Marcelo Contreras
La solemnidad que despierta su nombre-emblema de la bossa nova- amerita que sea el Teatro Municipal el escogido para recibir a Maria Creuza. Pero es cierto también que la circunspección del lugar juega a contrapelo con lo que la voz de esta hija de Bahía despierta. El espectáculo de la artista, que anoche en función única ofreció clásicos de Vinícius de Moraes y Tom Jobim, merecía quizás una respuesta más intensa que el correcto aplauso.
Acompañada de una banda con piano, guitarra, bajo y batería, Creuza arrancó con "A felicidade". De inmediato sus timbres quedaron estampados: su voz balsámica, y su expresión gozadora. Entre breves anécdotas, Creuza expuso las joyas escogidas, canciones como "Eu sei que vou te amar", "Samba em preludio" y el clásico de clásicos "Usted abusó". También homenajeó a Lucho Gatica con "Historia de un amor", como cedió espacios para que su banda luciera breves solos. Fue el paso de una grande, que resuelve con coqueta melancolía el arte de cantar.
