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Sonido bestia

06 de Noviembre de 2006 | 00:00 |
Fue un compilado en directo de los grandes éxitos del trío de hip-hop neoyorquino. Los Chicos Bestia montaron una fiesta automática al cierre de festival SUE: lo de veras bestial fue el sonido.

David Ponce


MCA y Mike D volvieron a Chile once años más viejos (foto: José Alvújar).
En algo se parecen las dos fechas de los Beastie Boys en Chile, entre el debut del trío rapero neoyorquino en la inolvidable noche del miércoles 12 de abril de 1995 en el Teatro Monumental y su regreso del sábado último al Espacio Riesco. Ambas partieron con un balazo seguro. "Sure shot" era entonces el éxito reciente de un disco sensacional, Ill communication (1994). Hoy es un éxito con doce años de edad y con esa canción se lanzaron al escenario vacío, como tres alimañas sueltas, pero con traje, corbata, sombrero, anteojos oscuros y un micrófono como todo instrumento.

Beastie Boys ya son una institución, incluso relevada por nuevas generaciones de raperos y productores que han abierto caminos más contemporáneas para el hip-hop. El rol del grupo es mostrar sus décadas se sapiencia, pachorra y ritmo, y si "Sure shot" es un buen modo de concentrar todo eso, las cosas hasta mejoran cuando minutos más tarde llega la más sabrosa canción del trío: "Root down", un éxito en que samplean el órgano del jazzista Jimmy Smith y un bajo eléctrico grueso y poderoso y logran el perfecto eslabón encontrado entre el hip-hop y el funk sudoroso de los ‘70.

Ambas canciones son del disco Ill communication, y el repertorio de todo el show está bien balanceado por la historia del grupo. De su histórico debut, Licensed to ill (1986), se oyen "No sleep till Brooklyn" y hasta el mandato "Let it flow / let yourself go", de la canción "Slow and low", que no estaban tocando en el brazo sudamericano de su gira. Y luego intercalan "Three MCs and one DJ" y el hit "Body movin’", ambos del disco Hello nasty (1998), con el adictivo coro de "Ch-check it out", de su último álbum a la fecha, To the 5 boroughs (2004), sin que se noten los años.

Y no se notan los años por un par de motivos posibles. Uno es que este grupo dejó de tocar por opción un himno tan imberbe como "Fight for your right (to party)" para privilegiar su madurez. Y otro es que en el este espectáculo no hay muchas sutilezas para diferenciar una época de otra. Están los tres raperos, desde luego: MCA (Adam Yauch), de voz grave, pelo cano y ritmo pausado; Mike D (Mike Diamond), con un timbre más agudo y un pelo motudo que le vale una silueta aún adolescente; y Ad Rock (Adam Horowitz), el más chillón y fiel a la postura de chico bestia. Pero la escenografía es económica y casi nula, y lo que sí anda mal desde el inicio es el sistema de sonido. Y no se va a arreglar.

Alguien aquí tiene la noción de que un buen audio para un "megaconcierto" consiste en abultar al máximo posible las frecuencias graves del sonido, de modo que toda la actuación de Beastie Boys será una sucesión enferma de bombos que retumban y de sub-bajos abusivos que borran casi todos los matices posibles. Y borran de paso buena parte del trabajo de DJ Mix Master Mike, el hombre a cargo de las tornamesas, desplegado en una gimnasia sorprendente pero que nadie va a apreciar. La situación es crítica y ensordecedora al borde del escenario, y hacia el fondo no mejora demasiado. Esto no es sonido: es una arma de destrucción masiva.

Al final, cuando Beastie Boys ya han hecho explotar su mayor hit en "So what ‘cha want" (1992), reaparecen tras un bis y esta vez Ad Rock trae una guitarra, MCA un bajo y Mike D se instala en la batería. Pero ahora sí que el concierto no se parece en nada a esa noche del ‘95. Esa vez, en la mitad del show, los Beastie Boys irrumpieron por asalto con una sesión que nadie esperaba de hardcore punk como el que les gustaba cuando eran chicos: impactante y demoledor. Fue lo más bestia de esa noche. Ahora, unos Beastie Boys once años más viejos ya querían irse luego: tocaron "Sabotage" (1994), lo que todos esperaban, y Ad Rock se encargó de decir lo más bestia de la noche: avisó que ya era suficiente por hoy y se acabó el concierto.
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