Otro éxito español llega a Chile. No es "Operación Triunfo", pero los autores son los mismos. Es
Monjes budistas, el nuevo disco con oraciones en sánscrito y bases electrónicas. "Ojalá que esta música calme a los estresados", dicen: o sea, un target multitudinario. Qué mejor para vender discos.
David Ponce
En un mundo acostumbrado sin remedio al producto, escuchar en la radio la vibración monótona de una oración budista o
mantra sobre una suave base electrónica para relajar tensiones puede parecer la nueva fórmula del éxito para el disco de moda. Y sin duda lo es, pero hay algunas diferencias.
De entrada,
Monjes budistas Sakya Tashi Ling (2005), el disco en cuestión, que acaba de ser publicado en Chile, no es sólo el trabajo de un productor encerrado en un estudio de grabación. Las que se oyen son las voces auténticas de un grupo de monjes budistas que viven y rezan en el monasterio de Sakya Tashi Ling. Y el monasterio no está en el Lejano Oriente, sino mucho más a la mano, en Cataluña, España.
Monjes budistas es, en una frase, un disco con trece oraciones en sánscrito o tibetano sobre una base de
chill out o electrónica suave. Y detrás del disco está el monasterio de Sakya Tashi Ling, pero tan o más relevante es que también está Vale Music, la productora española que, para decirlo en dos palabras, inventó el furor comercial de "Operación Triunfo". Todo el rango valórico humano está ahí, entre la espiritualidad de un monasterio budista y la eficiencia comercial de un consorcio que genera millones a partir de reality shows, rankings de discos, música por internet y ringtones.
Si hay contradicción entre el culto al Espíritu y el culto a Euro conjugados en este disco, los responsables de
Monjes budistas parecen dispuestos a demostrar lo contrario. La idea del álbum fue de un abogado español, Pepe Oriola, quien es a la vez asesor de la comunidad y cercano al equipo legal de Vale Music, y el puente entre ambos socios fue posible porque, dentro de sus postulados, Sakya Tashi Ling es un templo concebido para el conocimiento occidental y la mayor extensión posible de esta sabiduría. Sus monjes practican el budismo Vajrayana, más permisivo y adaptable a Occidente, y si por ejemplo atienden a pobres y enfermos, también reciben a empresas en busca de mejorar su rendimiento.
Como si se tratara de un bálsamo para la salud, el disco incluye varios "modos de empleo" recomendados.
Monjes budistas puede ser utilizado para crear atmósferas agradables, para entrar bajo su influencia de un modo más activo en busca del crecimiento personal, para seguir los procedimientos indicados en el cuadernillo incluido en el CD sobre ejercicios de reflexión y técnicas de meditación, y finalmente para generar una comunidad en torno a foros de intercambio.
Los destinatarios de esta música son, según los productores, "todos aquellos que por falta de tiempo, desánimo o sencillamente porque creen que no es su momento, siguen con la sensación de que no hay nada que hacer". Los propios monjes han manifestado que esta apertura les ha ayudado a entender el concepto del disco desde una perspectiva no tan solo "crematística", es decir, monetaria. "Ojalá esta música despierte a los dormidos, centre a los despiertos, anime a los desesperados, calme a los estresados", dice su declaración de intenciones. Ahí está el público objetivo de
Monjes budistas. Y es harto.
El disco y la fiebre del mantra pop
Cada una de las pistas del disco está basada en un mantra, que se define como una oración consistente en una palabra o un grupo de palabras basadas en la repetición y con propiedades meditativas. Repetición, concentración, meditación y vibración son conceptos asociados a los mantras, un vocablo que proviene de dos palabras en sánscrito,
man (mente), y
tra, que alude a protección e instrumento.
Según puntualizan los productores de
Monjes budistas, tan o más importante que el sentido de las palabras de un mantra es el efecto sonoro de ellas; es en plano inconsciente más que en el reflexivo donde se da el efecto de esa oración. Para grabar los mantras del disco fue precisa una larga sesión de una sola noche en el monasterio, de más de diez horas, en la que las voces de los monjes fueron registradas por los ingenieros de Vale Music.
La post-producción hizo el resto. Y fue mucho. Tanto el director de Vale Music y gestor del disco, Toni Peret, como los portavoces del monasterio, Andreu Merino y Jordi Gómez, han reconocido en los medios españoles que fue preciso limar desavenencias luego del tratamiento posterior del disco y del carácter pop que vende el sello. La intervención electrónica sobre los cantos budistas fue encargada al músico Sergio Medrano. Y serán todos españoles, sumado al sánscrito original de las oraciones, pero el disco terminó poblado de canciones con títulos en inglés como "Secret energy", "The other side", "River of light", "I wanna fly" o "Urban buddhism".
Parte del disco, aunque sin relación alguna con los monjes, son también las cantantes Verónica Concepción y Anna Caixach, la primera de las cuales protagoniza junto a un considerable escote el primer videoclip del disco, "My spirit flies to you". Toni Peret, productor, lo puso claro en una nota con el diario "El Mundo". "Hay (en las disquerías) estantes enteros de rezos budistas mezclados con chill-out y música de relajación: había que marcar la diferencia, y se nos ocurrió hacerlo introduciendo una voz que nada tiene que ver con esta mística".
Tras estas consideraciones, los portavoces de Sakya Tashi Ling se han mostrado complacidos con el modo en que el resultado final salvaguarda "el ritmo y la vibración original de los mantras". Y, más allá de si es o no el modo adecuado de extender el alcance del budismo, en España ya fue acuñado un término para esto: el mantra pop.
Monjes budistas fue lanzado en diciembre, y en cinco meses supera las 90 mil copias vendidas. El caso fue analizado en la última convención del Midem, encuentro mundial de la música realizado cada año en Cannes. Desde este año, por medio de la disquera multinacional Universal Music, el álbum será lanzado internacionalmente, como en Chile. Y hoy los Monjes Budistas rutilan al lado de créditos de Vale Music como Rosa, Natalia, Chenoa y otros nombres sin apellidos que la rompen en España.
Los monjes han enarbolado la aprobación de organismos como el Concilio Budista Internacional o la Unión Budista Europea y la del mismísimo Dalai Lama para esta iniciativa. Y el fenómeno ha motivado una peregrinación de la prensa al Palau Novella, el palacete de 1890 situado en el parque natural del Garraf, en Barcelona, Cataluña, donde viven los monjes y donde fue grabado su disco. El nombre del sitio web del monasterio aparece, por cierto, en la carátula del CD. Desde entonces les llegan novecientos correos mensuales.
Más información en
www.sakyapag.org/monjesbudistas