Íñigo Díaz
Una auditora del jazz llegaba a Santiago luego de una residencia en Washington DC en pleno invierno. Al parecer le quedó gustando, porque no sólo dijo "comenzó el invierno, cabros. Ahora a escuchar jazz bajo techo", sino que se lo trajo desde Estados Unidos: a los dos días cayó la primera violenta lluvia del año y bajó la temperatura de una sola vez. Entonces toda su troupe partió bien abrigada a escuchar al maestro del saxofón Mickey Mardones, solista histórico, que se presentaba en la primera de sus cuatro fechas en el ciclo "Living jazz", del Centro Cultural Alameda.
Mardones comenzó su historia en la oficina salitrera de María Elena, integrando la orquesta bailable de Manuel Robles en... ¡1945! Tenía 17 años y ya lo deslumbraban solistas del swing como Coleman Hawkins, Lester Young o Ben Webster, más todo el repertorio clásico de la música afrocubana. Hoy acaba de cumplir los 77 y no echa pie atrás. "Esto recién comienza" diría Mardones en una entrevista, feliz de tocar con sidemen que podrían ser sus nietos. La noche del debut de su microtemporada se presentó con un trío de soporte con Gabriel Feller (guitarra), Daniel Navarrete (contrabajo) y Nicolás Ríos (batería). ¿El repertorio?, el que maneja al revés y al derecho y por el cual ha logrado la categoría que hoy tiene en la historia del jazz chileno: puro swing.
"Esto es música para su yate", comenta otra habitué de "Living jazz". "Es un agrado poder seguir la melodía de las piezas", dice su amigo, quien agradece de paso que el saxofón sea tocado líricamente, de una manera muy distinta a como lo hacen prácticamente todos los nuevos saxofonistas modernos en Chile. Mickey Mardones va calentando los motores poco a poco. Su timidez se nota a yardas: nunca habla con el público, apenas susurra unas instrucciones al trío de la casa, se pone muy nervioso cuando el cantante Rodrigo González lo entrevista abiertamente en el intermedio de los sets. Pero Mardones está ahí, clavado al piso y enchufado al saxo (esta vez eligió el tenor, porque su instrumento histórico es el alto, además de tocar indistintamente el soprano y el clarinete). Se le ve como siempre, con la efigie del ratón Mickey como amuleto pendiendo desde la solapa. Toca durante dos horas muy plásticamente. Claro, Mardones no es Charlie Parker, pero también tiene lo suyo. Hace más hermoso lo que ya es hermoso, y entra y sale de las melodías como si siempre las hubiera tocado. Lógico: siempre las ha tocado.
"Esto recién comienza". Una declaración de principios de quien vive a fondo y para que la escuche quien de pronto no tenga demasiado por que jugarse. Mickey Mardones tiene 77 años y entrará a grabar su primer disco muy prontamente. Una muestra de todo lo que se puede llegar a lograr en el atardecer de la vida. Sígalo viendo tocar swing los dos martes que restan de marzo (22 y 29) en Alameda 139, a las 22:30. Un lujito.
