BUENOS AIRES.- Unas 120 vacas de tamaño natural pintadas por reconocidos artistas plásticos argentinos se han convertido en atracción de multitudes con la visita de 360.000 personas en los dos primeros fines de semana de una muestra en el barrio porteño de Puerto Madero, a orillas del Río de La Plata.
La muestra artística al aire libre se llama "Cow Parade Buenos Aires 2006" ("Desfile de vacas", en inglés), y ya se instaló en 28 ciudades del mundo, entre ellas Nueva York, México DF, Zurich, Tokio y Sydney.
La idea convocó a unos 700 artistas, arquitectos y diseñadores, interesados en darle color y diseño a alguna de las vacas de fibra, mientras que las de carne y hueso son motivo de dura polémica.
El Gobierno viene librando una prolongada puja con los poderosos ganaderos y frigoríficos para que se frenen los aumentos sin pausa en el precio de la carne bovina, cuya calidad tiene un histórico reconocimiento mundial.
"Ahora que la carne está tan cara, por lo menos me llevo un recuerdo", ironizó un turista, mientras encuadraba en su celular con cámara fotográfica a una vaca con coronita.
En involuntaria sintonía, una artista plástica de la provincia argentina de Corrientes (nordeste), Cristina del Castillo, presentó una vaca rabiosamente colorada envuelta en una criolla 'Faja Pampa'.
"La 'Faja Pampa' simula una serpiente y la usaban los indios como símbolo de protección", explicó la artista. "Es un conjuro para proteger al ganado argentino, tan caro para nuestra economía y nuestro paladar", agregó.
Del Castillo aseguró, con humor, que su idea fue anterior a la exhortación del presidente Néstor Kirchner de no comer carne hasta que no bajasen los precios y la decisión de suspender las exportaciones del producto, tan codiciado en el exterior.
Entre los participantes de mayor lustre de la muestra vacuna figuran talentos como Clorindo Testa, Rogelio Polesello, Felipe Noé y Marta Minujín.
Al inaugurarse la exposición, los organizadores instalaron un "cow hospital" (un hospital de vacas), porque supusieron que las obras deberían tener mantenimiento. Y no se equivocaron porque algunas ya sufrieron el maltrato de algunos visitantes.
Según la Prefectura Naval (policía guardacostas), a cargo de la seguridad de la muestra, unas 360.000 personas la visitaron en los dos fines de semanas previos a la reciente celebración católica de la Semana Santa.
La ruta de los animalitos de acrílico seguirá al cerrar la muestra el 16 de junio, pues cualquier interesado en tener un vistoso rumiante en el living o en el patio de su casa puede participar de un remate a beneficio de dos entidades dedicadas a la investigación científica.
Las diferentes vacas
La imaginación no tiene límites en la insólita muestra, pues hay vacas curiosas, viajeras, espaciales, tangueras y 'heavy metal' (roqueras). Una vaca rosada se recuesta eróticamente sobre una parrilla y otra está cubierta por millares de canicas brillantes, junto a una tercera que toca la guitarra.
El arquitecto Clorindo Testa, a cuyo poder creativo deben su existencia varios edificios emblemáticos de Buenos Aires, pintó en el lomo de su obra: "Soy vaca, estoy contenta... a veces".
La excéntrica pintora y escultora Marta Minujin no dudó en ponerle a su vaca alas de avión y cubrirla de lentes espejados. "Es una vaca espacial, sale del planeta Minujin y estaciona en la Vía Láctea", explicó.
En tanto, el afamado artista Rogelio Polesello describió la suya como una "vaca urbana, donde los espejos reflejan la Ciudad y les sirven a las chicas para maquillarse".