Obra "Autorretrato" de la retrospectiva de Paul Cézanne exhibida en el Museo de Arte de Filadelfia, EEUU. |
PARIS- Pintó 80 veces el monte Sainte-Victoire de su amada Provenza y numerosas naturalezas muertas con manzanas. Sus cuadros actualmente figuran entre los más cotizados del mundo: Paul Cézanne, muerto hace cien años, fue el padre de la pintura moderna.
"Cézanne es el padre de todos nosotros", dijo de él Picasso. Ese 'todos' incluía a los pintores del fauvismo, del cubismo y de la abstracción, cada uno de los cuales, a principios del siglo XX, "sistematizó una dirección tomada por Cézanne", afirmó Denis Coutagne, director del Museo Granet de Aix-en-Provence, ubicado al sur de Francia.
Cézanne "hace la síntesis de una pintura que ellos van a explorar más tarde. Es el padre, y a la vez el hijo, de la pintura moderna", agregó Coutagne, comisario francés de la exposición "Cézanne en Provenza" presentada en Washington (29 de enero-7 de mayo) en el marco de las celebraciones organizadas en ocasión del centenario de la muerte del artista.
Vida y obra
Paul Cézanne nació el 19 de enero de 1839 en Aix-en-Provence. Su padre lo destinaba a ser banquero o abogado. El eligió la pintura. Después de estudiar en la escuela local de dibujo, el joven Cézanne se trasladó a París, siguiendo los consejos del escritor Emile Zola, su amigo de infancia.
En la capital el artista frecuentaba el taller del pintor Suisse, donde conoció a Pizarro. Sin éxito, intentó dos veces, ser admitido en la escuela de Bellas Artes, para finalmente exponer en el Salón de los Rechazados.
Ésta fue su primera época, la que se basó en una pintura pesada y densa, "pero muy rápidamente controlada", afirmó Coutagne.
En los años 70, Cézanne "vive la aventura impresionista", agregó Sylvie Patin, comisaria de la exposición Cézanne-Pissarro, organizada en el museo parisino de Orsay (28 de febrero-28 de mayo). Cézanne junto a Pisarro, 'el humilde y colosal Pissarro' como el mismo artista lo definió, aclaró su paleta y trabajó "el motivo", en plena naturaleza.
Admirado por los pintores, pero rechazado por la crítica, la que en la época desaconsejó a las mujeres embarazadas a contemplar sus cuadros para evitar que el niño "no contrajera la fiebre amarilla", el artista regresó a su Aix natal en 1876, alternando posteriormente las estadías en Provenza y en París.
"Cézanne no sientió deseos de viajar". Fue un campesino, culto, pero campesino. Volvió a su tierra, porque amaba a la Provenza, que le aportó la fuerza de su luz que recorta las formas. Su mar es plano, terroso. Es materia. Cézanne pinta la materia, hace entrar la realidad en la pintura", dijo Coutagne.
En Estaque, el artista pintó "Techos rojos contra un mar azul". Trabajó en la relación forma-color y compuso naturalezas muertas. "Cuando Cézanne pinta una manzana, no pinta el exterior de la manzana, pinta la manzana con su carne, pinta su diálogo con las otras manzanas, su lugar en la composición", señaló Coutagne.
Cuando sus mesas se inclinan, "es un cambio de perspectiva, anuncia el cubismo. Ve el objeto de manera intelectual, pasamos de 'Les Baigneuses' a 'Les Demoiselles d’Avignon'" de Picasso, recalcó Patin.
En 1899 Cézanne se instaló definitivamente en Aix. Su pintura se sintetiza y reincide en los temas célebres como "Las Bañistas" y "El monte Sainte-Victoire".
El 15 de octubre de 1906, el artista cayó enfermo tras ser sorprendido por una tormenta en plena naturaleza. Aquejado de una congestión pulmonar, Cézanne murió la noche del 22 de octubre de 1906.