Marcelo Contreras
No fue la misma postal de siempre la timbrada por Lucybell el sábado 8 en el teatro Teletón, para el estreno de su nuevo y muscular álbum Comiendo fuego. Jornada con menos cabras chicas gritonas, a cambio de más hombres que ahora se atreven a corear el material del trío desde las primeras líneas. Es un efecto concreto, producto del nuevo octanaje rock que carga para Lucybell el baterista Cote Foncea.
Tan confiada está la banda con su nuevo material, que en un hecho inédito para un estreno interpretaron completo el nuevo disco. Las estadísticas de la noche quedaron así: 1.200 asistentes, 180 minutos de concierto, 34 canciones, 3 bises y un chapuzón de Claudio Valenzuela desde el escenario al público. Es que el líder estaba emocionado. Tenía motivos. Lucybell 2006 es más consistente en directo que hace un par de años.
Continúan fieles a la pose, conducta inscrita en el ADN artístico del sensible Valenzuela. Pero canciones que antes tardaban un minuto en partir por somníferas introducciones, hoy se cargan en un dos por tres. Lucybell aprendió a golpear antes. Sí, claro, siguen cantando que te amo y sufriente me retuerzo por amarte, pero ahora intercalan un par de cachetadas y no sólo relamidos susurros para decir lo mismo. Y se entiende mejor.