El actor falleció en su departamento de París.
www.tpi-nice.orgPARIS.- La fealdad de Daniel Emilfork Berenstein (1924-2006) era tal que se tejieron muchas historias en torno a ella. Algunas falsas y otras documentadas. Hoy, al fallecer a la edad de 82 años en París, con lo que también llegó a su fin una larga carrera en el cine de este actor de origen chileno que filmó cerca de cien películas, se vuelven a recordar.
El escritor catalán Enrique Vila-Matas, que lo conoció personalmente y le inspiró el personaje de una de sus novelas, recordó en una de sus columnas que le llamaban "el hombre más feo del mundo". Y que una vez, siendo muy niño, Emilfork le preguntó a su madre, después de que una amiga le había dicho que se parecía a un vampiro, "¿Soy feo, mamá?. Sólo en Chile, le contestó ésta".
Cómo se explica entonces que este actor, nacido en San Felipe, cimentara su carrera compartiendo roles con Brigitte Bardot y llegara a ser dirigido por directores de culto como Federico Fellini, Roger Vadim y Roman Polanski. Él tenía la respuesta. "A los nueve años tuve que asumir mi fealdad y desplegar en cambio un gran encanto", decía en sus entrevistas. Y le resultó.
De San Felipe a París
Los padres de Daniel Emilfok eran rusos y llegaron a Chile como inmigrantes huyendo de su país natal. Se instalaron en San Felipe, donde nació su hijo. Después de asumir su poca agraciada figura, Emilfork decidió que la actuación era lo suyo.
Sus primeras incusiones fueron en el teatro. El irreverente Alejandro Jodorowsky, en un artículo titulado "Cuando ser gay no era un problema", publicado en el quincenario "El Periodista", recordaba con mucha gracia al actor.
"En los años cincuenta se produce una estampida de hombres y mujeres homosexuales que se van de Chile porque no se sienten cómodos, o los persiguen... como Daniel Emilfork", contó el psicomago. "Daniel Emilfork era profesor del Internado Barros Arana, yo lo tenía como ayudante de director de teatro. Se convirtió en una especie de esclavo mío", agregó.
"Cuando se puso cargante, después de una terrible escena de celos, lo eché de nuestra compañía de mimos. Una vez que me corrieron en la casa, me fui a refugiar donde Daniel. Tú duerme en el sofá y yo me encierro en el dormitorio con llave, le dije. Me pasó un pijama pero la parte del culo estaba toda desgarrada. Con más razón le eché llave a la puerta", puntualizó Jodorowsky en el citado artículo.
La muerte en persona
Jodorowsky recuerda otra anécdota, cuando Fernando Debesa lo citó para una audición. Emilfork presentó uno de sus números favoritos: la muerte. "Es tan realista que uno cree que Daniel murió de verdad. Cuando ya Debesa y compañía comenzaron a inquietarse, el actor comenzó a mover una ceja, todo exhaustivamente lento, luego un ojo, los dedos, los brazos. Al cabo de unos minutos, era la locura total. Saltaba como demente. Daniel no fue contratado".
Su condición de homosexual, que nunca dejó de reconocer, y la falta de trabajo no fueron las únicas razones que lo motivaron a probar suerte en París, donde se instaló en 1949. El "poco bello" llegó a la "Ciudad Luz" luego de un intento de suicidio. Allí su fama de "feo", unido a su singular físico, lo convirtieron en una figura requerida constantemente en los medios cinematográficos y teatrales franceses, trabajando siempre, claro, en papeles de vampiros, diablos, sabios locos y espías. Posteriormente, el dibujante francés Jacques Tardi, la estrella de los comics europeos, inspiró varios de sus chicos malos en la cara del actor.
Su fama de feo lo persiguió siempre. Presenciado en España una obra teatral, recordó en otra ocasión, escuchó decir a una dama a su esposo: "Vaya qué cara de mono tiene ese señor". Enojado, se puso de pie y le dijo a la pareja: "O se excusa o le meto el dedo en la boca". El marido le contestó: "Soy un caballero y le pido disculpas".
También se comenta que quiso demandar a Lafourcade cuando el novelista escribió que había hecho su carrera gracias a su fealdad. "Si pones a un judío etíope al lado mío, somos iguales, lo cual me enorgullece porque somos los dos descendientes de la reina de Saba", sostenía.
"No me siento chileno"
Su relación con Chile nunca fue buena. Acá, pocas de sus películas llegaron. La más conocida, y que sólo se podía ver en DVD y video, fue "La ciudad de los niños perdidos" de Jeunet y Caro, donde su cabeza tenía el rol protagónico. Ésta aparecía dentro de una caja de vidrio, conectada a varios tubos, desde donde planificaba complots para secuestrar niños pobres.
Sobre Chile dijo una vez: "No guardo buenos recuerdos de mi país; no me siento chileno. Prefiero ser pobre pero tener un sólo traje bien cortado. Viajar en taxi, comprar dos huevos pero que el almacenero me trate bien. Si asisto a alguna cena, quiero el mejor lugar, como el de la reina de Saba".
Sus últimos años en Francia no fueron tan felices. Gran parte de su dinero tuvo que invertirlo en una costosa enfermedad de su esposa, que falleció en 1992, y con quien tuvo una hija. Después de enviudar, decidió llevar una existencia de asceta en un departamento casi sin muebles. Para financiarse, contaba con una pequeña pensión y con sus apariciones ocasionales en obras de teatro
Entre sus películas más memorables se encuentran“Casanova” (1975), Las tribulaciones de Baltasar kober (1988), iratas (1986), Viajes con mi tía (1972), El liquidador (1966), ¿Qué tal, Pussycat? (1965) y la menconada “La ciudad de los niños perdidos” (1995).