Cuadro de Caravaggio "La convocatoria de los santos Pedro y Andrés", perteneciente a la reina Isabel II de Inglaterra y considerado hasta ahora copia de la tela original.
EFELONDRES.- Un cuadro perteneciente a la familia real británica desde hace cuatro siglos resultó ser una obra auténtica del pintor italiano Caravaggio, anunció el viernes a la AFP un portavoz de la colección de la reina Isabel II.
El cuadro se consideraba, desde hacía mucho tiempo, una copia de una obra desaparecida, empañada por el polvo y el barniz, por lo que permaneció durante décadas en una habitación del antiguo palacio de Hampton Court, en Londres, antes de que los expertos de la colección real se interesaran por él.
Después de escrutar el cuadro durante seis años, concluyeron que "La llamada de San Pedro y San Andrés" es un auténtico Caravaggio, entre el medio centenar de telas que pintó el artista italiano en el siglo XVII.
"Un cierto número de expertos examinaron la pintura y llegaron a la conclusión de que es original", declaró a la AFP un portavoz de la colección real. La paleta de colores y el efecto dramático del conjunto convencieron a los expertos de su autenticidad.
La obra describe un hecho evocado en el Evangelio de San Marcos, cuando Jesús se dirige a dos pescadores en el lago de Galilea, Pedro y Andrés, diciéndoles: "Venid tras de mí y os haré pescadores de hombres".
La tela, que habría sido pintada entre 1603 y 1606, fue adquirida por Carlos I en 1637, para ser después vendida y de nuevo comprada por Carlos II. Su valor actual podría alcanzar los 50 millones de libras (74,4 millones de euros, unos 95,5 millones de dólares), aunque la reina no puede vender los objetos de la colección real, ya que le pertenecen en nombre de la nación.
La obra será expuesta a finales de noviembre en Roma, para después exhibirse en la exposición dedicada al artista que se celebrará en 2007 en el palacio de Buckingham.
Nacido en 1571 y fallecido en 1610, Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio, llevó una vida ajetreada, ya que su carácter violento y pendenciero le implicó en varios escándalos. Pero revolucionó la pintura del siglo XVII con su realismo, a veces brutal, y la invención del claroscuro.