Lee aquí el comentario de Banzai (2005), el disco editado en España
Recién llegado de la gira en la que actuó en Madrid y lanzó para España su disco
Banzai, Joe Vasconcellos no se queda quieto. Este mes parte a EE.UU. y Canadá, pero sigue pendiente de Chile. "Mi lugar de creación y de fertilidad es en América Latina", dice, y lo corrobora el historial del show que presentará en Norteamérica, estrenado en Quillota, Santiago y Chicago. En ese orden.
David Ponce
Joe internacional: "Es algo exótico lo que van a ver", dice el cantante acerca de la reacción del público en su reciente gira a España. |
Joe Vasconcellos volvió a Chile hace unas semanas de la reciente gira por Suecia y España en la que tocó en vivo en Estocolmo y Madrid y lanzó en ese último país su nuevo disco,
Banzai (2005), y aún recuerda la pregunta de un periodista madrileño acerca de por qué tardó nueve discos en llegar a ese país.
Por más que Vasconcellos haya sido un viajero desde la infancia, con paradas y estadas en Japón, Italia, Brasil o Chile, la pregunta lo hizo reflexionar. "Yo expliqué que ya había vivido mi adolescencia en Europa, y en el fondo para mí era mucho más importante, por una cuestión de identidad personal, identificarme primero con América Latina", recuerda. "Yo necesito estar en lo mío. Me encantaría ir todos los veranos a España a mostrar mi música, pero mi lugar de creación y de fertilidad es en América Latina".
–¿Pero no extrañas la formalidad con que las cosas funcionan bien en el Primer Mundo?
"Por supuesto. Porque resultan las cosas, la palabra vale, hay muchos problemas que están solucionados y te das cuenta de que las problemáticas de las que te hablan en su realidad para nosotros son un lujo. Todavía estamos tratando de solucionar nuestra educación…", dice el cantante, y justo los músicos de su banda, en el cuarto contiguo de su oficina, gritan un gol del partido mundialero que están viendo en el televisor, mientras alguien ahí mismo ejercita tocando unas congas. Esto es Sudamérica.
Llegó Jorge Drexler
La gira de Joe Vasconcellos partió con una invitación a tocar en Estocolmo junto al experimentado grupo de cumbias coquimbano de Los Viking’s 5, y el 5 de mayo el cantante llegó a España a cumplir con una variada agenda.
Primero fue invitado a embarcarse en la nave de la fundación científica Oceana, con la que permaneció una semana en alta mar. Luego, de nuevo en tierra firme, pasó una semana en Madrid, donde lanzó
Banzai por el sello Factoría Autor, dependiente de la sociedad autoral española SGAE y en virtud de un plan de intercambio con su símil chilena, la SCD. Hizo entrevistas con radios de Madrid, País Vasco y Galicia, y dio dos actuaciones, una en un bar, Búho Real, y otra al aire libre en zócalos de Madrid, como parte de la fiesta de San Isidro.
–¿Del público qué impresión te queda?
"Primero, la comunidad chilena, que se fue enterando de a pedazos. También estaba la comunidad dominicana, que nos tiene un cariño bien grande. Y por supuesto el público español que se llevó la sorpresa de qué es esta música, porque en España no nos conoce nadie. Por más que nos creamos un poco más, para muchos países europeos estamos en la misma categoría de Kirguistán. Es algo exótico lo que van a ver. Les llama mucho la atención a los españoles que los chilenos vayan con banderas a los recitales; es algo que en Europa es visto como una actidud un poco fascistoide, llevar banderas, ¿no? En el fútbol te la aceptan, pero en los recitales no. Entonces hay que explicarles que se trata solamente, yo creo, de una necesidad de identidad, de ir a ver al hermano. Es una cosa más tierna que fascista", sonríe.
–A tu primera actuación llegó el músico uruguayo Jorge Drexler. ¿Estaba anunciado?
"No, no estaba preparado. Nos hablamos con Jorge, somos amigos, pero está en plena grabación de su disco, y cuando estás grabando el tiempo es oro. Y él llegó el día del show y fue un apoyo importante porque Jorge tiene una gran credibilidad, aparte de ser un tremendo artista con el que me identifico mucho: es el típico artista que dices ‘cuando grande quiero ser como él’. Como Caetano (Veloso), como (Gilberto) Gil, esos artistas que emanan música por donde los mires. No sólo fue una presencia de amigo, que me dio una gran confianza antes de subirme al escenario, sino que también un aval de lo que estamos haciendo".
–¿Y de Suecia cómo recuerdas la reacción de la gente? ¿Tocaste sólo para chilenos?
"Suecia fue maravilloso, porque fue como tocar en La Batuta. Además no solamente chilenos de toda Suecia, sino que también suecos, que fueron y lo pasaron muy bien, con este loco que viene de Chile, y la gente estaba muy agradecida, porque son muchos años que nos vienen invitando, y parece que vamos a volver pronto".
Vasoncellos tocó en Suecia con su banda completa. En Madrid lo hizo a trío con el guitarrista Cristián Carvallo y el pianista Cristóbal Platz, y luego se sumaron dos músicos argentinos. "A España había ido muchas veces con Maria Creuza", recuerda, en alusión a la cantante brasileña que popularizó la canción "Vocé abusou" (1972) y con la que Vasconcellos tocó como percusionista en los ’80, "y creo que esas idas ya me hicieron conocido. Por qué te digo eso: porque las nuevas generaciones esperan saltar del primer piso al
penthouse, hay que hacer, no más. Hacer y hacer y hacer siempre. Tú no sabes en qué momento…".
–¿Un viaje así te permite ver a Chile desde otra perspectiva también? ¿Cómo es volver después?
"Lo que más deja una cierta melancolía es cómo está Chile. Sí ha logrado una imagen, pero acá adentro todavía tenemos que vernos las caras, porque creo que está bastante árido culturalmente nuestro país. Lógico, yo vengo de la primavera, verano, la gente está marchosa, todo lo que quieras, pero la oferta cultural, local, artística… no nos comparemos, pero lo que pasa es que hay gente que sí nos quiere comparar. Sí están a cada rato comparando con cosas que hacen en Europa. En Chile estamos muy mal pagados, y eso afecta primero a los artistas, porque nosotros no somos fundamentales, en este tipo de sociedad neoliberal somos lo primero que se corta, luego la gente deja de andar en taxi y así empieza. Te diría que la gente del medio cultural somos las primeras víctimas cuando se nota que el cinturón está apretado. Volver a Chile fue encontrarme con el paro de los estudiantes: esta generación de estudiantes es la generación de la Concertación. Uno fue dejando trabajar, dando credibilidad, pero llega un momento en que no da más. Me preocupa mucho el tema medioambiental y el tema de la educación en Chile, porque de la educación parte todo".
La agenda mundial de Vasconcellos tampoco para aquí. En este mes que empieza ya tiene prevista una tercera visita a Norteamérica que durará hasta agosto, donde actuará en Chicago, Filadelfia, San Francisco (EE.UU.), Toronto y Montreal (Canadá). El cantante debutó en EE.UU. hace tres años, a dúo con el bajista Christian Gálvez y justo después de la salida de su anterior disco,
En paz (2003), y volvió a ir en septiembre de 2005, en paralelo a la edición de
Banzai.
"Ahora este año nos toca mucha más pega", compara, "lugares muy puntuales e importantes, como el Festival de Colores de Toronto (16 de julio). Llegamos a Chicago, que es nuestra casita en Estados Unidos, y después de eso nos vamos a Detroit, a Toronto y el festival Nuits d’Afrique en Montreal, además de el Joe’s Pub de Nueva York, en Manhattan".
Una nueva formación pondrá a punto el cantante para estos shows, con los aludidos Cristián Carvallo (guitarras) y Cristóbal Platz (teclados) y, unido al llegar a destino, el bajista chileno James
Jimmy Frazier, radicado en Miami, compañero de la cantante Nicole y viejo conocido de Vasconcellos. "Es el formato ideal para el trabajo que estamos haciendo, que es el trabajo de abrir camino", dice. Es también el nuevo repertorio acústico del músico, el mismo que mostró el pasado 24 de junio en el pub Rincón Latino de Quillota, que este fin de semana presenta en la capitalina Sala Master y que a contar del 15 de julio empieza a mostrar en Chicago. Quillota, Santiago y Chicago: ése es el orden.
–Todo esto te obliga a adecuarte a distintas formaciones: la banda completa en Suecia, un trío en Madrid, un quinteto en EE.UU.
"Es lo que estamos haciendo ahora. Lo rico de esto es que te mantiene en lo que yo siempre llamo el espíritu del rock and roll, o sea siempre con la cabeza a mil, siempre funcionando, nunca te aburguesas, a pesar de que ya me salió una ponchera más o menos", sonríe. "Pero esto te obliga a estar siempre activo. Eso te hace bien para la música. Imagínate: en esta ida a España tocamos con músicos senegaleses, y cuando un senegalés se pone a vender sopaipillas al lado tuyo ya la canción toma una dimensión que no puedes creer".