NUEVA YORK.- Luego de un alejamiento de los escenarios de tres meses, el más prolongado de su carrera, Plácido Domingo se puso la nariz de Cyrano de Bergerac y deleitó con su talento en la Ópera Metropolitana de Nueva York.
El tenor español de 65 años, quien tenía la tráquea inflamada, reapareció el miércoles en la noche con un fuerte desafío por delante: una primera aria endemoniada, cantada mientras libraba un duelo de espadas. Muchos en la audiencia contuvieron la respiración mientras Cyrano se batía.
Hacia el final de la obra de Franco Alfano, el público respiró aliviado mientras Cyrano fallecía en brazos de su prima y los dos se declaraban su amor.
Gran actuación
Fue una actuación memorable, salvo por deslices aislados: en un papel exigente, Domingo demostró que conserva su voz a plenitud.
Cyrano es un hombre poco atractivo, con una nariz inmensa que hace que piense que no tiene esperanzas de conquistar a una mujer con "ojos amorosos". El desdichado Cyrano escribe cartas de amor para un joven hermoso que termina casándose con ella y muere durante la guerra entre Francia y España en el siglo XVII.
Recién al final de la ópera, cuando el propio Cyrano yace en su lecho de muerte, le confiesa a su prima que fue él quien escribió las cartas conmovedoras que la sedujeron.
Ovación de pie
Domingo recibió una ovación de pie de una audiencia que se preguntaba si estaría en condiciones de sobrellevar la velada. Despejó esas dudas con una actuación brillante tanto en lo vocal como en lo interpretativo, recreando con exactitud un personaje sufrido que oculta un amor trágico.
A lo largo de su carrera, que se extiende por más de cuatro décadas, Domingo nunca estuvo más de diez días alejado de los escenarios porque pensaba que se le estropearía la voz si no cantaba frecuentemente. Esa fórmula funcionó y Domingo sigue en demanda a una edad en la que la mayoría de los tenores están retirados.
El sábado pasado Domingo cantó brevemente en una función a beneficio de Nueva Orleáns, pero persistían las dudas de que pudiese soportar una ópera de dos horas como "Cyrano".
Su última presentación en una ópera había sido en diciembre, en Los Ángeles, donde una traqueitis lo obligó a suspender a mitad de camino la función de "Parsifal", de Wagner.
Acto seguido suspendió una serie de presentaciones que tenía programadas en "Cyrano" y "Sansón y Dalila".
