Los Sa-Sá en pleno.
El Mercurio.SANTIAGO.- Hace meses que se venía anunciando que la secuela de los "Sa-Sa", que ahora son "La dinastía de los Sa-Sa", traería nuevos conflictos.
Que no sería una serie repetitiva. Esa que se quedó pegada con una familia de recursos precarios y que de un día para otro practican sin freno el (in) sano arte del despilfarro. Todo por su condenada suerte en los juegos de azar.
Puras promesas
"Los nuevos Sa-Sa tendrán un ojo más crítico". "Los personajes han evolucionado, tienen más mundo". "Lucharán constantemente por tratar de seguir siendo los mismos, a pesar de los millones". "Será una radiografía del arribismo chileno".
De este tono eran las citas, tanto de actores como de anónimas fuentes de la producción, que daban cuenta de cómo se vendría la mano del clan 2007 liderado por Martuca (Solange Lackington).
Pues bien, nada de eso se vio anoche. El primer capítulo partió lento, con los personajes todavía pegados en sus roles de "Brujas".
Hijitos de mamá
Apenas se insinuaron los nuevos conflictos de Byron (Héctor Morales) y Mariana (Antonella Ríos); de Jasón (Juan Falcon) y Gretel (Ingrid Cruz), dos parejas que no se atreven a dejar el hogar que les ofrece una metiche Martuca, y quien ejerce el control sobre ellos con lágrimas ante el mínimo problema y con cuna y citófonos en sus habitaciones.
La novedad corrió por cuenta de la nueva mansión que compró la matriarca del clan en La Dehesa, para que la familia viva "toda junta como una empaná", donde unos "son aceitunas y otros, huevos duros y cebolla", según ella. Ni Neruda lo hubiese dicho mejor.
Liposucción que me rompiste el corazón
Mención aparte merecen los kilos de grasa menos de la señora Irene (Teresita Reyes), que, sin embargo, le juegan en contra en sus intenciones de casarse con el tata de la familia, don Jack. Porque éste extraña la otra mitad de su amada, perdida en el desagüe de alguna clínica de liposucción argentina.
En todo caso, el primer capítulo tuvo sus aciertos. Las actuaciones del elenco son convincentes para el tipo de personaje que buscan retratar.
El más chistoso sigue siendo Jasón, con esos tics de asma que le viene cada vez que tiene un problema. Lo más débil de la noche, fue la pobre interpretación de borracha de Ingrid Cruz. Pero al margen de eso, la familia funciona, sólo que faltan sus nuevas historias y las absurdas problemáticas que arrancaban carcajadas en Brujas. Habrá que seguir esperando.