BARCELONA.- Uno de los percusionistas cubanos más prolíficos de su generación y considerado uno de los mejores del mundo, Miguel "Angá" Díaz falleció a los 46 años en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona).
Uno de los puntales de la rítmica afrocubana de los últimos tiempos, "Angá" tocó con una multitud de estrellas de jazz, desde Chucho Valdés y Chick Corea a Steve Coleman, Roy Hargrove y Herbie Hancock.
Cosniguió una serie de Grammy y su participación en proyectos tan importantes como el Buena Vista Social Club y la Afro-Cuban All Stars, su condición de +sideman+ de genios como Tito Puente, Herbie Hancock, Santana o Danilo Pérez y su pertenencia a formaciones legendarias como Irakere.
Hasta último momento, Angá no dejó de latir, de buscar nuevas formas de expresión musical, investigando en la fusión estilos diferentes, como el jazz, los sonidos africanos, el rock y el hip-hop, destacó la nota.
"Su inmensa energía, su insaciable ilusión y su virtuosismo se traducen en excitantes descargas rítmicas que inundaron salas de todo el mundo. Uno de los últimos conciertos que permitieron disfrutar de su presencia fue el pasado 4 de agosto en el sala Jamboree de Barcelona, en el marco del Más y Más Festival", concluyó la nota de Más y Más.
"Angá" Díaz recibió su educación formal en la Escuela Nacional de Arte en La Habana, Cuba y tras formar parte de los grupos de jazz latino Opus 13 e Irakere, donde perfeccionó su técnica de tocar cinco congas, se trasladó a Europa, donde siempre se dedicó con ahínco a explorar la fusión de estilos, acercar la música cubana a otras músicas e investigar las relaciones de las polirritmias afrocubanas con la tecnología.
En el verano boreal de 2005, Angá lanzó su primer disco en solitario, Echu Mingua, del que el propio músico dijo que era como una misa religiosa musical. La música espiritual es cuando se invoca a los espíritus a bajar a la tierra, invitándolos a una fiesta o a hablar con ellos y es ese el concepto total del disco.