Royal Robbins durante su estadía en Portillo antes de venir a Santiago. (Gentileza Patrick Moor) |
SANTIAGO.- No es la primera vez que esta eminencia del mundo de la montaña está en Chile. La primera vez que vino fue el '79 cuando viajó directamente a la Patagonia para subir el Fitz Roy y las Torres del Paine. Más tarde, durante los '80, vino varios años seguidos a bajar ríos en kayak. A Robbins le gusta Chile "porque es como estar en casa". La naturaleza y el paisaje son similares a California, su hogar.
Aunque este escalador estadounidense, hoy de 71 años de edad, niega su fama con una humildad auténtica, se trata de uno de los deportistas más influyentes de la historia de la alta montaña.
Fue uno de los pioneros durante los años '60 desarrollando técnicas para paredes grandes, ayudando a establecer el sistema decimal Yosemite, que todavía se usa para evaluar el grado de dificultad de las escaladas; además de establecer un estándar de escalada sin clavijas de escala ni cuerdas fijas, porque "la idea es dejar la roca tal cual la encontramos".
Su currículum es una suma de: 'realizó el primer ascenso libre...', 'la escalada libre más difícil del país…', 'el primer ascenso en cinco días…', 'logró una de las escaladas en roca más difíciles del mundo…', y más.
Robbins descansando durante una de sus escaladas. (Fotos: Banff Mountain Festival). |
Una suma de aciertos
Su vida parece un ascenso sin errores hasta la cima, la cima de haber hecho todo lo que ha querido y, más encima, bien. "Miro para atrás y me siento un tipo muy afortunado". Mientras seguía sumando logros escalando, se casó a los 28 años con Elizabeth Burkner con la que abrieron una exitosa escuela de montañismo de roca e iniciaron una fructífera carrera de empresarios creando "Royal Robbins", una línea de ropa para el aire libre que en 1988 tenía una ganancia de US$10 millones en ventas.
Sus frases resumen la forma en que enfrenta la vida: "Aunque libertad es sinónimo de riesgo, la prefiero antes de la seguridad". El 2003 vendió su empresa porque era "como tener una espada sobre la cabeza". O en otras palabras, su libertad tan preciada estaba siendo cercada por las responsabilidades empresariales. "Pongo mi tiempo donde tengo mi corazón".
Cuando sufrió una lesión en una de sus muñecas, lo que le impidió seguir escalando, Robbins simplemente lo cambio por el kayak. "Es decir, en vez de ascender la montaña decidí hacerlo a la inversa". Terminó siendo, incluso en esto, uno de los mejores.
Al entrar a comparar la práctica de escalada y el kayaking que él realizaba hace varias décadas con la que se hace en la actualidad, "la diferencia está en que ahora es mucho más atlético, más centrado en el rápido. Antes uno estaba más pendiente de la experiencia completa, los alrededores y paisajes".
Actualmente Robbins se dedica a viajar, tanto que pasa poco en casa; a dar charlas y apoyar causas como el fondo Yosemite Fund, la American Hiking Society y Access Fund. "No apoyo cualquier fundación y organización. Tengo que estar de acuerdo con ellos. Es difícil delimitar cuáles sí, cuáles no, pero si lo tuviera que decir de alguna manera, me cuesta apoyar aquellas fundaciones u organizaciones que sacrifican mi libertad personal".
No es la primera vez que el montañista visita Chile. (Gentileza Patrick Moor). |
La filosofía de Robbins
Robbins es el invitado especial a la séptima versión del Festival de Cine de Montaña que se lleva a cabo, desde ayer y hasta el sábado, en el Centro Extensión de la Universidad Católica. Ayer fue su exposición, y según contó el día anterior quería hablar sobre Yosemite y la importancia que tuvo este lugar en su carrera de escalada; sobre hacer kayak en Chile y en California, y de lo que une a estas tres cosas. Pero más que hablar sobre los "más altos", los "más peligrosos" que ha escalado, se iba a centrar en lo que pasa en la cabeza y en el corazón de alguien que juega con el hilo de la vida.
Cuando se le pregunta de qué manera explicaría ese afán por hacer un deporte que va de la mano con la muerte responde con una sonrisa: "Es difícil de entender y difícil de justificar. Amo escalar porque me da esa sensación de libertad". Para este hombre el deporte outdoor "es una forma de vida, mucho más que un deporte".
"Que hay que seguir su propia estrella y creer en sí porque sólo de esa manera se tomará las decisiones correctas", plantea. ¿Y si te equivocas? "No hay que temerle al fracaso ni al error. Ni una de las dos cosas son mortales, al contrario, con estas cosas uno aprende".
De hecho Royal Robbins solía trabajar hasta como los 22 años en un banco antes de dedicarse por completo a colgarse de paredes rocosas. "Me gustaba el trabajo en el banco, pero amaba escalar los fines de semana. Por eso terminé decidiéndome por lo segundo". Cuenta que obviamente llevaba una vida lejos de ser lujosa pero podía seguir haciendo lo que más le gustaba trabajando de profesor de esquí los primeros años.
Hay otra cosa a la que Royal Robbins se ha dedicado en los últimos años: su biografía. Girará en torno a sus primeros años de escalador, sus experiencias y mayores desafíos. Ya está en etapa de seleccionar las fotos que acompañan al texto y espera que esté en las librerías a principio de próximo año. No será un blockbuster para el público general, pero para los fanáticos de la alta montaña un, imperdible.