Nunca antes estuvo tan poblada la escena de cantantes. Hay diversidad, competencia y búsqueda de espacios.
Iñigo Díaz
Natacha Montory (25). (foto: El Mercurio). |
"Hace un tiempo escuché a la Paz Court (20) haciendo swing clásico. Pero ahora me han dicho que está metida en un proyecto de jazz y música electrónica". Natacha Montory detecta un fenómeno que describe el momento de las voces actuales. Es casi imposible encontrar a alguna cantante de jazz puro.
"Todas estamos experimentando con algo. Puede ser la mezcla de estilos musicales o la forma de utilizar la voz. Es la necesidad de expresarse". Montory pertenece a esta nueva oleada de cantantes, la que viene después de una aparecida en 2000: Alexandra Inzunza, Andrea Pérez o Myriam O.
Montory puede caracterizar a Madonna en alguna fiesta pop o vestir de largo para ofrecer un elegante set de piano y voz. O encabezar también su propio proyecto solista de música y expresión corporal, con bandas que además incorporan violín o acordeón. Y que convierte un concierto en un pequeño montaje teatral.
Karen Rodenas (22). (foto: El Mercurio). |
Algo parecido ocurre con Karen Rodenas, que dejó Rancagua atrás para estudiar canto en Projazz. Hoy está iniciando su investigación de título sobre experimentación vocal. Quiere apuntar el estudio sobre la figura de Ursula Dudziak.
-¿Quién?
"Ursula Dudziak. Es polaca. Una mezcla increíble de jazz, funk y rock. Me atrae la idea de la experimentación con la voz. Todas nosotras hemos hecho swing, pero en algún momento tenemos que orientarnos hacia algo distinto. Quiero profundizar en las posibilidades de la voz como instrumento".
Rodenas es la frontwoman del grupo fusión Mantis, "donde la voz puede transformarse hasta en una fuente de ruidos: que suene como una alarma, por ejemplo", asegura.
Nicole Bunuot es la más nueva del ramillete. Recién está en segundo año, en la misma Projazz, pero ya le dobló la mano al "reglamento".
Camila Meza (21). (foto: El Mercurio). |
Cursando primero fue incluida en las sesiones de jazz joven en el club El Perseguidor (había que tener un año de estudio para actuar).
"Me he ido por el lado más clásico, interpretando standards y swing. Ahora estoy trabajando con el saxofonista Nicolás Russell".
Camila Meza aparece como una joven figura, aunque con trayectoria y bivalencia muy definida. Cuenta con dos años de actuaciones semanales en el hotel Sheraton junto al trío del pianista Moncho Romero y además integra el grupo pop Feria. Pero como guitarrista: "Estudio guitarra con Jorge Díaz. Canto no estudio, aunque estoy escuchando muchos discos (en su mochila abundan los CD). Me encanta Carmen McRae y de las nuevas, Nnenna Freelon".
Ellas cuatro, y otras de la misma generación (Natalia Bernal, Consuelo Schuster, Renata Carrasco, Valentina Payeras, Paz Court o Javiera Tagle), deben enfrentarse además a cierto "dilema": sumando y restando, hoy los músicos son una cantidad cercana a la de su público.
Nicole Bunout (20). (foto: El Mercurio). |
-¿Cómo es cantar para poco público?
Camila: "Prefiero cantar para tres tipos que estén muy atentos, en lugar de gente que conversa y no te pesca".
Nicole: "El pequeño público también tiene lo suyo".
Natacha: "Ya pasé por la etapa de que te van a escuchar tus amigos y tus primos. Prefiero el público desconocido. Y no me importa que sea poco. Lo aprovecho igual".
-¿Es muy dura la competencia entre ustedes?
Karen: "Me fascina que haya muchas cantantes. Quiero ir a escucharlas, saber qué hace cada una y ver si tiene algo que yo tengo. Aprendo cosas de mis propias alumnas".
Esas mismas alumnas que vendrán en cinco años o menos, y que como Rita Góngora (que acaba de sacar su primer disco a cuarenta años de su debut) continuarán la historia del jazz vocal. La música manda.