LONDRES.- Es el maestro de la versatilidad. Nadie interpretó hasta el momento tantos papeles diferentes en el mundo de la música como David Bowie.
Ninguna pose resultó demasiado excéntrica para él, ningún disfraz fue lo suficientemente loco, con tal de llamar la atención del público.
Su capacidad de transformación le ganó el apodo de "camaleón". El próximo lunes, el londinense de múltiples talentos cumplirá 60 años y algo es seguro: Bowie interpreta el papel de envejecido astro del pop y rock a la perfección.
La fuente de energía interior que hace que Bowie siga siendo Bowie en medio de su versatilidad la trajo alguna vez de Asia. Desde hace años este hombre, que es uno de los artistas británicos más ricos y que vive la mayor parte del tiempo en Nueva York, es un budista activo.
A partir de sus creencias Bowie se compromete a menudo con obras de beneficencia. Pero también porque aprendió a través de su mujer Imán, una hermosa modelo proveniente de Somalia, que muchas personas viven en la pobreza.
"Todo cambió", reconoció Bowie en el año 2000. Pocos meses antes, en agosto, Imán dio a luz a su hija Alexandra. Para el artista fue motivo suficiente para reflexionar sobre sus amores y la vida. El resultado fue el álbum "Heathen", un regreso maravilloso tras un tiempo de introspección. Y fue además una aparición sorprendente: textos reflexivos, ritmos crudos y sin la fanfarria que lo caracterizaba.
Al escuchar este disco muchos se preguntaron dónde quedaron los tiempos en los que Bowie superaba en escena el show erótico de Mick Jagger. ¿Dónde quedó "Major Tom", el alter ego de Bowie en su fase de rock-ciencia ficción? ¿Y el extraterrestre bisexual Ziggy de "The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars", el pálido "Thin Withe Duke" o el Bowie en estilo Frank Sinatra?
Las drogas, especialmente la heroína, fueron ingredientes de una larga fase de excentricidad en la vida y obra de Bowie. Esta excentricidad lo acercó al abismo, aunque justificó y consolidó su fama de "camaleón" en la escena del rock, pop y jazz.
En la segunda mitad de los años setenta Berlín apareció en la vida del británico. La atmósfera de la metrópolis lo ayudó a vencer a la heroína. Allí surgió "Heroes", el que muchos consideran su mejor disco.
Lo que llegó en los ochenta era puro pop, libre de la sombría fase de drogas, pero igualmente de gran profesionalismo. Comercialmente fue la etapa más exitosa de todas, con hits mundiales como "Let's Dance" y "China Girl".
A pesar de todo, continuó siendo fiel a sí mismo. Ofreció un pop pegadizo y al mismo tiempo exigente, que siguió siendo considerado de vanguardia.
En 2004 Bowie logró un nuevo éxito con "Reality", aunque no tan celebrado como su regreso con "Heathen". "Reality" resultó ser una declaración de amor a Nueva York, pero sin el entusiasmo que mucha veces afecta a los visitantes de la "gran manzana".La advertencia llegó en forma de un ataque cardíaco.
Hace dos años y medio Bowie debió ser operado en Hamburgo por una afección cardiaca. Poco después estaba en pie sobre el escenario. Lo suficientemente pronto como para recibir en febrero del año pasado el Grammy honorario por su obra musical.