Pelotón: El combativo regreso de TVN a los realities

SANTIAGO.- Si hace tres años TVN debutaba con un rotundo fracaso en el formato de la telerrealidad gracias a “esa cosa” llamada “Tocando las estrellas” (el reality pobre), anoche quedó claro que se aprendió de la lección.

Las diferencias saltaron a la vista entre el anterior y actual encierro, partiendo por los recursos invertidos (cabe aclarar que el equipo de producción de 2003 no tiene relación con el actual).

Si hace tres años el “Guatón Mamón” quebró tres camas porque éstas no estaban adecuadas a su tamaño, el primer capítulo de “Pelotón” mostró a sus 16 participantes entrando al regimiento-estudio, una calurosa hacienda de Calera de Tango, en vehículos militares. Como para que no se notara pobreza.

Misión del deber

La tensión, desde entonces, se mantuvo a lo largo de la hora que duró el programa. El ex infante de Marina, Reynaldo González, después de presentarse como el instructor de la unidad y de prometer disciplina, puso a correr a los “conscriptos” bajo el quemante sol.

A éstos les disparaban balas de pintura y eran asustados por soldados camuflados. La rutina casi provoca el desmayo de una recluta.

Luego vino el turno del peluquero. Los hombres estaban obligados a pasar por la rasuradora, mientras que tres valientes chicas se atrevieron a raparse cual Demi Moore en la película “G.I Jane”, a cambio de beneficios aún desconocidos.

El solterón Felipe Camiroaga, por su parte, cumplió en el rol de conductor. Sin robar protagonismo, explicó que habría dos eliminados al caer la noche y pidió dar todo en nombre del honor. Intervenciones limpias y breves. Rara sí la chaqueta negra llena de bolsillos que usó en el capítulo debut. En vez de rudo comando, parecía un aprendiz de pesca con mosca con tanto fondillo inútil.

Nacidos para sufrir

A esa altura del programa, el público ya lo había hecho su favorito de la noche. Según cifras online preliminares, “Pelotón” se imponía con 26 puntos, mientras que un capítulo repetido de “Contacto” marcó 16.9; la segundo emisión de “Fama”, en tanto, bordeaba los 25 puntos cerca de la media noche.

Y todavía faltaba lo mejor de la jornada: la exigente prueba de eliminación. Los reclutas debían escalar  rampas llenas de barro, correr por un charco de agua sucia, saltar cuerdas y arrastrarse punti codos para alcanzar una de las 16 antorchas que garantizaba permanecer en competencia.

Exijo ser un héroe

Para hacer más ruda la tarea, de sorpresa se integraron dos competidores más. Y quizás no eran necesarios. Ya que de no ser por la ayuda del macizo y pequeño recluta Juan Pablo Álvarez, gran parte de los concursantes no completaban la misión.

El rechoncho conscripto oriundo de Graneros, al ver que no podía completar el trayecto por sí solo, comenzó a ayudar a los rezagados. Hasta aceptó que le pisotearan la espalda y la cabeza con los bototos embarrados para superar los obstáculos.

En esa faena, se vio la primera situación reprobable del encierro. Uno de los reclutas a los que ayudó Álvarez, el conscripto Luis Tejo, no le devolvió el favor. Lo dejó con la mano estirada cuando ya estaba a salvo sobre un valla, pese a que el instructor González  ordenó que ayudara a su compañero de encierro.

Otra oportunidad

El esfuerzo de Álvarez, en todo caso, no fue en vano. No alcanzó antorcha, pero la producción le permitió seguir en juego por su altruismo y garra. Era el héroe de la noche. La única eliminada fue María Eliana Yutronic, quien no quiso participar de la prueba para resguardar su salud.

El programa cerró con los aspirantes al premio de $50 millones celebrando el Año Nuevo en su habitación comunitaria con una guerra de almohadas. Un emotivo final después de tanto sufrimiento, y que marca el sello del productor Nicolás Quesille en este tipo de programas.