El cineasta británico Kenneth Branagh posa para los fotógrafos tras la rueda de prensa ofrecida para promocionar la película "The Magic Flute" (La flauta mágica). (Foto: Efe) |
VENECIA, Italia.- El cineasta británico Kenneth Branagh presentó hoy en Venecia su último trabajo, "La flauta mágica", una película que convierte la famosa obra de Wolfgang Amadeus Mozart en un canto contra la guerra, a caballo entre la ópera y el musical.
Branagh sitúa la estética de la escena en la I Guerra Mundial y usa los elementos masónicos de la opera de Mozart, la luz y la oscuridad, para hablar de la paz y la guerra, del amor y de la música.
Tamino, interpretado por el tenor canadiense Joseph Kaiser, es un soldado llamado por la Reina de la Noche, la soprano rusa Lyubov Petrova, a luchar contra Sarastro, que es el bajo alemán Rene Pape, y a rescatar a su hija Pamina, la soprano británica Amy Carson.
Acompañado de Papageno, a quien da vida Benjamin Jay Davis, conocido por sus trabajos en Broadway, Tamino llega al cuartel general de Sarastro.
Una vez allí, Tamino se da cuenta de que Sarastrom, que en la opera de por una adaptación al inglés, lo que unido a ciertas imágenes, hacen que la película recuerde algunos musicales.
Otros apoyos
En especial, el filme trae a la mente el musical de "Hair", que llegó a Broadway en la década de los sesenta recogiendo la cultura hippie y el movimiento pacifista en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam, y que fue después llevado al cine en 1979 por Milos Forman.
Una de esas imágenes que evoca "Hair" en la película de Branagh es cuando Sarastro y su pueblo visitan un cementerio lleno de tumbas blancas en las que han sido enterrados miles de jóvenes muertos en la guerra.
Al igual que en la película de Forman, la cámara parte de una sepultura y el objetivo se va abriendo hasta mostrar miles de ellas, en lo que parece un homenaje del director británico a su colega checoslovaco, autor también de otro musical sobre Mozart, "Amadeus", de 1984.
Contra la guerra
Con el ejemplo de la I Guerra Mundial, o con la referencia a la de Vietnam, Branagh advierte contra la guerra de hoy en día, ya sea la de Irak o la del terrorismo, en especial cuando Sarastro rechaza en forma absoluta la venganza y propone: "nuestra ley es el perdón".
El rechazo de la venganza contrasta con las palabras del director estadounidense Oliver Stone, que al presentar días atrás en Venecia "World Trade Center", explicó que él se había limitado a mostrar los hechos acaecidos en los atentados del 11 de septiembre de 2001 y los sentimientos que provocaron, entre ellos el de venganza, que dijo es humano, pero no censuró.
"La flauta mágica" advierte en definitiva contra cualquier catástrofe global futura y propone el amor y la música, la flauta, para alcanzar la armonía, que es decir la paz.
Por la "Mostra" de Venecia también ha pasado "The devil wears Prada", del director David Frankel, comedia ligera interpretada por Merryl Streap, en el papel de Miranda Priestly, directora tirana de una revista de hace mover el mundo de la moda.
La cinta muestra que tras la frivolidad del mundo de la moda existen intereses económicos nada banales y la posibilidad para un periodista de aprender sin importar cual sea la realidad que tenga que observar.
No obstante, el libro del mismo nombre sobre el que se basa la película, escrito por Lauren Weisberger e inspirado en Anna Wintour, la directora de la edición estadounidense de Vogue, de la que aquella fue secretaria, ha sido duramente criticado por una de las editorialista del The New York Times, Maureen Dowd.
"Puede ser que Anna Wintour y Miranda sean monstruos sagrados. Pero al menos son ellas mismas. Es más admirable ser la bestia a la que adhiere el parásito que el parásito en sí mismo", escribió tras ver la película.