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SANTIAGO.- Zami es guión y ficción, es el protagonista de “Kiltro”, la primera película de artes marciales que se hace en Chile, pero su historia tiene algunas cosas en común con la de Marko Zaror, el especialista en artes marciales que lo interpreta en la producción dirigida por el debutante Ernesto Díaz Espinoza.
La primera es la pasión que ambos sienten por las artes marciales, claro que Zaror ha sido más pulcro y ordenado, dedicándose a practicarlas y cultivarlas como una forma de vida “que me ha dado valores y me ha guiado”; no como su alter ego en la pantalla grande, quien las usa como una herramienta para sobrevivir en el multirracial mundo de las calles de Patronato.
La segunda, es que una mujer ha marcado la vida de ambos. En el caso de Zami dejándolo flechado e irremediablemente convertido en un ser que sólo busca conquistar a Kim (Caterina Jadresic) y en el caso de Zaror, siendo la causa de que tomara sus cosas y se mudara a México, "aunque la relación no resultó", donde descubrió que había una industria dedicada a las películas de artes marciales.
Sueño de karateca
En Chile, el nombre de Marko Zaror se hizo conocido primero por ser el doble de “La Roca” en "El Tesoro del Amazonas" pero la gran producción de Hollywood era un paso más en la incipiente carrera que había iniciado en Norteamérica.
A pesar de esto, decidió volver a Chile para convertir en realidad "Kiltro", un proyecto que para él justifica su decisión porque "es mí película, además, Ernesto tiene una pasión y una sensibilidad con las películas parecido al mío, sensibilidad para transmitir cosas con la cámara".
Este lazo se siente al escucharlo hablar y enumerar la lista de referentes que dejan sentir su aporte dentro del largometraje, que van desde los clásicos de Akira Kurosawa, pasando por la música de Ennio Morricone y el anime japonés, al estilo gore de Satoichi y en los que incluso están los sangrientos
”fatality” de Mortal Kombat (los golpes finales que se le dan a un rival cuando ya está derrotado), el popular juego de video.
"Lo que ves en pantalla me representa 100%, es una expresión honesta de lo que soy yo como artista marcial, te entrega mucho más lo que soy yo, Marko Zaror, que las películas que podría haber hecho en Estados Unidos", comenta.
"Kiltro es chilena, habla de las mezclas de culturas, el guión está ambientado en Chile, soy chileno y obviamente aquí podía conseguir ser mucho más honesto", agrega.
Las secuencias de artes marciales que se ven en la película fueron creadas por él, incluso algunos de las acrobacias marciales que muestra Zami fueron inventadas especialmente para este largometraje.
Zaror recuerda que una de estas nuevas creaciones, que fue bautizada como "El salto del Kiltro", fue la escena que más le costó de todas y la practicó por meses, porque debía pegarle a tres enemigos simultáneamente en un sólo salto, tal como se ve en una de las secuencias grabadas en el desierto.
Al maestro con cariño
El ícono más importante que tiene el cine de artes marciales es Bruce Lee, quien se ha convertido en la inspiración de muchos a la hora de comenzar a practicar patadas voladoras.
Marko Zaror no es la excepción. Él confiesa que ha visto una extensa lista de producciones de karatecas, sobre todo cuando estaba preparando "Kiltro", pero no duda en decir que “no me han gustado mucho. Las únicas fueron las de Bruce Lee, me gustaba tanto lo que transmitía con su cara, era más increíble que cualquiera” y agrega que "a mi juicio no hay nadie que se le haya acercado a los talones, por su espíritu, su carisma, sus coreografías".
Su idolatría, incluso, le impediría pensar en un remake chileno de alguno de sus trabajos, porque "ese era él expresándose, sus películas más que mal transmitían sus conflictos y temores, yo tengo otra realidad, otra memoria, que me hacen expresarme y tomar decisiones de una manera diferente".
Zaror prefiere no hacer planes sobre su futuro, pero no tiene intenciones de moverse de nuestro país, "me gusta Chile, no tengo necesidad de irme a ningún lado".
No descarta la posibilidad de abrir una escuela de artes marciales en algún momento, pero siente que aún le "queda mucho por recorrer" y se conforma con tener un grupo de fanáticos que lo acompaña en alguno de los tres entrenamientos diarios que hace habitualmente.