De la mano de Álvaro Henríquez, el cantante recupera un sorprendente ADN rockero puesto en su nuevo disco,
Corazón loco, y lanza una crítica. "La TV es fundamental. Y ojalá no fuera así".
David Ponce
Una coincidencia y una diferencia sirven para distinguir a José Alfredo Fuentes y Álvaro Henríquez como hombres de generaciones diferentes. Le gusta el mismo éxito del grupo estadounidense Blood, Sweat & Tears, pero lo llaman distinto. Henríquez habla de "Spinning wheel", fiel al título original, y Pollo Fuentes, que es una época en la que los títulos de las canciones en inglés eran traducidos para ponerlos en un disco y pasarlos por la radio en Chile, la llama "La rueca".
Esa canción fue, además, un punto de partida común. Fuentes la grabó hace 35 años en su disco
En vivo en el Astor (1970), Henríquez la descubrió en una copia del viejo long play en el persa y a partir de ese hallazgo ambos crearon
Corazón loco, el nuevo disco de Pollo Fuentes producido por Álvaro Henríquez. Algunas canciones fueron elegidas por el cantante: "Te seguiré queriendo", de Los Hermanos Arriagada, "Corazón loco", éxito de Bebo & Cigala, "Decepción", del propio Fuentes. Y otras son votos del productor: las originales "Hospital", "Mujer enamorada", "Volver a creer" y "Calderero", el tango "Mala suerte", la canción "Ahora no", de Juan Gabriel, "Spinning wheel" y "Esa noche", de Café Tacuba, grabada con los propios integrantes del grupo mexicano a su paso por la reciente Yein Fonda en septiembre.
"Aprovechamos cuando estaban aquí, y el último día partieron al estudio en la mañana y me acompañaron", dice Fuentes.
–Es un disco bien compartido entre dos caracteres fuertes.
"Exactamente, sin dejar al Pollo Fuentes tradicional de lado para este país que es tan conservador. Yo sé que la gente joven, hasta cuarenta años, lo va a aceptar y le va a gustar. Pero a los más grandes tengo miedo de que les cueste un poco más, porque están esperando que cante "Dirladadá", "Te perdí". La gente se queda pegada, aquí en Chile. Lo curioso es que aceptan que haya un Mick Jagger, un Tom Jones, gente que viene de otros lados y que se renueva. Pero yo lo he visto en el "Rojo VIP". La gente quiere que Buddy Richard cante siempre "Mentira" y que Luis Dimas cante "Caprichito". ¿Y por qué Buddy no podría cantarse un rock de otro gallo, una canción de los Beatles? Lucho Dimas tiene una capacidad vocal para cantar cualquier cosa".
–Tú mismo sorprendiste al público cuando saliste cantando "Hospital" en la Yein Fonda.
"Eso fue una idea mía. Álvaro quería que partiera con otra canción y que me anunciaran y todo, y logré convencerlo, porque es bien de sus ideas él. Y fue el golazo. Fue muy bonito. O sea, me ericé. Me emocioné porque veía la cara de los cabros, todos mirándome y como queriendo tocarme… qué onda, qué bonito que, a los cincuenta y ocho años, cabros que son hijos de las mamás que me admiraron alguna vez vengan en ésa. Y eso me hizo pensar con mayor razón que tengo que dirigir las cosas para el lado de los jóvenes".
–Pero igual habías tenido experiencias en vivo en el último tiempo.
"Es importante eso, porque la gente si no te ve en televisión no sabe lo que está pasando contigo, y yo canto un par de veces al mes en diferentes lugares, en Santiago o fuera de Santiago. Pero este fervor de los jóvenes viene de hace poco tiempo. Antes era gente adulta y uno que otro chiquillo. Hoy día estoy cantando y se vienen adelante cabras de dieciocho, veinte años, que se arrodillan en el piso y empiezas a mirar y son chiquillas bien bonitas, lindas, mirando. Y es porque escucharon por sus papás, sus mamás, y porque les llama la atención este señor casi de culto, digamos, y les sorprende cantando rock y en buena. Y en la calle la actitud de la generación actual la admiro, y envidio que no haya existido en mi generación, de decirme "Grande, Pollo", "Maestro", "Ídolo", de un auto a otro.
–¿Pero eso no pasaba en tu generación, en los primeros años? ¿No era fervor?
"Plaza Italia para abajo. Hoy día Providencia, Las Condes, cabros de colegios pagados, sin número, se acercan y me cantan canciones. Están respetuoso de sus cosas, de las cosas hechas en Chile. En mi tiempo si a una chiquilla del barrio alto le gustaba el Pollo Fuentes no lo decía, o tenía un poster escondido en su pieza, no quería mezclarse. Por eso quiero hacer un recital para la gente de escasos recursos, porque ése es mi público. Ellos fueron los que pusieron al Pollo en primer lugar. Yo iba al Teatro Caupolicán y había cinco mil mujeres vestidas de amarillo, y el ochenta por ciento era popular".
Rock en el Club Hípico
Álvaro Henríquez, el baterista Patricio Salazar y José Alfredo Fuentes durante la grabación de Corazón loco. |
Un disco reciente de José Alfredo Fuentes es
Dúos, donde ya ensayó un cambio de generación. "Se abrió un poco, porque canté con Alberto Plaza, Valeria Lynch, con Dyango, con Olga Tañón…".
–Canal Magdalena…
"Canal Magdalena hizo "Te perdí". Gondwana y Canal Magdalena fueron los más tocados".
–¿Ya sospechabas que venía una revaloración?
"Claro. Primero me empezó a pasar con los grupos chilenos jóvenes. Dejo un espacio todos los domingos (en su programa en el canal Mega) para llevarlos, porque veo que no tienen dónde tocar los cabros. No importa la sintonía, no importa nada, yo los llevo igual. Y llegan allá, "¿Maestro, nos podemos sacar una foto con usted?". Entonces ya venía de los músicos y se traspasa al público".
–Álvaro Henríquez quería recuperar la parte rockera tuya. Se acordaba más que tú de ese disco en vivo en el Astor.
"Mucho más que yo. Cuando fui a su casa me lo mostró".
–¿Y tú tenías ese LP en tu disco duro?
"No. No le dí mucha importancia, no lo escucho nunca, escucho otras cosas mías, pero a él lo mató ese disco. Cuando fui a tocar a Estados Unidos en el ’69 ahí estaba pegando Blood, Sweat & Tears. Entonces llego el ’70 loco con ellos y decidí abrir el recital con "La rueca". Y esto lo descubre años después Álvaro en un persa y dice "Éste es el Pollo Fuentes. No es solamente ‘Te perdí’".
–¿Qué más grabaste en ese disco?
"Hay mix de los Beatles, hay cosas de Elvis Presley, Domenico Modugno y todo mi repertorio".
–¿Te costó sacar ese ADN rockero que tenías, o estaba latente?
"No tengo problema, siempre me gustó, desde chico. Por ejemplo la película
Al compás del reloj (
Rock around the clock, 1956), de Bill Haley y sus Cometas, donde estaban los Platters también, la debo haber visto unas nueve veces. Yo nací el 47, tenía ocho años. Y me había visto todas las de Elvis Presley en el cine Rex, en el centro, a los diez, once años. Todas, todas, todas. Y cualquier película musical allí estaba yo. Las de Fats Domino, que era un pianista. Iba en micro, me acuerdo, al cine Blanco Encalada, en la calle Blanco Encalada, cerca del Club Hípico", sonríe.
–¿Ése era el barrio tuyo?
"Claro. Iba con unos amigos y a la salida los cabros me decían,
‘Canta, Alfredo’. Y nos subíamos en la micro, en el asiento de atrás yo me iba cantando y le metía un chamullo".
–Buddy Richard también tiene un disco en el Astor.
"Buddy fue el primero. Después la Gloria Simonetti y después yo. Con Buddy somos íntimos amigos. Yo te diría que mis mejores amigos en la música son Wildo, Buddy Richard y la Gloria Simonetti".
–Ahora que mencionaste "Rojo VIP", el destino los puso en caminos distintos. Buddy Richard confía en la televisión y tú en grabar un disco con un rockero. ¿Cómo ves esas dos opciones?
"Bueno, primero lo del "Rojo VIP" yo creo que fue positivo, haya pasado lo que haya pasado, que se haya transformado en cahuín o mucha copucha, hoy día cualquier cosa que tú hagas va a terminar siempre con algo de cahuín porque es lo que está vendiendo y anda rondando. Pero los ha puesto a trabajar y económicamente ha sido importante. Y, segundo, este mismo interés de los jóvenes por conocer a estas figuras es bueno para que haya acceso a la historia de la música popular chilena. Pero yo estoy haciendo una cosa paralela que no tiene nada que ver con eso. Es el mismo Pollo Fuentes, pero mostrando una faceta de música e interpretación. Es tan válida como la otra, pero yo elegí esta. Los artistas no deben quedarse sólo en los éxitos que los hicieron famosos en los años ’60 o ’70, tienen que optar por hacer cosas nuevas. Te aseguro que Elvis Presley habría seguido grabando y adaptándose al estilo actual, como lo está haciendo Paul Anka ahora".
–O Neil Sedaka.
"Neil Sedaka, Paul Anka, una capacidad de autor espectacular. Buddy Richard, que es un autorazo: ¿por qué tiene que quedarse encasillado Buddy en "Mentira" o "Tu cariño se me va" o la "Balada de la tristeza"? Me gustaría mucho que él grabara de nuevo".
Casino
En 1979 empezó la carrera de animador de Pollo Fuentes, reclutado para ese oficio por el director de TV Gonzalo Bertrán. Hizo los programas "Nuestra hora" (dos años), el talk show "Conversando" con Don Francisco, "Éxito" (nueve años), "Venga conmigo" (diez años) y su actual espacio en Mega, en el que lleva tres años.
–Dos preguntas que tienen que ver con autocrítica. Una, ¿crees que dedicaste demasiado a la televisión y descuidaste tu lado musical?
"Así es. Y por una razón de sobrevivencia económica. De mantenerse vigente. Trabajar en televisión es fundamental. Y ojalá que no fuera así. Que la gente no dijera que no está pasando nada con fulano porque no lo ha visto en la tele, porque a lo mejor está cantando y le está yendo fantástico. Uno que ha peleado contra eso es Álvaro Henríquez. Henríquez no aparece en la tele. Vende discos, es exitoso, donde va le va bien. Pero es así. Hay que reconocer que la televisión es la fuerza. Económicamente de eso vivo y vive mi familia. Una extensa familia, no sólo mujer e hijo".
–Como bien lo has dicho en los diarios.
"Claro".
–Y la otra pregunta es sobre el tema político. En años de dictadura tampoco fuiste un artista de oposición. ¿Tienes una autocrítica respecto de eso?
"Nunca me metí en política, un poco como Don Francisco, que dice que hay que separar el trabajo artístico de la opción política. Porque influyes en la gente y puedes dividirla. Pero a mí me pasó algo bien curioso. Fui famoso en todo Chile, empecé a llenar los estadios, los gimnasios, las fans, nace el ídolo juvenil de las calcetineras, revista "Ritmo", todo, y por otro lado viene en camino la revolución social. Y estos cantantes ídolos son nefastos para una revolución social. Pero este cantante ídolo le canta al pueblo y el pueblo está con él. Los cuicos no están conmigo. Y de repente voy por la calle y veo un camión de la (Brigada) Ramona Parra, con los cascos de BRP, y me gritan "Desgraciado, capitalista", qué sé yo. Y yo soy de acá, me crié en el Club Hípico, en la Gran Avenida, el pueblo me va a ver, y soy rechazado porque soy ídolo. Entonces para mí es re jodida esa primera etapa. El Puro Chile me da el huevo de oro, varias veces. El Clarín me da con tutti. Y yo con dieciocho, diecinueve años, no entendía nada. Me hizo bastante mal, ¿ah? Por qué me agreden de esa manera".
–Porque estabas enajenando a la juventud.
"Claro, el que no cantaba canciones protesta era nefasto. Y además que hubiera ídolos tipo Beatles o americanos contravenía sus planes futuros. Entonces me vi en el medio, y me empezaron a tildar de derecha por eso, porque era rechazado por un sector de la izquierda. Cosa que siempre me dolía, porque muchos de esos que me criticaban no hacían ni el diez por ciento de lo que hacía yo para la gente que necesitaba ayuda, oreja, presencia. Se ponían un casco, peleaban, tiraban piedras, pero yo estaba al lado del compadre con necesidades, con carencias. Entonces me tenían en una disyuntiva bien complicada.
"Y después, bueno, viene el 73, y empecé a dedicarme a cantar. Y los que estábamos en ese tiempo cantando no sabíamos la realidad de las atrocidades que se estaban cometiendo. Porque si yo hubiera podido ayudar a gente lo habría hecho, hubiera buscado contactos por aquí por allá, hubiera intentado salvar a personas. Una vez me entregaron un premio, en el cerro, a mí y a otros, de la Concepción (se refiere al célebre premio juvenil entregado por Pinochet en el acto de Chacarillas en 1977), que hasta el día de hoy dicen "Los que fueron a buscar un premio", pero no participé políticamente, siempre me mantuve más bien lejano. Sabíamos que había toque de queda y esas cosas, pero no sabíamos que estaban echándose a gente, o que los tiraban al mar".
–¿Cuándo supiste?
"Por ejemplo vi personajes sospechosos que estaban muy metidos a nivel artístico. Yo estuve seis años animando los shows del Casino (de Viña), y en dos o tres oportunidades fue Pinochet con su señora a ver algún espectáculo. Me pedían que ni saludara ni hablara de nada. Pero veía a unos tipos en su entorno que no me gustaban. Porque entraban muy campeones… hay uno bien famoso que está detenido ahora…
–… que se llama Álvaro Corbalán.
"… y como que era dueño de toda la cuestión, ¿entiendes?".
–Bueno: eran dueños.
"Entonces esa cuestión me molestaba. Y nunca fui a las fiestas que hizo en su casa, y me mandaba a decir por qué no iba. Y yo presentía que eso era jabonoso, resbaloso. Me mantuve siempre bien lejano, porque estaba sospechando que era muy poderoso el hombre, entonces la cuestión no venía buena".
–Ahí sí tenías la intuición.
"Exactamente. Y no solamente la intuición de que era un tipo que a lo mejor andaba en cosas extrañas, sino que no me gustaba, me desagradaba ver… no sé, era como los tiempos del Al Capone, que llegas al Casino con cuatro o cinco gallos más al lado y entras a todas partes".
Trapero del que manda
Para octubre del próximo año José Alfredo Fuentes está planificando la celebración de sus cuarenta años de carrera, medidos desde la aparición de su primer long play,
José Alfredo Fuentes y sus amigos (1966).
"Mi idea es hacer un recital grande e invitar a un Salvatore Adamo o a un Hervé Vilard. Yo sé que si haces un mano a mano Salvatore Adamo y el Pollo Fuentes la cuestión se llena. Además me interesa demostrar lo que puedo hacer no sólo como intérprete sino también como autor", dice, y toma como ejemplo la canción que compuso para
Corazón loco, "Decepción".
"La canción es pero dolorosa. Terrible. La hice hace… cuatro meses, cinco meses. Y me salió en veinte minutos. Esa cuestión que agarras la guitarra, empiezas a escribir, chuta, pá, pá, pá, ideas. Estaba con mi hijo y él me trajo la grabadora. Y la hice en un rato. Tiene harto que ver conmigo, ¿ah? De este tipo que ha sido buena gente, complaciente, y en la canción digo "putas".
Putas, de qué sirvió,
putas que tengo pena, puta que estoy dolido".
–… como exclamación.
"Claro. Porque no podía decir "chitas" ni "por Dios" ni "ayayay". Me salió así:
putas que tengo pena, puta que estoy dolido", dice, con la voz extra trémula. "Esta canción es lo más personal, desgarrador. Porque yo he escrito otras canciones de amor, "Cómo me faltas tú", pero personal, ya la cosa más íntima, y no hablo de intimidad de pareja, lo que siento a estas alturas de la vida es que la gente a veces no te paga con la misma moneda y de da vuelta la espalda.
"Hay frases muy bonitas que me pregunto cómo se me ocurrieron. Cómo puedo hablar de que soy un limón sin jugo. Un premio en la bodega. Trapero del que manda. Amante sin dinero", enumera. "Trapero del que manda, por qué: porque yo tengo una carrera paralela que es la televisión. Y en ella soy el trapero del que manda, porque a mí me gusta cantar, pero el que manda es el que me permite tener esta casa, que mi mujer viva espectacular, que mis hijos hayan estudiado en EE.UU., tener un buen pasar. Para eso tengo que estar con el compadre que me pasa el trapero y no hacer lo que yo quisiera".
–¿Eso es lo que sientes de la televisión realmente?
"No de la televisión, sino del que te da trabajo en el fondo. Oye, no estoy hablando de injusticia social, a mí me pagan bien, me hago valorar por lo que me tienen que pagar. Pero a mí me gusta cantar. Y no puedo cantar porque tengo que ganar plata. Entonces me tengo que someter a ser trapero del que manda. Sin que esto sea peyorativo".
–Es bien transparente la canción. Como si no tuvieras pudor de decirlo.
"Ninguno", dice, y cita un verso más sentimental. ""Me borré amándola en silencio": sí, hay una persona con la que me cegué amándola en silencio. Es autobiográfica absolutamente".
–Eso explica las entrevistas que has dado hablando de temas conyugales y eso.
"Es una necesidad".
–¿En serio?
"Es una necesidad para cerrar un ciclo".
–¿No es que luego te preguntes cómo saliste hablando de eso en el diario?
"No. Eso fue un acuerdo con Isabel (su ex mujer), además. Porque a ella la siguen llamando hasta el día de hoy de programas de televisión, de diarios, de revistas, para seguir abriendo esta herida después de seis años de separados. Entonces es latero que si va a la peluquería o en el supermercado o las amigas, que a veces son buenas amigas y otras no tanto, le dicen si vio la última entrevista".
–Pero la solución para eso ¿es dar una nueva entrevista para hablar de lo mismo?
"Dijimos: cerremos esta cuestión y no hablemos más del asunto, ni entre los dos… Vive tu vida libre, déjame vivir mi vida libre y tratemos de que esto no salga más. Entonces cuál es la solución: voy a decir públicamente que fui infiel. Ni siquiera me lo preguntaron. Pero con esto quiero cerrar el círculo y no quiero volver a hablar del tema: es lo que dije al diario y lo que dije después a las personas que me han querido entrevistar para esto".
–¿Y funciona? ¿Puedes clausurar por tu voluntad algo en lo que algunos periodistas están interesados?
"No es seguro, pero tienes la posibilidad de decir que ya dijiste lo último".
–¿Y qué otros planes tienes como parte de los cuarenta años que vas a cumplir?
"Quiero hacer otro disco previo al recital de octubre, para que no se pierda este vuelo que va a agarrar el Pollo Fuentes cantor… Fíjate que yo digo cantor y no cantante. Me gusta más. Lo siento más ligado al intérprete, al oficio, a Gardel, a los tipos que cantan con el alma".