Marcelo Contreras
Era la perfecta ocasión para enrostrar que hay géneros del rock que envejecen como la anciana del barrio que aún se pintarrajea como chica fácil. Quiet Riot, en la ex Oz la noche del jueves 4, a 23 años de una hazaña: hacer saltar a Michael Jackson del número uno, gracia cumplida por el álbum Metal Health, el disco que abrió para las masas las alcantarillas del travestismo metalero de la escena de Los Ángeles de comienzos de la década de los 80.
Como pasa con las ex parejas que no se ve por años: encontrarse con Quiet Riot 2006 fue perplejidad instantánea.
El vocalista Kevin DuBrow reemplazó su ensortijada y escasa cabellera ochentera, por una melena rubia como si Rod Stewart se pusiera extensiones. Y el público asumió que, si la nostalgia operaba como consigna, era el momento de convertir a la ex Oz en un sudoroso bar de Sunset Boulevard.
Volaban latas y chorros de cerveza, mientras algunos espectadores surfeaban sobre las cabezas de la audiencia. La ola humana los arrojaba sobre el pequeño escenario, con DuBrow haciendo fintas sin dejar de cantar con su chillido aún intacto. En "Mama weer all crazee now" hubo más guardias que músicos en escena. Por supuesto que sobraron los solos y los clichés del glam metal, como una power ballad. Por cierto, era exactamente lo que todos estaban esperando.