sandoval pueden no tener que ver tampoco, pero nuestro sonido es capaz de amoldarse a todo eso.

Hasta los mismos Dust Brothers pueden amoldarse a la democracia de The Chemical Brothers.

- Nos encantaban, era admiración - explica Simons- . Por eso nos llamamos Dust Brothers al comienzo. Cuando nos amenazaron con demandas quedamos sin entender. Pero hace un tiempo ellos remezclaron una de nuestras canciones y nosotros una de ellos. Y está todo bien.

"DJS superestrellas, aquí vamos", dice uno de los coros más reconocibles de The Chemical Brothers, en "Hey boy hey girl", y no es un alarde. A contar de mediados de los ’90, junto a la trinidad animada por The Prodigy y Underworld, el dúo se transformó en abanderado de la nueva oleada electrónica que entonces sucedió al rock alternativo en boga.

Tras su debut con "Exit planet dust" (1995), "Dig your own hole" (1997) trajo la primera explosión con el éxito "Block rockin’ beats", una canción que empezaba con un bajo y luego una batería machacante. "Surrender" (1999) impuso la propia "Hey boy hey girl" y "Out of control", y "Come with us" (2002) los mostró más abiertos a sonidos orientales y nuevas percusiones tribales con canciones como "It began in Africa": The Chemical Brothers ya iban más allá de Occidente. De hecho, Sudamérica se sumó a sus agendas cuando el dúo debutó en Argentina en 2000.

- Cuando fuimos a Buenos Aires acababa de aparecer "Surrender" y lo pasamos muy bien, fueron buenos shows - recuerda Simons, que para entonces ya era parte de un dúo que logró hacer de la música electrónica un producto para estadios y grandes arenas, tal como el rock más masivo.

- ¿Extrañan la época en que sólo podían tocar en clubes y sitios pequeños?

- Nos sigue gustando tocar en lugares pequeños igualmente. Lo importante es la energía, y no sólo tiene que ver con el lugar, sino sobre todo con la audiencia.

- De su paso por Sudamérica, ¿recuerdan que el público de aquí tuviera una reacción especial?

- Ese es un feeling que no tiene que ver con un asunto nacional. Una gran multitud es una gran multitud en todos lados, es algo que propulsa un show. Hemos tenido grandes conciertos en Inglaterra, en Alemania, y una buena noche puede ser en cualquier lugar. La gente siempre tiende a celebrar del mismo modo.

The Chemical Brothers también ganaron un Grammy. Uno de esos Grammy extraños, para ser precisos. Así como los viejos rockeros progresivos de Jethro Tull ganaron uno en la categoría heavy metal cuando el que tenía que ganarlo era Metallica, o así como Bebo & Cigala acaban de ganar otro por "música tropical tradicional" cuando lo que hicieron fue un disco de flamenco y son, así The Chemical Brothers se llevaron el suyo por "mejor rock instrumental" gracias a la canción "Block rockin’ beats" en 1998. No era propiamente rock, porque la base era electrónica. Ni tampoco propiamente instrumental, porque había voz humana. Consecuencias de pasar por alto los estilos. Igual lo fueron a retirar.

- Su último disco es de hace dos años. ¿Están haciendo otro?

- Sí, trabajamos cada día. Hemos estado escribiendo melodías: bajos fuertes, grandes voces, diferentes estilos. Música electrónica, rock y música techno, dice Simons, y resume todo sin mayor modestia en una palabra: grandioso. Saldrá en 2005.

- ¿Qué te ha gustado últimamente de lo que has oído?

- Lo último de Richie Hawtin - dice, en alusión al músico inglés también conocido como Plastikman- . Suena bien.

- Plastikman tocó hace poco en Londres con un amigo chileno, Ricardo Villalobos.

- Sí, estuvo ahí y tocaron juntos. Me perdí su disco ("Alcachofa", de Villalobos), pero me gustó su música igualmente. ¿Es chileno? No sabía. Fue bueno ir, y estoy ansioso por verlos de nuevo - dice. Este superstar DJ también está atento a las nuevas escenas como la chilena en Europa.


The Chemical Brothers, Justin Robertson, James Holdroy y DJ Falcon.
Domingo, 16 hrs. Estadio San Carlos de Apoquindo, Camino Las Flores 13.000. $18.000, VIP $35.000. www.ticketmaster.cl (6902000).

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