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Los dedos de Mozart

26 de Octubre de 2006 | 00:00 |
Gilberto Ponce


En el más perfecto estilo clásico inició su recital el notable pianista alemán Michael Endres, donde destacó por la claridad de líneas y una refinada elegancia. Estas características confirmaron su categoría de gran intérprete de Wolfgang Amadeus Mozart, y las “Variaciones en Re mayor sobre un tema de Jean Pierre Dupont K. 573”, lo demostraron desde la apertura de la jornada.

Una digitación impecable, un balance perfecto en el peso sonoro de las voces, la claridad en los diálogos y un carácter definido a cada variación, hizo de su interpretación un evento entrañable.

El programa lo continuó con otra obra de Mozart, la “Sonata en Si bemol mayor K. 333” llamada también “Linz”. Endres consiguió un enfoque unitario dentro de las diferencias de los tres movimientos sobre la base de los contrastes dinámicos, claridad en las articulaciones y fraseos de notable elegancia. No podríamos dejar de señalar la expresiva finura del andante cantábile y lo virtuoso del rondó final.

También Liszt y Schumann

Con su extraordinaria capacidad pianística, Franz Liszt aportó una enorme cantidad de obras a la literatura del piano. Y entre ésas existen muchas “paráfrasis” y “fantasías” sobre temas de otros autores. Para finalizar Endres ofreció la primera parte la “Fantasía sobre temas de Don Giovanni y de las Bodas de Fígaro”, que es una aproximación a Mozart escrita por Liszt.

Este verdadero compendio de dificultades obliga al intérprete a todo tipo de cambios en los tempi, dinámica y expresividad, ya que en este caso Liszt sólo toma la esencia de los temas y los desarrolla a partir de sus propias características. El resultado son secciones lúdicas, serias o ensoñadas que utilizan todos los recursos del instrumento. Endres enfocó la obra con la amplitud sonora necesaria y en el estilo romántico requerido, asombrando además por su técnica y digitación.

Dos obras de Robert Schumann ocuparon la segunda parte, primeramente escuchamos “Humoreske” Op. 20, que le permitió a Endres acercarse a un romanticismo temprano, lleno de sugerencias y cambios de carácter en cada una de sus partes. Algunas melancólicas, otras serenas o apasionadas. De esta forma el visitante pudo mostrar una faceta líricamente expresiva.

Otra colaboración de Liszt cerró el programa. Se trata de su arreglo para la canción “Widmung”, la primera de la serie llamada “Myrten” que Schumann escribiera como regalo de bodas para su esposa Clara. En este caso Liszt no cae en la tentación de lo virtuoso, limitándose a captar el carácter melancólico y sereno de la obra. Otro triunfo de Endres, quien se vio obligado a ofrecer dos espectaculares y brillantes “encores”.