Los ganadores de la noche.
Cristián Carvallo, El MercurioSANTIAGO.- La lógica que no tuvo en toda la temporada El Baile, finalmente la encontró en su última emisión. En una disputa que el jurado hizo reñida, pero en la que el público marcó la diferencia, Juvenal Olmos se impuso a Patricio Laguna en el injustamente llamado "duelo de troncos" de la final.
Claro, porque en el último capítulo de la temporada del programa, tanto el modelo como el entrenador terminaron por derribar los prejuicios y conquistar las metas que ellos mismos se propusieron: Laguna, demostrando que tiene movilidad y que efectivamente se puede su propio cuerpo (contra que acabó dejándolo afuera en el reality La Granja Vip); Olmos, sacándose de encima el mote de serio y taimado con que se hizo conocido mientras estuvo al mando de la selección chilena.
Pero, sin dudas, el triunfo resulta especialmente llamativo en el caso del entrenador, que hace un año exacto veía desde su casa cómo un Estadio Nacional repleto lo culpaba por la ausencia de la selección en el último mundial de fútbol, mientras pasadas las 00.05 horas recibía la copa que lo acredita como ganador de El baile, tras recibir el apoyo del 58.49% de los espectadores.
El amplio porcentaje de diferencia en el apoyo popular, también tuvo su correlato en la pista. Con ambos bailando los mismos ritmos iniciales (quick step y paso doble), la puntuación del jurado hizo que la pelea fuera palmo a palmo. Sin embargo, Olmos estuvo menos errático que Laguna, quien de todos modos se notó más suelto y con más dominio que en semanas anteriores. Incluso el notorio porrazo que el técnico sufrió mientras balilaba el ritmo español, no redujo la ventaja que ya había acumulado durante su presentación.
Laguna, por su parte, demostraba en el mismo ritmo que lo suyo va más por lo latino que por lo europeo (las dos vertientes que el programa explotó), con lo que se ganó las adulaciones de un William Geisse, especialmente ganoso y chupamedias.
El productor de eventos llegó a la jornada final con una verdadera artillería de elogios para ambos competidores. Tras el paso doble destacó la expresividad del modelo, sugiriéndole que "siga por esta línea, tal vez no bailando, tal vez en las teleseries". A Olmos, en tanto, lo ensalzó diciéndole "esa coreógrafa (Claudia Miranda) te tiene que meter al Festival (de Viña)", luego de su free style, y recordando que la bailarina que acompañó al ex futbolista será la encargada de los bailes en el certamen de febrero.
Pero si esto ya parece exagerado, el sobre inspirado Geisse perdió toda proporción cuando tras el quick step dijo a Olmos que "hoy nace un bailarín (Olmos), mientras otro se despide". El detalle es que ese bailarín que se despide era nada menos que ¡Julio Bocca! Hasta el mismo entrenador le dijo que estaba exagerando "un poquito".
Puntaje Perfecto
Y aunque a lo largo de la temporada quedó demostrado que con la audiencia de El Baile nunca se sabe, para el estilo libre del último bloque ya las monedas parecían tiradas. Patricio Laguna abrió los fuegos bailando el tema central de Dirty Dancing, junto a una Viví Rodrigues que ya había dejado su publicitada lesión de rodilla en el olvido, pero que volvió a exhibirla cuando el modelo le arrancó la falda, dejándola con sus vendajes y con un poco atractivo y voluminoso hot pants a la vista, en una maniobra que Sara Nieto calificó como "de más".
Claudia Miranda, en cambio, tuvo mejor ojo. Viendo las potencialidades de Juvenal Olmos decidió cerrar con un country, que llevó al jurado a calificar al entrenador con el primer puntaje perfecto de la temporada (con el dolor del alma de Sergio Valero).
De ahí en adelante, sólo faltaba la ratificación del público, que terminó por dejar el trofeo en manos del ex futbolista, en uno de los finales más impensados al comenzar la temporada. Y aunque no haya sido junto a una cancha, fue el abuenamiento perfecto entre dos esferas disociadas. Juvenal Olmos, el obsesivo, el parco, el culpable, el extraño, finalmente era un tipo simpático. (...ah, y bailaba bastante bien).