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Muestra de refinamiento 15/11/2005

18 de Noviembre de 2005 | 18:45 |
Gilberto Ponce

En el Goethe Institut tuvimos oportunidad de escuchar un recital al que sólo cabe el calificativo de exquisito, por lo refinado.

Sus intérpretes fueron la soprano Magdalena Amenábar y el laudista Óscar Ohlsen, quienes demostraron estar a la altura de un programa de gran exigencia, no sólo en lo técnico, pues si esta técnica no es acompañada de una rigurosa interpretación en cuanto al estilo, todos los esfuerzos serán en vano.

Ambos son señores en su campo, tanto Magdalena Amenábar como Óscar Ohlsen han incursionado con éxito en el extranjero, por ello es que el recital que comentamos tuvo resultados del mejor nivel.

A diversas obras de William Shakespeare pertenecen los textos musicalizados por genios del período isabelino. Cada una de las obras respeta al máximo la palabra, de manera que la interpretación debe ajustarse a este concepto para no perder su esencia.

Éste fue uno de los logros de la tarde, pues a la intencionalidad textual se agregó un sutil juego dramático-escénico por parte de Magdalena Amenábar, que terminó por cerrar el arco expresivo de las obras.

Si a lo anterior agregamos la sobria y elegante ambientación, donde no faltaron las imágenes, nos encontramos ante un programa refinado y ofrecido en el mejor nivel.

La justa digitación, los fraseos y la intencionalidad musical de Ohlsen complementaron el trabajo de la soprano, en diálogos perfectamente afiatados.

Sus solos fueron de impecable factura. No podemos dejar de señalar su interpretación de la "Pavana Lachrimae" de John Dowland y el famoso anónimo "Greensleaves".

La interpretación de la soprano nos llevó por cándidos sentimientos amorosos, pasó por la más grande melancolía, y también llegó al dolor más profundo, sin desconocer ciertos guiños a la ironía.

En una interpretación del mejor nivel resulta difícil encontrar los mejores momentos, pero señalaremos: la frescura irónica de "Where the bee sucks" de Robert Jonson, perteneciente a La tempestad; el sentido del drama para "Willow song", anónimo perteneciente a Otelo; la manera en que fue resuelta la complejidad de "Dafne", otro anónimo para un texto de Troilo y Crésida; la contenida expresión de "Tell me no more" de John Blow; el dolor de "Flow my tears" de Dowland; o bien "Dr. Faustus", sobre un texto de Marlowe, acompañado de percusión por la propia soprano; y el estupendo final con "It was a lover and his lass" de chispeante júbilo, que pertenece a Como gustéis y con música de Thomas Morley.

Un concierto que prestigia a sus intérpretes, por la seriedad de un trabajo para una música exquisita, y no siempre bien valorada.
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