EMOLTV

Oratorio de luces y sombras

18 de Diciembre de 2006 | 16:06 |
Gilberto Ponce


Con ocasión de las festividades navideñas, el Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile programó el “Oratorio de Navidad” BWV 248 de Johann Sebastian Bach, obra que se ejecuta escasamente en nuestro país. Los intérpretes fueron el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile que dirige Hugo Villarroel, la Orquesta Sinfónica de Chile, la soprano Paulina González, la contralto Evelyn Ramírez, el tenor Luis Olivares y el bajo Javier Arrey. Todos bajo la dirección general del maestro alemán Hans- Joachim Rotzsch.

Fue una versión de luces y sombras. El Coro Sinfónico y los solistas le dieron las luces, mientras que el irregular rendimiento de la Orquesta le otorgó las sombras. En el caso de los solistas, en general dieron muestras de gran profesionalismo.

Bien sabemos que la Orquesta Sinfónica no está habituada a interpretar obras de Bach, en particular oratorios. Son obras que requieren de una gran concentración, pues algunos instrumentistas intervienen únicamente en algunos de los muchos números de la enorme extensión de la música. Además, en las obras de Bach es preciso tener en cuenta la espiritualidad de su autor para obtener un resultado completo.

Los principales problemas los observamos primero en la conducción. El director Rotzsch hizo una versión muy plana, donde en largos momentos la expresividad se ausentó en una obra que tiene un gran desarrollo dramático. Además creemos que para la función de estreno hizo falta una cantidad de ensayos junto con la orquesta, puesto que, además de algunas increíbles desafinaciones y la poca claridad en las figuras rítmicas, el grupo pareció no comprender los pulsos del director. Se produjeros naturales desajustes en varias de las arias y atrasos en otro tanto de números corales. Por ejemplo, en el coro inicial de la tercera cantata (“Herrscher des Himmels”), donde a pesar de los gestos del director, el conjunto no logró tomar el tempo marcado por la batuta.

No entendemos el hecho de que no se haya afinado la orquesta a partir del “la” del clavecín. Esto produjo contínuos problemas de afinación entre las cuerdas y las maderas. El rendimiento de las trompetas en general estuvo bien, salvo en algunos vistosos accidentes.
El “contínuo”, en este caso clavecín, fagot y chelo, estuvo muy ajustado a los requerimientos, en particular en los recitativos.

Hugo Villarroel preparó en gran forma al Coro Sinfónico, que en esta ocasión tuvo que cantar en forma liviana, y generalmente piano muchas de las complejas partes. Esta indicación de Rotzsch jugó a favor en muchos momentos, pero en otros, donde la orquesta no disminuyó su volumen, el sonido del coro fue insuficiente. Algunos escasos problemas en los agudos se superaron en las siguientes funciones. En todo caso es de destacar el enorme entusiasmo de cada uno de sus integrantes, que se esforzaron en el manejo de la fonética y en los fraseos de la gran cantidad de semicorcheas.

Las cuerdas sonaron muy parejas en su calidad vocal, destacándose el sonido de tenores.
Debemos mencionar el hermoso Coral con recitativo de Bajo en la primera de las cantatas, donde las sopranos consiguieron un bellísimo sonido, así como en los coros iniciales y en el final del oratorio, donde coro y orquesta tuvieron un sobresaliente desempeño.

Entre los solistas, brillaron con luces propias el tenor Luis Olivares y la contralto Evelyn Ramírez. Olivares sumó a su bella voz un enfoque expresivo que hubiésemos querido para la versión. Sus arias fueron modelo en fraseos y articulaciones y el aria con flauta de la segunda cantata fue uno de los puntos altos de la noche.

Evelyn Ramírez cantó con gran musicalidad, excelente manejo dinámico y expresión en su aria de la segunda cantata y se sobrepuso al desajuste instrumental en el aria de la tercera. Demostró profesionalismo a toda prueba. El bajo Javier Arrey se desempeñó con soltura en “Grosser Herr” de la primera parte y fue un buen sustento de la soprano en el dúo “Herr, dein Mitleid”, de titubeante pulso instrumental.

La soprano Paulina González, de quien el programa omitió sus datos, cantó sus partes con hermosa voz y en forma musical. Pero aún debe desarrollar más la expresión. En síntesis, un aporte del Centro de Extensión al presentar una obra donde la reconocida calidad de Rotzsch no pudo ser apreciada en su real dimensión debido a la cantidad insuficiente de ensayos, pero donde siempre el genio de Bach queda en evidencia.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?
Recomendados Emol