Lee un comentario de su nuevo disco
Mario Rojas acaba de publicar su cuarto disco,
Sartén de estrellas, y aquí demuestra que es el único músico chileno capaz de hablar, por experiencia propia, de
La Negra Ester y De Kiruza, de teatro y rap, de Roberto Parra y Nano Núñez y de cueca brava y cueca chora. Que no es lo mismo, sino todo lo contrario.
David Ponce
"Se enroló con los mineros y esos rotos canalinos / y fue linda regalona del sartén en los caminos", dice un verso del eminente cuequero chileno Hernán Núñez Oyarce, que habla precisamente de la cueca y de los que la cultivan. En un punto ese verso se cruza con un libro remoto que alguna vez leyó Mario Rojas, y que no tiene nada que ver con cueca, eso sí: un libro sobre Carlos Marx.
"Sobre el Marx poeta. Y hay una frase con que Marx definió la comuna de París: dijo que había sido un asalto al cielo", explica el cantante, recordando los días en que andaba tras un título para su reciente disco. "Tengo ese verso en un montón de canciones, ‘asaltar las estrellas’, ‘siempre quise volar’... Pero ‘Asalto a las estrellas’ sonaba muy rebuscado. Entonces de repente me acordé de Nano Núñez".
Y entonces de repente salió el título:
Sartén de estrellas se llama el nuevo disco de Mario Rojas. Sartén, por asaltante, como lo canta Hernán Núñez según el coa antiguo. Aunque el diseñador del CD diseñó una sartén, pero con unos huevos fritos. Que tampoco está mal. "Son esas ambigüedades que hay", dice Rojas. "Cada cual se puede pasar la película que quiera y me parece maravilloso, en las canciones, en la literatura, cuando una frase o una palabra puede significar tantas cosas para tantas personas distintas".
"La cueca es una vanguardia"
Este es el cuarto disco que Mario Rojas graba en doce años, como parte de una experiencia que data de antes de que llegara a Chile, en 1986, después de haber vivido en Australia y Nicaragua.
Conoció a Roberto Parra en 1986 y al año siguiente estuvo en un embrionario elenco musical de
La negra Ester, antes incluso de la llegada de Andrés Pérez. Se juntó con Pedro Foncea también en 1986 y en 1988 grabó el primer disco del primer grupo de rap chileno, De Kiruza. Volvió a trabajar con una obra teatral de Roberto Parra en
El desquite (1996). Se juntó con Hernán Núñez e hizo
La cueca brava de Nano Núñez. Bitácora de Los Chileneros (2000), documental que marcó un redescubrimiento de la cueca urbana, sumado a su sitio web (www.cuecachilena.cl). Y luego de todo eso acumula los discos
Mario Rojas (1992),
Musi-cachi-lena (1997),
Folklore urbano (2002) y
Sartén de estrellas (2005). Todos bien espaciados unos de otros.
"Me demoro, debo tener unas veinte bocetos de canciones, van quedando almacenados, como novelas que nunca voy a terminar", dice, a tal punto que resolvió subir a su sitio web una de esas novelas, llamada
El éxito de Pablo Figueroa, inédita y autobiográfica. "Y decidí empezar a escribirla arriba".
-Nivel de exhibición máximo. Como un reality.
"Algo así, sí", se ríe. La falta de pudor. Literario".
-¿Y no te da para grabar un disco en tiempo real también?
"Me encantaría. El problema es que no lo terminaría jamás. Porque tengo una obsesión por modificar todo. Tengo un pudor muy fuerte de que las cosas vayan a quedar pretenciosas, que sean más de lo que verdaderamente deben ser", explica. "Yo partí mi carrera viviendo afuera, y para mí lo que estaba pasando en Chile (a fines de los ‘70) era extremadamente importante, admiraba a Eduardo Peralta, a Hugo Moraga, y por estar fuera del contexto me daba susto que pareciera que yo venía desesperado a tratar de insertarme. Por eso De Kiruza rompió muchos esquemas en el momento. Porque conocí a Pedro Foncea y él no pertenecía a ese esquema".
-De Kiruza fue cualquier cosa menos pretencioso. Ahí funcionó bien el filtro tuyo.
"Claro, era otra cuestión".
-¿Y de ahí en adelante cómo has resuelto esa puesta en guardia?
"Bueno, yo creo que eso todo lo he resuelto a través de la cueca. A pesar de que no está tan reflejado en mi música, está en una actitud, en mis juntas, en todos mis proyectos, el sitio web, el video de los Chileneros, mi relación con todos los cabros que están hoy en día (tocando). Para mí es una especie de vanguardia. De ahí tiene que nacer tarde o temprano algo muy grande. Eso me calma de no creerme el cuento en ninguna cosa que no sea el canto. Estas son canciones que tienen que ver con mi edad, con mis conflictos, sencillamente trato de que sean lo más honestas posibles. Pero en torno a la cueca siento que estoy construyendo algo fuerte, poderoso, grande, que puede cambiar algo".
-Y que es la antítesis de lo pretencioso, porque es muy real.
"Claro. Exactamente, porque me junto con los cabros, trato de aportar y sobre todo he aprendido mucho".
Hugo, Pedro y Tilo asociados
El nuevo disco de Mario Rojas tiene algunas canciones urbanas como "Pegadito a la ventana de la micro" y "Todas mis canciones", en las que hay versos que datan de su trabajo en el Ministerio de Educación entre 1995 y 1997. "Que tomo más café que decisiones, y exagero: nunca tomo decisiones", dice Rojas en una de ésas. Rapea, más bien.
"Esas especies de rapeos, en el más absoluto rigor, más que de Run-D.M.C o de cualquier cosa, tienen influencia del Aldo Parodi", dice, a propósito de uno de los actores de
El desquite. "Porque cuando yo trabajaba en
El desquite todos los días veía a Aldo Parodi y a Willy Semler que se recitaban esos parlamentos de Roberto Parra. Y estas frases rítmicas vienen de esa cuestión teatral".
-Uno podría pensar que vienen de Pedro Foncea, que es el primer rapero de Chile.
"Bueno, también habrá algo de eso. Pedro Foncea es el más talentoso en eso que hay en Chile. Se pone a rapear improvisado aquí y nos deja a todos peinados para atrás".
Foncea es parte del personal de
Sartén de estrellas, tal como el productor del disco, Sergio
Tilo González, baterista y compositor de Congreso, y junto a la cantante Magdalena Matthey, al folclorista Pedro Yáñez y al cantante Hugo Moraga, de quien Rojas grabó la canción "Estelas del destino". "Con Hugo Moraga fuimos compañeros de curso en la básica, y vecinos, de un liceo de Estación Central", recuerda.
-¿Qué te gusta de su música?
"Ah, no, me gusta todo. Yo cacho que Hugo Moraga es el mejor compositor que hay en Chile. El mejor cantautor, además. Me parece incomparable. Me sorprende que no sea la estrella del Club de Jazz de este país y que no esté tocando con los mejores jazzistas".
-¿Con Pedro Yáñez la amistad partió epistolarmente?
"Sí, por e-mail. Me ha mandado varias cuecas Pedro Yáñez y yo les he puesto música, y me mandó una cueca larga que la transformé en no sé qué, en medio candombe", sonríe. "Pedro es un purista de una tradición que se ha perdido en Chile, y es un disciplinado, toca guitarra. Y yo no soy eso, yo soy muy despelotado".
-¿Por eso fue bueno también grabar con Tilo González?
"Totalmente. Tilo sacó unas sonoridades en mi voz, por ejemplo, que yo no sabía cómo hacerlo. Una cuestión que me molesta mucho en la música popular chilena es que una gran mayoría de los grupos y cantautores están tratando de ‘sonar como’, como tal grupo en tal época. Eso siempre me ha producido pudor. Si va a sonar de alguna manera que suene como yo, y súper de verdad".
Hablando de veteranos
Además de su propio álbum, sólo este año Mario Rojas produjo los de Los Tricolores (
Los Tricolores con Daniel Muñoz), El Baucha (
De lo urbano y lo divino) y el próximo disco del grupo cuequero porteño Los Afuerinos.
-¿Qué es más difícil, producir el disco del Baucha, que tiene más de setenta años, o de Los Tricolores, que son nuevos?
"Ah, no, el Baucha absolutamente. No hay nadie que cante como él, él mismo me sugirió los músicos, porque se sentía cómodo con ellos... Realmente hay pocos tipos a su edad que canten tan bien y tan afinado. Eso es indiscutible".
-¿Y cómo te ves con los grupos nuevos? ¿Una influencia, una escuela, un padre, un hermano mayor, parte de ellos?
"Me siento parte, parte de algo que está pasando. Siento que estoy creciendo a la par con ellos. Lo que estamos construyendo es una escuela. Hay una etapa superior que es la cueca de arte grande de la que habla Fernando González Marabolí", dice, en alusión a otro patriarca de la cueca brava. "Es una cuestión incipiente, donde todavía no existen los maestros que sepan lo que es arremangar, lo que es sacar una cueca, que un cantor tiene que saberse muchos versos, que tiene que saber florear con la voz".
-Esos maestros existen, pero son muy remotos. ¿Crees que con el documental los hiciste más cercanos?
"Claro, y creo que el sitio web ha jugado un papel fundamental. El video también, y el disco de
Los Chileneros en vivo (2002) no cabe duda, porque eso fue (grabado) días, o meses, antes de que el Perico se muriera", recuerda, en alusión al pianista y guitarrista del conjunto, Raúl Lizama, conocido como Perico Chilenero.
-¿Es igual de importante haber trabajado con Nano Núñez, con El Baucha y con Roberto Parra, aunque sean de distinta estirpe?
"Es otra cosa. Realmente era más placentero, más alegre con Roberto Parra. Yo creo que lo que pasaba es que él era un antihéroe. En cada historia que contaba siempre él era el perdedor, el tipo al que le habían pegado o lo habían echado o terminaba en la calle tirado. Y en el otro caso son siempre los ganadores, es muy difícil que les hayan pegado, que les hayan sacado... no hay ninguna derrota en su discurso".
-¿Entre los cuequeros nuevos encuentras que es más fuerte la influencia de Los Chileneros o la de Roberto Parra?
"Ah, no: Los Chileneros".
-¿Por más que Los Tres hayan empezado desde antes con Roberto Parra como un referente?
"Yo entiendo lo que sucedió ahí, también. La esencia de Roberto Parra no era la cueca. Roberto Parra es fundamentalmente un músico. Un tremendo guitarrista, y también un poeta, hasta dibujaba, un tipo con una tremenda capacidad creativa, que viene de esa tribu inmensa Parra. Pero su cueca es algo que él creó, es su invento, entre la sonoridad más campesina, más chillaneja, y la temática con unas letras urbanas que él inventó. ‘El sacristán vivaracho’, ‘El chute Alberto’, ‘Los parecidos’, son cuecas creativas, picarescas, pero no se empalman con la tradición de la cueca brava, la cueca urbana. Más aún: la cueca chora, porque ése fue el nombre que patentó Roberto Parra en los ‘60 y que es la cueca de ese clan Parra en general, es un nombre duro para los cuequeros de esa época".
-¿Por qué?
"De hecho, en mi video, el Perico dice ‘esta cueca no es
achorá. Es
acarambolá’, y denomina un montón de cosas para establecer la diferencia. Para que no se vaya alguien a pensar que la cueca es chora".
-Y Nano Núñez dice que choros son los que andan choreando...
"Claro. Eso es porque pasó eso en los ‘60. Entonces el Álvaro Henríquez lo conoció, se puso a hacer
La negra Ester y se enamoró del Roberto. Cosa que me pasó a mí también. Porque era un personaje absolutamente querible y tremendamente talentoso".
Los nuevos cuequeros según Rojas
Mario Rojas conoce de cerca a la nueva generación de la cueca brava. Así es como la ve.
Los Santiaguinos. "Son fundamentalmente mis amigos. Donde se paren a cantar van a hacer algo muy alegre, van a llenar todo. No voy a decir cueca pop", sonríe, "pero es lo más cercano".
Los Tricolores. "Son excepcionales en representar el estilo de una tradición y el sentido dionisiaco de la cueca. Tienen un compositor excepcional que es Luis Castillo. Ese disco que grabamos y en el que participó el Álvaro (Henríquez) es como si hubiera sido un encuentro en la Viseca (punto de encuentro cuequero en la Estación Central) hace cincuenta años".
Los Trukeros. "Van a llevar la cueca para otro lado, interesante. Como que han revivido el concepto del canto a la rueda y juegan mucho con la improvisación. Están siempre jugando. Es lo más cercano al teatro y también es el rescate de una tradición. Son excepcionales".
Las Capitalinas. "Eso sí que es definitivamente pop. Son buenas ellas. Últimamente han derivado a mucho arreglo vocal, armónico, como Las Torcazas, han entrado en esa búsqueda".
Los Porfiados de la Cueca. "Son la locura", sonríe. "Donde los pongan son la locura".
Más información en el sitio de Mario Rojas: www.cuecachilena.cl |