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Las canciones del pasajero

11 de Enero de 2007 | 00:00 |
Autor de composiciones tan significativas como "Canción a Magdalena", "Los pasajeros" y "Cuento del lobo", el cantante lanza Canciones de autor, disco con melodías de antes y de ahora. No existe el tiempo como lo conocemos con Julio Zegers. "No me he subido a ni un carro, entonces no hay carros que se pasen ni se pongan de moda", dice.

David Ponce


Julio Zegers, canción y fusión: "Es estar consciente de ser chileno y latinoamericano y de tener los Andes al lado en esta tierra angosta" (foto: archivo El Mercurio).
Julio Zegers ha dejado que pase la vida entre los discos que ha grabado. Más que discos, son canciones las que jalonan su historia. Primero, "Canción a Magdalena", cuando era un flaco hippie que fue a ganar con ella el Festival del Viña de 1970. Segundo, "Los pasajeros", con la que ganó el mismo festival en 1973. Tercero, "Cuento del lobo", con la que volvió a Viña en 1983 a dejar enseñada una canción misteriosa sobre un lobo de mar que a su manada reunió y desafiando el temporal se encaminó hacia la ciudad.

Son canciones de autor. Y ahora, todas juntas, hay más de ellas en Canciones de autor, su nuevo disco. "Quedé con una sensación de deuda pendiente, porque seguí componiendo", explica. "Y quiero que queden como las siento. Por eso les puse Canciones de autor. Canciones de un autor para que las rescate el que tenga ganas, al que le vengan, sea hoy día, en un par de años, cinco años o después de que uno se haya muerto. Que quede una lectura de lo que considero que son las canciones".

El tiempo no es un pie forzado para Julio Zegers, que de toda esta historia tiene tres discos, El paso del caminante (1971), Que vivan los que regresan (1985) y, ahora, Canciones de autor (2006). Catorce años entre el primero y el segundo, veintiún años entre el segundo y el tercero. "Las dejo, las tomo de repente, las trabajo hasta que siento que ya no tienen marcha atrás", dice. "Probablemente trato de que las canciones sean un poco sin tiempo. No me he subido a ni un carro, entonces no hay carros que se pasen ni se pongan de moda".


Roble o mimbre

Cuatro de sus Canciones de autor son nuevas versiones de composiciones anteriores, desde "Canción a Magdalena" hasta la de ese LP de 1985, como "Anda Pedro", "Cantar del cantor" y la propia "Cuento del lobo". "Además un disco me implica terminar canciones que he comenzado, que me gustan pero que no me he dado el tiempo ni la presión para terminarlas".

–¿Por qué pensaste en grabar "Cuento del lobo" de nuevo?
"Porque necesitaba una versión más íntima. Ahora la hice con un arreglo chiquitito. Cuando hice ‘Magdalena’ lo único que tenía (la canción) es que era un poquito distinta y se la podía dentro de un contexto. Con ‘Los pasajeros’ me volé más, fui armando mi camino. Y llegué a cosas como el ‘Cuento del lobo’, que son complicadas. Mi desafío fue llevarlo a Viña para poder decir ‘Ah, clasifiqué en Viña con una canción que sirva para abrir algo’, con la que no podía pretender ganar, pero sí decir ‘esa canción un día se cantó en la Quinta (Vergara)’: difícil, con arreglos que no tienen nada que ver con lo que se hizo allá".

Entre las nuevas composiciones hay una adaptación de Vicente Huidobro en "Mujer de mi gran viaje", dedicatorias cantadas a Isla de Pascua como "A Rapa Nui" y "Hanga Roa" y canciones de letras más íntimas como "Lazos" y "Reflejo del firmamento", con versos como "Hazme roble, hazme mimbre". "La diferencia entre esquivar una bala que te disparan o ponerte firme para resistir", explica.

–¿Cuál de las dos tiene más que ver contigo?
"Las dos, es una combina absoluta. Pero la mayoría de las veces quiero ser roble y soy mimbre, quiero ser mimbre y soy roble. Uno es humano, no le achunta".

–Hay hasta un bolero. ¿Ése es un ritmo que no falla?
"Siempre que tú sepas quién eres… yo no soy Lucho Barrios…".

–Ni Lucho Gatica.
"Lucho Gatica es un bolerista mundial. Los boleros que más me llegaron fueron los de Los Tres Caballeros, donde estaba (el autor mexicano) Roberto Cantoral. Yo los oí como esas reliquias que alguien trae a Chile, por Jaime Atria padre", recuerda, en alusión al compositor de canciones como "La consentida" y "Noche callada".


Canción de Magdalena y Quique Neira


Zegers ‘70: el cantante sobre el escenario del Festival de Viña, cuando ganó con "Canción a Magdalena" en 1970 (foto: archivo El Mercurio).
Julio Zegers se rodeó de un entorno casi familiar de músicos para grabar su nuevo disco, desde el productor musical, su hijo Max Zegers, pianista y compositor, hasta los diversos músicos invitados, partiendo por el cantante Luis Le-Bert y su grupo, Santiago del Nuevo Extremo.

Pablo Astaburuaga (guitarra) lo acompaña desde inicios de los ‘70. Con Edgardo Riquelme (guitarra) y Alejandro Reid (percusión) grabó el LP de 1985. Con Pedro Villagra (saxo) y Pablo Lecaros (bajo) ha tocado en vivo, y hasta unió generaciones entre Sergio Tilo González, baterista de Congreso, y su hijo, el guitarrista Simón González.

También figuran en el álbum los guitarristas Emilio García, Jorge Díaz y Raúl Céspedes, los percusionistas Pedro Greene y Cristian Hirth, el violista Paulo Rojas y los bajistas Jorge Campos, Fernando Julio y Christian Gálvez, a quien Zegers conoció en un concierto junto al jazzista chileno Manuel Villarroel en el Club de Jazz.

"Y lo estaba acompañando un pendejo (Gálvez) como de dieciocho años", recuerda el cantante. "Y con lo chupado que soy fui, le di un abrazo y le dije ‘erís salvaje, vine a ver tocar a Manuel y quedé loco con tu tocada’. Y queríamos hacer algo juntos. En esa canción le dimos predominancia al bajo".

Dos cantantes invitados más nuevos tiene el disco. Una es Magdalena Matthey. "La encuentro la persona más dulce que puede haber en la música. Y es una tremenda cantante. Pura finura", dice Zegers. Y otro es Quique Neira, en la canción "A Rapa Nui". "Fue súper mateo el Quique. Él tiene mucho de lo que tienen los pascuenses de verdad en su manera de cantar. Unos tipos grandes que cantan con suavidad".

–¿Cómo es trabajar con tu hijo como productor?
"Difícil".

–¿La familiaridad no es una ventaja?
"No. Pero sí es una tranquilidad porque me hizo arreglos donde había búsqueda. Agarró un feeling que si lo hubiera hecho solo a lo mejor no habría sido tan simple. Y creo que la simpleza es una virtud de esto".


Sudaca antes de los sudacas

–A propósito de tus invitados, ¿crees que este disco te hermana con músicos de ahora, como la propia Magdalena Matthey o Francesca Ancarola?
"Me siento más hermanado con ellos que lo que tú crees, porque de alguna manera partí dando ese espacio, que no fue sólo mío. Cuando hice ‘El cuento del lobo’ fue la primera vez que trabajé con batería, pero sólo porque la tocaba Alejandro Espinosa, que era de una sutileza tal que yo no sentía la batería, sentía a alguien que me acompañaba. Y sí siento que antes que yo hiciera Que vivan los que regresan no había en Chile esa música que hoy estás oyendo de la Francesca (Ancarola), que son en el fondo los jazzistas que cantan, componen, pescan boleros, los llevan al jazz. Y empezó a aparecer esa conformación, ese sonido".

–En ese tiempo Isabel Parra grabó con Cometa
"No es que yo haya abierto esa puerta. Es sencillamente que estaba parado cerca de la puerta, entré y otros siguieron. Jaime de Aguirre (el productor de Que vivan los que regresan) aportó con ideas".

–Ese mismo equipo, Jaime de Aguirre, Edgardo Riquelme, Alejandro Espinosa, grabó en ese tiempo el primer disco de Eduardo Peralta.
"Claro. Yo le doy los méritos en el sentido de cuando oí ‘Golodrina chilota’ (de Peralta) con el arreglo de Edgardo (Riquelme), dije ‘ah: trabajemos con ellos’. Pero las canciones de Eduardo las siento muy del elemento folclórico, y siento que yo también tengo raíz, pero es más raíz que folclor. Es como estar consciente de ser chileno y latinoamericano, y tener los Andes al lado, y esta tierra angosta. E ir al norte y al sur y sentirlo. E ir a Europa y decir ‘pero si yo soy muy sudamericano’. Y vivir en Europa y ser sudaca. Antes de que existieran los sudacas".

–¿Hay otras afinidades con músicos de esa generación? Mencionaste las canciones sin edad y pensé en Hugo Moraga, y Eduardo Gatti también sacó un disco nuevo al mismo tiempo que el tuyo.
"A Eduardo y a Hugo los conocí juntos, porque los tocaban en ese tiempo creo que en la radio Beethoven. Y yo encontraba la raja a Hugo. Difícil. Difícil su composición y él igual. Pero yo siento admiración por lo que han hecho. Son referentes históricos en Chile que me encanta que existan".

–¿Te llaman la atención nuevos nombres de esta música como los Elizabeth Morris o Alexis Venegas?
"Me encanta la Elizabeth Morris, cómo compone, y su sobriedad. A Alexis ya lo había visto cantando a dúo con la Magdalena (Matthey), lo siento más al borde del pop, toca bien, me encanta que exista. Le tengo curiosidad al Gepe. Pero lo he oído sólo por Internet. Uno tiene que estar abierto no a lo que hace uno: a lo que hacen otros".

–¿Por qué no regrabaste también "Los pasajeros"?
"Porque mi idea no es parar aquí. ‘Los pasajeros’ la voy a grabar lo más luego posible para seguir, pero todavía estoy muy reciente de cosas. La quiero grabar con tiempo para seguir con otras canciones de ahora".

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