El guitarrista y compositor parisino Olivier Mellano debuta en Chile como parte de los Encuentros Internacionales de Música Actual, EIMA, y trae una mezcla de cine mudo y música: presentará
La aurora (1927), película de Murnau, con banda sonora en vivo.
David Ponce
Mellano + Murnau: el músico francés presenta el domingo en Valparaíso y el martes el Santiago su banda sonora para La aurora (1927), filme mudo del director alemán F. W. Murnau. |
Va a ser un concierto, pero en este caso lo ideal es que nadie vea al músico tocar en el escenario. Así lo dice el propio músico, Olivier Mellano, el guitarrista francés que este fin de semana debuta en Chile con dos actuaciones en Valparaíso y Santiago: más que conciertos, serán cine-conciertos.
"Cinéma-concert", dice Mellano, que presentará la música que compuso para
La aurora, una película filmada en 1927 por el maestro del cine mudo Friedrich Wilhelm Murnau que será proyectada junto con su actuación. "Mi objetivo es desaparecer al lado de la película", explica el guitarrista. "Para mí está logrado cuando la gente piensa que no hay un músico".
Olivier Mellano ha tocado y grabado con los franceses Dominique A y Yann Tiersen (autor de la música de la célebre película
Amélie, 2001), el dúo inglés Goldfrapp o el músico inglés Robin Guthrie, fundador de Cocteau Twins.
L’aurore fue un encargo que recibió en 2005 y que estrenó en la ciudad francesa de Tolouse. "Me pidieron que escogiera una película e hiciera la música", recuerda.
–¿Por qué elegiste esa película de Murnau?
"Por la modernidad que tiene. Es de 1927 pero es muy, muy moderna. El ritmo es interesante, está llena de aspectos musicales que se pueden abordar, es una de las primeras veces en el cine donde se pueden ver efectos, impresiones de una imagen sobre otra, planos trabajados con mucha precisión. Busqué muchas películas mudas al comienzo, pero todas las de esta época tienen un lado muy rápido, muy trepidante, y no lograba componer música sobre eso.
La aurora tiene algo muy fluido. Es una historia simple, una fábula básica, pero la forma dada a esa historia es muy bella".
–¿Trataste de traducir esas imágenes a música o de hacer un relato paralelo?
"Fue una gran responsablidad, porque es una película muy importante y con la música era posible estropearla por completo. Al comienzo fue muy pesado, pero luego me planteé el hecho de que sobre todo para el pianista que en la época acompañaba las películas no tenía esa complejidad. Y ahí intenté dejarme atravesar por las emociones de la historia y cuidar siempre la intención por adosarme al ritmo y la dramaturgia con la mayor fidelidad posible. No quise hacer una segunda lectura, sino estar lo más cerca posible de lo que el filme me decía".
–Es primera vez que presentas La aurora fuera de Europa. ¿Qué esperas?
"Me da mucha curiosidad ver cómo el público aquí va a tomarla. Es muy misterioso para mí. Pero en todos los lugares donde la he presentado ha habido una reacción muy fuerte, muy ligada a la película más que a la música, y de gente de diversas edades".
Las inquietudes de Mellano
Así como variados son los artistas con que Mellano ha colaborado, su rango musical abarca desde rap a música contemporánea. Su reciente disco
La chair des anges (
La carne de los ángeles, 2006), incluye piezas para ochos guitarras eléctricas, órgano, clavecín o música electrónica.
"Son intérpretes clásicos. Empecé a componer piezas para clavecín hace bastante tiempo, pero son composiciones más posmodernas, un poco como Steve Reich o Arvo Pärt", explica. Y al mismo tiempo su propio grupo, Mobiil, se dispone a editar un tercer disco en abril.
"Es bastante fría como música", describe. "Un poco sombría, electrónica. De hecho no hay mucha guitarra en el grupo. Y va a salir al mismo tiempo que un disco sólo de guitarra y voz que hice con un grupo de rap, Psykick Lyrikah. Para mí todo es coherente. Es la misma energía. Es la forma la que cambia, pero el fondo es el mismo".
Carta Blanca (Carte Blanche) es el nombre del encuentro que Olivier Mellano ha organizado durante los últimos dos años en Francia, como sucesor de los festivales Isla Eléctrica (Ile Électrique) que inició en 1998. "Ile Électrique consistía más en pedir a la gente a que viniera a hacer algo inusual", recuerda. "Había más intercambio entre los grupos, mezcla y creación especial. Carte blanche se trata de invitar a la gente a hacer lo que quieran".
Músicos como los mencionados Dominique A y Robin Guthrie han sido parte de esos encuentros. "Vivimos muy cerca", dice, acerca de Guthrie. "Vive al lado de Rennes (ciudad del norte de Francia), en un pequeño pueblito. Teníamos algunos amigos en común y empezamos a hacer música juntos. Yo era absolutamente fanático de Cocteau Twins y diez minutos más tarde estábamos jugando video juntos".
–¿Y qué han hecho juntos con Dominique A?
"Dos discos y tres giras. Nuestro trabajo juntos es muy muy simple, él no es en absoluto imperativo, es muy natural. Me gusta mucho la energía que tiene en vivo, una intención muy fuerte y bella".
–¿Crees que cantautores como él son la continuación de los cantantes como Brel o Brassens?
"Respeto mucho a esos artistas, aunque no los escucho todo el tiempo. Pero para mí es la misma idea, aplicada, claro, a la época actual. Dominique A es uno de los más importantes cantantes franceses y hay cosas suyas que van a quedar en la historia".
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