SANTIAGO.- Alemania, 1929. Brutales asesinatos tienen conmocionada a la ciudad de Düsseldorf. La matanza comienza el 3 de febrero cuando encuentran agonizante a una mujer a la que le clavan unas tijeras 24 veces.
Cinco días después, un desquiciado apuñala a una niña de ocho años, le arroja petróleo e intenta prenderle fuego. Tras casi dos años de terror, que incluyó rituales vampirescos, se descubre que el responsable es la misma persona: Peter Kurten, un ladrón de poca monta que también trabajaba en la perrera municipal.
Kurten superstar
Tal fue el impacto que causó el caso en la sociedad alemana —según el propio Kurten dio muerte a 79 personas, aunque la Justicia "sólo" le pudo comprobar nueve— que la prensa, sicólogos e intelectuales tratan de entender las motivaciones del criminal. Rápidamente su historia llega al cine con "M", de Fritz Lang, y al teatro.
El último en abordarlo fue el mordaz dramaturgo escocés Anthony Neilson, en 1991. En "Normal. El destripador de Düsseldorf", enfoca el relato en la relación que establece el asesino y su abogado defensor, un inocentón Justus Wehner, y no tanto en el pasado de Kurten, su infancia marcada por los abusos y su paso por la cárcel que lo llena de odio contra la sociedad.
Ahora la obra llega a Chile, dirigida y adaptada por el dramaturgo Claudio Aldana, que logró incluir en el proyecto a Héctor Noguera (Peter Kurten) y Luciano Cruz-Coke (Justus Wehner). Fiel a la mirada de Neilson, Aldana explica que en "Normal…" -que se estrena esta tarde, a las 21:00 horas, en el Teatro Camino-, no veremos un baño de sangre, sino que un acercamiento, con mucho humor negro, al particular mundo de Kurten donde su abogado es el puente para acercarse peligrosamente a su realidad.
Dos mundos unidos por el crimen
"Neilson mezcló en la obra reflexiones sobre la destrucción en la convivencia en sociedad con mucha ironía. Te va relatando las atrocidades que cometió este personaje histórico del lado más jocoso. Incluso trata de convencer a su abogado para que viva realmente lo que significa la destrucción del ser humano", explica Aldana.
¿Por qué juntar estos dos mundos, el de un recto abogado y el de un criminal despreciable? "Lo único que quería Justus era comprobar la locura de Peter. Pero como era un muy buen abogado y un inexperto en la vida, Kurten lo lleva hacia su lado, hasta que finalmente logra, en parte, su propósito", agrega Aldana.
"Es una forma de decir, hay que vivirlo para comprender. Con esto se busca que uno se acerque a ese lado que todo tenemos dentro, pero que en algunos está más desarrollado. La tesis es que hay que aceptar y comprender que tenemos esa bestialidad", explica el director.
De hecho, a Kurten finalmente lo declaran "normal" y, por lo mismo, lo condenan a morir en la guillotina en vez de enviarlo a un manicomio.
Para hacer más "digerible" el relato, la obra está fracturada. "Se pasa de una escena a otra, sin respetar linealidad, con pasajes cercanos al music hall. Eso la hace muy atractiva de ver", comenta su director.
Noguera: "El horror extremado produce risa"
Héctor Noguera, por su parte, define la obra como "expresionista", por la deformación o acentuación de algunos elementos de su puesta en escena (tijeras y martillos gigantes) y gestos de sus protagonistas.
"De la obra, me interesa mucho la discusión que plantea sobre la moral. Es muy interesante, porque se desarrolla en un tono de comedia negra", dice el actor. "El humor proviene precisamente de la exageración. A la larga, el horror extremado produce risa".
Sobre su personaje, Noguera dice que no espera que el espectador lo entienda ni justifique, porque como todo asesino en serie, "tiene ciertas cosas que son bastante comunes entre ellos; por ejemplo, la relación de sexualidad y sangre, algo que está fuera de nuestros parámetros éticos y nuestras fantasías".
Pero al menos se daría por satisfecho si quienes ven la obra, "logren inquietarse y reflexionar en torno a la destrucción y el asesinato, que no son ajenos a nuestra realidad".
Eso ya es mucho pedir. Porque comprender a un personaje del calibre de Peter Kurten con una sola obra no basta. Hasta el último minuto de vida dejó boquiabiertos a quienes lo conocieron. Como a su siquiatra. Antes de ser guillotinado en la prisión de Klingelputz, el 2 de julio de 1931, Kurten le preguntó: "Dime. Una vez que me corten la cabeza, ¿seré capaz de oír, al menos por un momento, el sonido de mi propia sangre saliendo de mi cuello? Ese sería el placer para acabar con todos los placeres".
Sala: Teatro Camino (Antupirén 9400, Comunidad Ecológica. Peñalolén)
Fono: 292.06.44.
Estreno: Jueves 2 de noviembre 2006
Funciones: Jueves Populares, Viernes y Sábado a las 21:00 hrs.
Valores: Jueves $2.000; Viernes $5.000; Sábado $7.000; estudiantes y tercera edad, rebajado.
Elenco: Héctor Noguera, Luciano Cruz Coke y Paula Santa Ana
Dirección: Claudio Santana.
Asistente de Dirección: Freddy Araya.
Diseño Integral: José Luis Muños y Bárbara Igor-Ovalle.
Música: Diego Noguera
Producción: Guillermo Prieto