Marcelo Contreras
El prejuicio y la prueba. El dictamen previo apuntaba a que Air Supply 2005 debía ser decepcionante. Cuestión de tiempo. Demasiados años han pasado desde que Russell Hitchcock y Graham Russell facturaban una balada con irremediable destino de hit. Miércoles por la noche, carpa repleta de San Carlos de Apoquindo, un par de temas y el audio del concierto es mediocre, como el de una radio FM de parrilla ochentera mal sintonizada. Pero de pronto "Even the nights are better", pequeño clásico del dúo, aterriza en versión recargada, con giro fugaz al rock. La ecuación arroja una power ballad, de aquellas con póliza de conquista en una fiesta de los 80. Y así. "Goodbye", "Sweet dreams", "The one that you love", "Lost in love" y "All out of love", todos puntos cúlmines en el breve reinado de Air Supply (que no superó 1985), asumieron versiones con pasión renovada, nuevos tintes y quiebres.
El paso del tiempo sólo imprimió en Russell Hitchcock la muletilla de la pausa en el fraseo (para recobrar rápido aliento), como también le dio cierta gracia a Graham Russell, que en sus monólogos entre tema y tema ridiculizó ex profeso al amor. Un clásico ochentero que todavía sabe de competencia y dignidad.
