Paulina Toro
Se trataba de Creamfields, el festival que combina electrónica y fiesta en una noche. Siete horas de show, cinco escenarios, 30 DJs y gente VIP.
Pero The Prodigy, el trío estrella del evento que el viernes reunió a unas 12 mil personas en Ciudad Empresarial, rompió toda esa actitud de gente fashion. Liam Howlett, Maxim Reality y Keith Flint siempre han sido desbocados. Les gusta el ruido, el garabato y la música a volumen mil. Son mucho más punk que electrónicos. Hacen una histérica mezcla entre máquinas, guitarras, batería y gargantas. Y los méritos de vocalista energético son exclusivos del moreno Maxim, porque Flint, el rubio, ya casi no canta. Es más, esa noche, su rol era similar al de un gogo dancer desatado.
Una hora y 30 minutos duró el potente show, que hizo explotar euforia con "Wake the fuck up" o "Back to school". El azote perfecto para alterar una fiesta donde todo es burbuja fluorescente, aroma limón y diversión.
