Íñigo Díaz
Ernesto Jodos había anunciado que para iniciar cada uno de los sets musicales tocaría una improvisación a piano solo. También adelantó que la idea le aburría un tanto y que tras desplazarse por las 88 teclas por algunos minutos, ya estaría pensando en lo mejor, en lo que venía a continuación: el jazz en tres dimensiones. Una vez, Luis Alberto Spinetta opinaba que, como en el jazz, el sexo "siempre es mejor cuando hay más de uno" (en ese momento tocaba su canción "Sexo", únicamente con una guitarra). Pero en el jazz el trío no es considerado una audacia sino una necesidad primordial.
Jodos llegó desde Buenos Aires para presentarse como estrella invitada en las celebraciones del segundo año activo del club Thelonious (un espacio prácticamente sin rival en cuanto a programación abierta, propuestas diversas y permanencia en el tiempo). Traía bajo el brazo su último trabajo, Perspectiva (2005) y un montón de nuevas ideas para poner en el piano. Llegó solo y conoció a los sidemen horas antes de su primer show. El contrabajista Nelson Arriagada y el baterista Félix Lecaros se pusieron a sus órdenes con la lógica del lenguaje universal del swing como motor y unas cuantas partituras como señales para sumarse a la música escrita por Jodos en Buenos Aires.
Fueron dos de los mejores espectáculos de jazz en trío que se hayan escuchado en mucho tiempo en nuestros escenarios. Algunos auditores, más preocupados por engullir, se perdieron en la noche del palabreo. Pero otra facción compuesta por una buena cantidad de melómanos y músicos de jazz sub-25, puso la mirada fija en su piano y en la comunicación entre los tres vértices del triángulo llamado "Ernesto Jodos Trío". El grupo tomó prestadas algunas piezas universales, se elevó tocando a Coltrane y jugueteó con la música de Monk, pero siempre hubo tiempo y espacios vitales para la puesta en marcha de música porteña. Hasta una bella armonización de "Ella también" (original del Spinetta versión 1980) abrió unos de estos sets con elegancia e imaginación. Lástima que esa noche no estuviera Germán Martínez —el fotógrafo de la revista Jazz Urbano— para obturar algunas imágenes y colgar después el retrato de Jodos al piano en la colección de fotografías que hoy pueblan los muros del club Thelonious. Ernesto Jodos también debiera estar ahí.
