SANTIAGO.- La televisión es la que ha transformado a María Elena Swett en un rostro conocido por su trabajo en las teleseries de Canal 13. Pero su verdadera pasión es el cine.
Su currículum no es muy extenso, sólo figuran "XS: La peor talla" y "El Nominado", pero la próxima semana sumará un nuevo crédito con el estreno de "Rojo Intenso", una coproducción entre Chile y España que dirigió el hispano Javier Elorrieta.
En esta película ella interpreta a Laura, una chilena que viaja a España con su marido para visitar a sus suegros, pero conocen a Ignacio (Fabián Mazzei), quien aparenta ser un tranquilo amante de la música, pero en realidad es un peligroso y violento psicópata.
Las idílicas vacaciones terminan en una pesadilla que los seguirá, dos años después, hasta Santiago.
La experiencia de trabajar en este largometraje, Swett la define como "súper intensa, por todo lo que involucró hacerla, el cuento de viajar, conocer al director, a Fabián (Mazzei, el otro protagonista), una semana de comer y de leer, nunca había trabajado así en mi vida".
"Para mí fue más que una película, porque era la primera vez que estaba en Europa y aproveché todo lo que pude", agrega.
Sin complejos
Un tema que vuelve a estar presente dentro de su trabajo en la pantalla grande es el de los desnudos, pero ella comenta con humor: "Espero que no sea mi cábala".
La actriz confiesa que: "Soy súper pudorosa de mi cuerpo, en general, pero cuando se trata de trabajar, no".
Más seria, responde que: "Nunca tomé en cuenta eso cuando me llamaron a Rojo Intenso". El único tema que significó un reto al momento de aceptar el papel fue la violación que sufre su personaje: "Cuando leí el guión fue fuerte tomar la decisión, pero la película se trataba de eso".
María Elena Swett recuerda que la escena fue ensayada detalladamente antes de rodarla, para que no fuera necesario repetirla. Un tema "complejo" fueron las cachetadas, porque ella prefiere que se las peguen de verdad y le costó convencer a Mazzei que lo hiciera. "Me enajeno un poco", reconoce.
El momento más complejo no lo vivió en el set, si no que antes: "Me compliqué siempre hasta que hice la escena, desde que leí el guión y comencé a imaginarme cómo podría ser. Pero segundo antes de hacerla me dejé de complicar".
El proceso fue "agotador, primero entendiendo desde un principio que el tema, además de la sicopatía, es la agresión contra las mujeres. Cómo se vuelve una pesadilla, cómo las mujeres callan durante años y lo que me llamó más la atención es cómo esta mujer después de esta violación, de este silencio que debió cargar durante años, alcanza dos años después a armar una vida normal".
Un aspecto que para ella fue clave al momento de grabar la escena fue la buena relación que tuvo con el protagonista, Fabián Mazzei, "nos llevamos muy bien al tiro, me encantó trabajar con él, porque apenas lo conocí caché que era un actor respetuoso y a mí eso me mata, me encanta, creo que con alguien respetuoso puedo arriesgar mucho y ser mejor actriz, porque uno no tiene miedo a nada".
La experiencia de trabajar con el español Javier Elorrieta, sólo le dejó cosas positivas: "Es muy apasionado, muy intenso, tiene una idea global de todo. Se ve que es un hombre que transpira, corre, por lo que hace".
Positivo cataloga Swett el resultado de su trabajo y la película, pero agrega que "me pareció más fuerte de lo que yo había pensado, porque una cosa es leer el guión y otra cosa es verlo".
Regreso al pasado
En estos momentos, María Elena Swett no tiene un nuevo proyecto fílmico en carpeta. Acaba de terminar el rodaje de la nueva película de Ernesto Díaz, el director de "Kiltro", y su próximo compromiso es la nueva teleserie de Canal 13.
"Estoy esperando, quiero hacer cine, cualquier cosa, me da igual, es lo único que quiero. Pero no puedo ser tan mal agradecida porque la única época que tengo tiempo es ésta, en octubre y noviembre", reconoce.
"No sé bien cómo funciona el sistema del cine hoy para una actriz de 27 años como yo. Pero en mi caso no busco las películas, las películas me buscan a mí y yo a cada película que me han llamado he dicho que sí y lo voy a seguir haciendo, quiero seguir haciendo cine y juntando material", agrega.
La posibilidad de ser ella la que busque nuevas oportunidades tampoco se lo ha planteado porque "no me parece correcto estar llamando".
Los personajes que le puedan ofrecer no le complican, pese a que sus roles de villana han destacado más. "Siento que he probado de igual manera el uno y el otro, pero los que más quedan son los villanos. Son más desafiantes porque me requieren muchas más preparación y son más difíciles también, son personajes que no pueden trastabillar".
Pero tiene claro qué rol le gustaría hacer en el futuro: "Un personaje de época, aunque no sé cuál. Recordar una historia y ambientarla. Más que por el personaje, por el estilo de película". Y bromea "¿la Quintrala?... podría ser...".
La relación de Sweet con el séptimo arte, paradojalmente, ha estado marcada por la polémica. "XS" era originalmente un proyecto televisivo que luego fue transformado en largometraje y "El Nominado" se transformó en un thriller para ella cuando se filtraron sus ardientes escenas con el protagonista.
La actriz aclara, con respecto a la primera, que "no tengo ningún reparo, lo único que me hubiera gustado es haberla hecho desde un principio en cine".
En el caso de la segunda, el tema es más complejo por todos los malos ratos que pasó con su imagen circulando por Internet.
"’El Nominado’... (piensa varios segundos la respuesta)... fue un acto fallido, lo único que me da rabia es que me hayan hecho huevona, porque todos los actores estábamos entregadísimos, comprándose el cuento a mil. Además, no era una mala idea, pero quedó pésima", comenta.
"No me pagaron un peso, fui la única actriz a la que no le pagaron, Nacho (Arguiró, el director) me llamó para decirme ‘está tu plata, la tuve que sacar de otra parte, porque no tengo plata’ y yo la tonta le digo: ‘Nacho si no tienes plata págame todo junto al final’, se arrancó y fui la única que no agarró un peso, pero yo prefiero que no me hayan pagado nada ha haber estado peleando los pesos", agrega.
La experiencia, en todo caso, le sirvió para aprender algunas lecciones que sigue aplicando, como la cláusula especial que ahora incluye en sus contratos para "que no atenten contra mi moral y mi persona".