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Los Ángeles (y demonios) de Lucybell 24/6/2005

24 de Junio de 2005 | 00:00 |
Claudio Valenzuela anuncia sus nuevos planes: "Tenemos ganas de grabar canciones en inglés".

Texto y fotos Ernesto Garratt Viñes, enviado especial a Los Ángeles, EE.UU.

"Claramente no andamos vestidos para la playa", comenta risueño Claudio Valenzuela, vocalista de Lucybell. Eduardo Caces, bajista, coincide sobre el atuendo de la banda a metros del muelle de Santa Mónica, en la costa oeste de Estados Unidos.

Los pantalones largos de Valenzuela, Caces y José Miguel Foncea, el nuevo integrante del grupo y quien reemplazó en tiempo récord al baterista Francisco González, no combinan bien con los trajes de baño de quienes corren, patinan o andan en bicicleta a su alrededor.

"Ya, actitud rockera", asume Caces bajo unas palmeras, frente a la cámara y Lucybell queda dentro de cuadro. Y de esta postal no piensan moverse por un buen rato. Saben las oportunidades que les puede dar esta tierra a la que llegaron hace tres años para internacionalizar su carrera. Tras la partida de González, los Lucybell sólo miran hacia adelante.

"Hay dolor al ver que un compañero que viene del principio se aleja. Teníamos un camino súper trazado durante todo este tiempo y planes que ahora se estaban cumpliendo", comenta Valenzuela. Uno de los proyectos a los que se refiere es la gira norteamericana que los tiene mostrando su última placa, Lúmina. "Acabamos de llegar de México, donde nos presentamos en el Club 21 (escenario de estrellas como Jaguares y James Brown) frente a tres mil personas", cuenta.

El show de Club 21, el 28 de mayo, fue la primera vez en que Foncea estuvo al frente del público como un Lucybell más. "Estábamos con bastantes nervios", recuerda Caces sobre el crucial momento. "En todo caso, eran de esos nervios positivos que te dan la energía necesaria para parar la olla", dice.

Hace un año habían tocado en el mismo lugar ante la mitad de la audiencia, por eso este lleno total no le vino mal a la banda. "Estábamos sorprendidos, pero fue grato con todo lo que ha pasado", comenta el bajista. Porque si hay algo que ellos siempre han tenido claro, es que Lucybell sigue. A pesar de todo. "Nosotros nos aferramos a las canciones no más. Ahí está todo", dice.

Pajarito nuevo

El nuevo percusionista tuvo cuatro días para preparar 22 temas y aferrarse a las canciones. "Me llamaron un miércoles y el jueves ya estaba viajando a Los Ángeles", cuenta Foncea sobre su rapidísimo reclutamiento. "En el Club 21 se me quitaron al tiro los nervios con el primer tema", dice. Abrieron con "Sálvame la vida". "Ese fue el primer tema de Lucybell que me aprendí en la vida. Así que tenía mucho que ver", recuerda Cote, cuyo paso por De Kiruza y Dracma nunca impidió coqueteos musicales con Lucybell. "Con los chicos - y apunta a Claudio y Francisco- nos hemos afiatado súper bien. Yo no tuve duda porque desde antes había una afinidad musical, nos conocíamos, habíamos tocado juntos".

Cote se define como un tipo musicalmente inquieto. "Me gusta ensayar, componer, tocar en vivo. Todo lo que significa estar una banda de rock", añade. Su antecesor también demostró inquietudes: firma un par de composiciones del último disco, algo inédito en una banda donde el peso autoral descansa en los hombros de Valenzuela.

"Claro, Francisco llevó sus ideas al estudio", rememora el vocalista. "Nos gustaron y las empezamos a trabajar y las tocábamos en el recital que había. Fue un proceso súper natural". Y Caces apoya: "En Lucybell siempre hay libertad creativa. O sea, si el baterista quiere tocar guitarra, nadie lo va a mirar raro porque lo hace". Valenzuela cuenta que junto al nuevo integrante, han hecho un par de jam sessions que los han dejado satisfechos: "Han salido canciones nuevas y no sé, queremos hacer pronto el nuevo disco. No sé si será más pop, más melódicamente pop. Hay una nueva energía y eso se traduce en una renovación energética y musical. Lúmina fue grabado hace un par de años y creemos que es un buen momento para trabajar en cosas nuevas". Crucial momento entonces al que se suma otro factor: su negociación con Warner Chile, sello con el cual se acaba su contrato este año. "Estamos viendo las mejores posibilidades para el próximo disco", dicen relajados, tomando café y mirando el Pacífico desde un ventanal del hotel.

El cielo de Los Ángeles

Claudio y Cote, el nuevo del barrio, viven en un hotel de Hollywood, y Caces tiene residencia cerca de ellos, a 15 minutos en auto. "Los Ángeles es una ciudad enorme, con 20 millones de personas y después de tres años obvio que ya nos ubicamos", dice Valenzuela sobre su poder de orientación geográfica en una urbe repleta de autopistas y cuya calidad de epicentro rockero la hace vital para los planes expansivos de la banda chilena.

"Esta es una especie de base de operaciones desde donde viajamos los fines de semana a tocar a diferentes ciudades", detalla el líder acerca del modus operandi de la gira que los lleva a escenarios de San Diego ("fuimos los primeros latinos en tocar antes de un partido de baseball de las Ligas Mayores"), Tijuana, de nuevo Los Ángeles (Roxy), Denver, Chicago, Nueva York, México, Miami y Puerto Rico.

"No vamos a Puerto Rico hace un año", informa Caces. "La última vez fueron a vernos dos mil personas". Y Valenzuela subraya: "Se está dando una cosa grande en México: nos están reconociendo en la calle y no necesariamente especialistas en música. Es un fenómeno que va desde el guardia del aeropuerto hasta el seguidor. Cuando regresemos vamos a tocar en un escenario más grande".

La agenda con la prensa tampoco decae. Después de esta entrevista, el trío tiene una sesión de fotos con una revista de Los Ángeles y este año su imagen corporativa se ha asentado en programas locales de TV, radios y revistas especializadas. En todo caso, hay tradiciones que no pierden: "Hicimos un asadito para celebrar el cumpleaños de Claudio hace unas semanas", agrega y el aludido detalla: "Claro, siempre que podemos nos juntamos a comer asado entre nosotros y con el staff de la banda, que incluye señoras, perros, todo el mundo".

Se habla español

Después de tres años en Estados Unidos, los músicos también le han dado vueltas al público angloparlante. "Tenemos súper claro que cuando tocamos en Estados Unidos la mayoría de la gente es latina", comenta Valenzuela. "Pero un 20 ó 30 por ciento son angloparlantes. Tenemos ganas de grabar algunas canciones en inglés en nuestro próximo disco. Puede ser que hagamos versiones bilingües, inglés y español, de un mismo tema".

"No nos cerramos a esa posibilidad. No creemos en falsos chauvinismos, eso de que porque somos latinos sólo tenemos que cantar en español", sigue Valenzuela. "Para los angloparlantes, los latinos tenemos una sensibilidad distinta y cuando la traduces al inglés ellos se sorprenden un montón".

Lucybell cierra filas en sus proyectos. Pero el tema sale de nuevo: ¿qué tan asumida está la partida de González? "Es un remezón. Obvio", dice el vocalista. "Pero los remezones son buenos. Hay que asumir los cambios con inteligencia. No es el fin del mundo... porque en realidad no es el fin del mundo", concreta. La historia de la banda ha tenido partidas traumáticas, como la de Marcelo Muñoz y Gabriel Vigliensoni y ahora, Francisco: todos fundadores. "Hemos mantenido el contacto con él", informa Caces sobre la relación con el ex baterista de la banda. "Pero no podemos hablar por teléfono todo el día. Aunque sí hemos hablado por mail y las relaciones siguen cordiales como antes. La vida es un poco así", dice Valenzuela. "Hay que avanzar. Lo que no te mata te hace más fuerte y Lucybell es un grupo porfiado. Porfiado y valiente". "¿Caliente?", pregunta en broma Caces para romper la solemnidad. "No, poh, valiente", dice Valenzuela y sentencia en perfecto español: "Señores, hay Lucybell para rato".

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