Gilberto Ponce
La temporada del Centro de Extensión Domingo Santa Cruz de la Universidad de Chile, ha entregado dos memorables espectáculos al público de Santiago. A la excelente presentación de la ópera Tosca de las semanas anteriores, se agrega ahora esta "Gala Lírica", que nos permitió aquilatar el gran momento de dos jóvenes cantantes chilenas junto a una sorprendente Orquesta Sinfónica en el más alto nivel.
Si hay algo que caracterizó esta presentación, fue el buen gusto de cada uno de sus detalles. Por ejemplo las limpias entradas o salidas de solistas y coro, una progresión dramática que sigue un arco que va desde el coro "Boca Chiusa" de Madama Butterfly, del comienzo, hasta el hermoso e igualmente piano dúo "de las Flores" de la ópera "Lakmé" de Delibes, con que concluyó.
Toda una novedad, pues no se buscó un final grandioso en lo sonoro. La fuerza estuvo en la belleza dramática de ese piano que se esfuma.
Un público atento descubrió el sentido de la apuesta y lo agradeció con ruidosos y largos aplausos, ovacionando además a Del Pino y su Orquesta Sinfónica.
La afinidad de los cantantes con ciertos géneros, les lleva a resultados de gran nivel, donde es reconocible la comodidad en que estos se desenvuelven, es el caso de Patricia Cifuentes soprano y Evelyn Ramírez contralto, quienes tuvieron oportunidad de mostrar toda la gama de cualidades que poseen.
Grandes y hermosas voces, una notable musicalidad e histrionismo, saber encarar los textos muy variados de esta presentación, fraseos inteligentes, notable manejo del "fiato" y una afinación cercana a la perfección (función del sábado 16).
Las reflexiones como cautiva de Isabella, la protagonista de "La Italiana en Argel" de Rossini, nos hizo conocer en dominio de coloraturas y manejo de la respiración de Evelyn Ramírez, en un interesante desarrollo del personaje.
Un desafío para las sopranos, son las arias de "Lucia de Lammermoor" de Donizetti, por las exigencias de tesitura y expresividad, Patricia Cifuentes demostró las excelentes condiciones que tiene para adentrarse en este repertorio.
Mágico fue el momento del Aria de "Polina" de "La Dama de Picas" de Tchaikovsky, cantado muy bellamente por Ramírez, acompañada espléndidamente por Luis Alberto Latorre en piano.
Incorporando a la Camerata Vocal, la primera parte finalizó con el emblemático Vals de la ópera "Eugenio Onegin" también de Tchaikovsky. En una excelente solución el coro ingresó desde la platea, ocupando lugar delante de la orquesta, lo que privilegió su audición. Las excelentes voces del grupo dirigido por Juan Pablo Villarroel respondieron de la mejor forma a la parte más contundente de su presentación, cuestión corroborada en los otros fragmentos concertados.
Por lo popular, muchas veces la interpretación de la "Polka de la Cacería" de Johann Strauss, se hace a la ligera. Aquí la orquesta dio muestras de su profesionalismo en una versión cuidadosa en los tempi y dinámica, sin faltar la dosis de humor. Un gran logro de David del Pino.
La polka sirvió de aperitivo a dos arias del no siempre bien evaluado "Murciélago" del mismo Strauss. Los valores musicales de ambas quedaron en evidencia con el aria del Conde Orlofsky, a cargo de Evelyn Ramírez, quien transmitió toda la fina ironía en una impecable interpretación.
Patricia Cifuentes se desdobló para cantar el personaje de "Adele" del mismo Murciélago, rol que le viene perfectamente en lo vocal y en lo histriónico.
La parte francesa comenzó con la "Barcarola", el hermoso dúo con coro de los "Cuentos de Hoffmann" de Offenbach, interpretado en forma muy ajustada al carácter de la obra.
La fuerza y presencia escénica de Evelyn Ramírez quedaron fuera de duda, con las partes de "Carmen" de Bizet, la "Seguidilla" y la "Habanera", que cautivaron no solo al público, pues hizo lo mismo con los concertinos de la orquesta, perdonándosele algunos deslices de afinación.
El aria de las joyas de "Fausto" de Gounod, confirmó las cualidades de Patricia Cifuentes, pero aún quedaba una "joyita". Ambas realizaron una excelente interpretación del dúo de las Flores de la ópera "Lakmé" de Delibes, mezclando sutileza con sensualidad, para terminar en el pianísimo desde fuera del escenario.
Largas ovaciones para dos cantantes de gran proyección, no sólo en Chile, que hicieron todo el programa con un gusto que incluyó cambios de vestidos según el carácter de la obra, pero por sobre todo con gran musicalidad, contando para ello con la Orquesta Sinfónica de gran cometido y un director David del Pino, que sigue mostrando su gran calidad y versatilidad.
