NUEVA ORLEANS.- El primer carnaval de Nueva Orleans desde el huracán Katrina lució el martes un fino sentido de la ironía, seis meses después de que la tormenta provocara una catástrofe que mató a más de 1.300 personas.
Un participante del carnaval Mardi Gras se vistió como costal de arena. Otros llegaron con trajes de gusanos. Hubo disfraces hechos a partir de lonas azules como las empleadas para cubrir los tejados dañados, y un grupo de personas se vistieron como ciegos con playeras que rezaban: "Inspectores de diques".
Kevin y Marie Barre usaban overoles blancos que tenían una "X" pintada con aerosol, la cual se usa para marcar las casas en las que ya se buscaron cadáveres. "Es un recordatorio. Mucha gente que viene no comprende lo que hemos pasado", dijo Kevin Barre.
Incluso en medio de la típico libertinaje —que incluyó el consumo de alcohol hasta el amanecer, ocasionales senos al aire y disfraces exiguos en el Barrio Francés— no hubo forma de escapar a los recordatorios por lo ocurrido en la tormenta, uno de los cuales fue una multitud menor a la usual a lo largo de la ruta del desfile.
Zulu, el club (krewe) con 97 años de antigüedad en el Mardi Gras y que perdió 10 integrantes en el desastre de Katrina, desfiló entre casas que aún muestran las marcas de las aguas que inundaron el 80 por ciento de la ciudad.
Otra agrupación, Rex, el Rey del Carnaval, pasó junto a una tienda cerrada con tablas que tenía un letrero pintado con aerosol, advirtiéndole a los saqueadores que serían baleados.
"Perdí todo", dijo Andrew Hunter, de 42 años, sentado sobre su hogar en ruinas de la Avenida Jackson. "Pero ni modo. Esto nos ayuda a mantener el ánimo, y en ese aspecto todos necesitamos toda la ayuda que podamos obtener".
Una agrupación llamada el krewe de MRE se cubrió con etiquetas cafés de los alimentos listos para comer servidos a las miles de personas que se guarecieron en el estadio Superdome después de la tormenta.
El alcalde Ray Nagin, quien vestía una boina negra y un uniforme de camuflaje, representaba al general Russell Honore, el militar que condujo el primer convoy de ayuda a la ciudad.
"Ha sido absolutamente —no sé cómo describirlo— magnífico", dijo Nagin en referencia a la celebración. "Katrina causó muchas cosas negativas. Pero ha hecho algo para darle a los habitantes de Nueva Orleans un amor renovado por su ciudad".