NUEVA YORK.- La escuela de arte Juilliard, en Nueva York, recibió una valiosa colección de manuscritos y partituras musicales por parte de un donante acaudalado, según señala hoy el diario "New York Times".
Esta donación constituye una de las más importantes que un coleccionista privado haya realizado a una institución educativa, agregó el rotativo.
La colección está compuesta por 139 piezas, entre ellas partituras autografiadas, bocetos y primeras ediciones de composiciones de artistas como Brahms, Schumann, Schubert, Beethoven, Chopin, Stravinsky, Bach, Liszt, Ravel, Copland y Mozart, entre otros.
Una colección impresionante
Muchos de estos manuscritos estuvieron en manos privadas durante generaciones y representan una nueva oportunidad de estudio para expertos y profesores.
Entre ellos, se destacan el manuscrito de la Novena Sinfonía de Beethoven, el autógrafo de Mozart en las páginas de la última escena de su ópera "Las Bodas de Figaro", el boceto de Schumann para su Sinfonía número dos y manuscritos de la segunda Sinfonía y el concierto para piano número dos de Brahms.
"Es impresionante", dijo a la prensa Neal Zaslaw, un profesor de música de la Universidad Cornell, sobre la colección. Agregó que le parecía raro que los manuscritos hayan sido donados a una escuela de arte en lugar de una universidad especializada en la investigación musical.
"Pero lo más importante es que están en un lugar seguro y disponibles para su estudio", añadió.
Sala especial
El regalo es tan grande que los directores de Juilliard construirán una sala especial para los manuscritos, recolectados durante once años por el millonario Bruce Kovner, fundador del fondo de inversiones Caxton Associates y presidente de la empresa de análisis American Enterprise Institute. Asimismo es vicepresidente del Lincoln Center.
Pianista aficionado y estudiante del doctorado en ciencias políticas de Harvard -no llegó a terminarlo-, Kovner tomó clases de música en Juilliard a principios de los años 70 antes de crear su fondo de inversiones, el cual el año pasado administró más de 10.000 millones de dólares.
El empresario comenzó a coleccionar manuscritos cuando notó sus precios relativamente bajos en las subastas. "Me di cuenta que era mejor darlos a conocer al mundo, en vez de guardarlos debajo del colchón", dijo Kovner, y agregó que espera que estos trabajos inspiren a los estudiantes y profesores de música.
Kovner, quien adquirió la mayoría de las piezas de su colección en subastas, declinó darle un valor a su regalo. Sin embargo, se sabe que pagó 3,5 millones de dólares hace dos años por la partitura de la Novena de Beethoven.
Pese a su fortuna, calculada por la revista Forbes en 2.500 millones de dólares, Kovner prefiere el anonimato y se mantiene alejado de la prensa.