El pianista del trío británico Keane habló con Wikén acerca del sucesor del exitoso
Hopes and fears: el oscuro
Under the iron sea, que estará a la venta el lunes. "No pretendemos hacer una declaración política, pero podemos reflejar que no comprendemos el terrorismo".
Alfonso Daniels, desde Londres
Una obra oscura y más política. Así definen los miembros de Keane a
Under the iron sea, el disco que los traerá de vuelta a los escenarios después del exitoso
Hopes and fears, álbum con el que en 2004 ganaron dos Brit Awards, los nominaron a un Mercury Music Prize y vendieron más de cuatro millones de copias.
Pero ellos no decidieron dejar atrás las melancólicas y agradables "Somewhere only we know" y "This is the last time", entre otras, en una estrategia de marketing. Fue simplemente el resultado del éxito apabullante que tuvieron en 2005 y de casi haberse separado luego de vivir momentos de tensión en una gira que los hizo recorrer toda Europa el año pasado, presentándose en megaconciertos como el Live 8 y actuando como teloneros de U2. Así lo revela en exclusiva Tim Rice-Oxley, pianista y autor de las canciones, mientras ensaya en los estudios Music Bank al sur de Londres, donde han grabado Robbie Williams, R.E.M. y The Cure.
"Ahora estamos tranquilos y confiados", dice Time Rice-Oxley y quien explica que el mayor problema que tuvo el año pasado fue tener que componer en medio de las agotadoras giras. "Pasé de escribir canciones en una casita en mitad de la nada, junto al piano y una copa de vino, a tener que hacerlo en la parte trasera del autobús mientras viajaban de concierto en concierto. Y sin duda la tensión que hubo entre los tres contribuyó a que el nuevo álbum sea más oscuro", explica. Y remata: "Pero también hemos intentado evitar hacer canciones sobre estrellas de rock componiendo en una habitación solitaria de hotel".
Ciertamente en el caso de ellos puede usarse el término estrella de rock: en los pocos años que llevan juntos han tocado en grandes festivales europeos y estadounidenses como Glastonbury, T in the Park y Coachella; en 2004
Hopes and fears fue el segundo disco más vendido del Reino Unido (Scissor Sisters los superó por apenas 582 copias) y la glamorosa Gwen Stefani ha dicho que quiere trabajar con ellos en su próximo disco. Pero los chicos de Keane tienen otras cosas en la cabeza al minuto de componer.
"Nuestro objetivo es mostrar la confusión que siente nuestra generación al ver lo que está ocurriendo alrededor. No pretendemos hacer una declaración política, pero sí podemos reflejar que no comprendemos el terrorismo y nuestra participación en las guerras de Irak y Afganistán y el que parezcamos marionetas de George Bush". La carga política sale a relucir especialmente en la canción estrella del nuevo álbum, "Is it any wonder", y en otras como "Atlantic" y "A bad dream", que describe la confusión repentina que siente un piloto al mando de un avión durante la Segunda Guerra Mundial".
El mensaje es claro: que nadie espere encontrarse con
Hopes and fears segunda parte. "Si la gente quiere música pop que suena bien en la radio y hace que te sientas bien, entonces no deberían escuchar el nuevo álbum", advierte Tim. Y añade: "El primero era melancólico, pero también tenía un lado sonriente y optimista. En cambio, el segundo es muy oscuro, está lleno de dudas y de confusión. No se trata de dar respuestas felices que animen a la gente; todo lo contrario".
Keane ha madurado y con ellos el contenido de sus canciones y los sonidos. "La única crítica que tengo del primer álbum, del cual me siento muy orgulloso, es que una vez que lo escuchas diez veces prácticamente has escuchado todo lo que tiene que ofrecer. Ahora escucho las nuevas canciones una y otra vez y siempre descubro algo nuevo, igual que con otras como
Ok computer y "Climbing up the walls" de Radiohead", afirma Tim con tono suave y mirada tranquila.
El resultado es un álbum igual o más excitante que el anterior. En ningún momento parecen haber echado en falta, por ejemplo, la presencia de un guitarrista "porque con el piano hacemos cosas que nadie ha intentado antes y estamos descubriendo todo un mundo de sonidos" —afirma Tim—, "mientras que hay muy pocas cosas nuevas que pueden hacerse con la guitarra estos días". Hasta ahora el tiempo le ha dado la razón: sólo despegaron cuando se fue su guitarrista en 2001, tres años después del nacimiento de la banda.
Apuesta arriesgada
El grupo reconoce que no quiso hacer música para estadios de rock, intentando evitar lo que hacen la mayoría de los grupos que lo único que quieren es ser el próximo Bon Jovi. Y no ocultan su objetivo final: convertirse en una de las mejores bandas compositoras de canciones de la historia como sus héroes Depeche Mode y Radiohead.
Sus integrantes, sin embargo, son conscientes de los riesgos que este cambio de rumbo acarrea. Pero decidieron ignorar sus temores y seguir adelante, igual que cuando crearon su primer álbum en 2003. "Al comenzar a escribir las nuevas canciones teníamos miedo por la reacción de la gente, pero al final concluimos que no podíamos preocuparnos, que debíamos hacer música que realmente nos excitase y que incluyese nuevos sonidos y eso es precisamente lo que hemos hecho", asegura Tim.
¿Y cómo ven el futuro? "No hemos pensado mucho, pero, para ser honesto, estoy nervioso. Ahora estamos en una buena posición, hemos conseguido enfrentar nuestros peores fantasmas y seguir unidos y tenemos muchísima ilusión en tocar nuestras nuevas canciones al público. Pero necesitamos evitar los errores del pasado y asegurarnos que disfrutamos con lo que hacemos y que seguimos creando música nueva. Si lo conseguimos, realmente creo que podemos convertirnos en una de las mejores bandas de música de todos los tiempos".