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Puño metálico 28/9/2005

28 de Septiembre de 2005 | 17:03 |
Marcelo Contreras

Cada vez que al metal lo declaran muerto, revive como el zombie musical que es. A casi cuatro décadas de su invención, el género encuentra en Slipknot la sangre que necesita para seguir mutando como un Frankenstein alimentado no sólo de riffs acerados, sino de otros timbres. Anoche 7.000 seguidores, todo un escuadrón adolescente enfervorizado en el velódromo del Estadio Nacional, presenció una de las más contundentes demostraciones de música extrema a las que se puede asistir hoy en día en el planeta.

Una paleta que cita desde el emblemático thrash de los 80, líneas de death y nü metal de los 90, hasta recovecos donde la electrónica siglo XXI se deforma en retorcidas melodías.

Los nueve enmascarados de Iowa, capitaneados por la brutal y versátil voz de Corey Taylor -un carismático frontman preocupado en particular de conectar con el público- simplemente arrasaron por hora y media.

La pose enfadada es una cosa y otra la que Slipknot entiende para el gesto. Con ellos no se trata de simple furia escénica, sino de una representación teatral cuidada desde las horribles máscaras que cada uno lleva, hasta el orquestado caos sónico que montan para cada tema, siempre interpretado bajo la marca de la furia y la insania.

Si las canciones del notable Vol. 3: (The subliminal verses), producido en 2004 por el legendario Rick Rubin (Slayer, Johnny Cash, Beastie Boys), causaron impresión por su rigor interpretativo, piezas como "Spit it out" y "People=shit" de sus dos discos anteriores desataron la locura del público. Un puñetazo metálico que no olvidarán y que quedará en el registro en vivo 2005.
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