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A paso erguido 10/4/2005

14 de Abril de 2005 | 12:21 |
Marcelo Contreras

Con apenas dos años como festival electrónico, Southfest es una marca que se confirma. Aunque el cartel de esta segunda versión, que se apoderó de la estación Mapocho desde la tarde del viernes hasta la madrugada del sábado, era levemente menor en número y, quizás, malicia, las condiciones que distinguieron al evento el año pasado se repitieron idénticas.

Primero el sonido, que con la excepción de algunas saturaciones que afectaron pasajes del set entre DJ Sasha y John Digweed, fue espléndido y, claro, una nueva duda con el centenario recinto. ¿Por qué hace una semana en el mismo lugar Placebo fue un borbotón ininteligible, mientras Faithless (una macrobanda electrónica) definió potente y nítido cada uno de sus instrumentos? Lo palpable es que el Southfest controla la acústica de la estación y no al contrario. Al nivel del audio, las luces, cómplices perfectos, por ejemplo, en el remate de Faithless. Un bombardeo sonoro bajo la batuta de Maxi Jazz. Luego, el arribo de Sasha y Digweed, si bien no provocó una combustión a la altura de los prestigios respectivos, movió a todos los asistentes bajo la insistencia de un beat efectivo, pero carente de sorpresas.
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