El grupo que encabeza desde 2003 Eduardo Carrasco, y que es una de las dos formaciones que hoy actúan con el mismo nombre, reeditará en 2007 el disco
Cantata Santa María de Iquique (1970) y adelanta además su próximo álbum nuevo, que incluirá tres obras inéditas del fallecido autor Luis Advis.
David Ponce
Eduardo Carrasco: "Creo que el próximo disco de Quilapayún será un hito" (foto: Mauricio Palma, El Mercurio). |
Son dos generaciones las que conviven entre Eduardo Carrasco e Ismael Oddó. El primero está entre los fundadores de Quilapayún, uno de los más célebres conjuntos de la Nueva Canción Chilena, iniciado en 1965. El segundo es hijo de uno de sus integrantes históricos, Willy Oddó, quien murió en 1991. Y ambos son parte de la formación del grupo que se dispone a cumplir en 2007 una efeméride para su historia.
Serán días ocupados para el grupo que integran, entre Francia y Chile, Eduardo Carrasco, Hernán Gómez, Hugo Lagos, Guillermo García, Carlos Quezada, Ricardo Venegas, Rubén Escudero y los jóvenes Ismael Oddó y Sebastián Quezada, y que en 2003 se formó en oposición al conjunto que dirigen Rodolfo Parada y Patricio Wang en París. La formación de Carrasco conmemorará los cien años de la matanza obrera de Iquique en 1907 con una reedición del histórico LP
Cantata Santa María de Iquique (1970), obra del compositor chileno Luis Advis. También lanzará un disco nuevo y acaba de editar el compilado de canciones tempranas
La fuerza de la historia (2006) a fines del año pasado.
"Es un disco que muestra la conexión del Quilapayún con su historia", define el director.
La fuerza de la historia es una colección de canciones propias de la agitación política chilena de fines de los ‘60 y comienzos de los ‘70. "Es un producto de darnos cuenta de una serie de cosas de nuestra discografía que han quedado rezagadas, pero que fueron muy famosas en esa época", agrega Carrasco. "Tienen un valor documental", define Oddó.
–¿Más allá del documento, tienen un valor musical o son canciones más bien utilitarias?
"Algunas sí son utilitarias. Pero no son por ello malas", distingue Carrasco. "Hay una de ritmo cubano ("Ramona") que está hecha con el Manguaré, el grupo cubano que estuvo acá. La cantata ‘Vivir como él’ (inspirada en el combatiente vietnamita Nguyen Van Troi) es con música de Luis Advis y partes corales de Frank Fernández, que es un músico cubano, y son bien complejas desde el punto de vista armónico. Y canciones como ‘Las ollitas’, ‘La batea’, eran divertidas. Fue tanto el éxito que los momios cantaban ‘La batea’. O sea, era una cuestión rarísima".
De los mismos años data la
Cantata Santa María de Iquique, la obra más reconocida del trabajo conjunto entre Advis y Quilapayún. En 2007 será publicada una "edición centenario" del álbum, que incluirá un CD con el disco original y un DVD con el registro de
El reencuentro, montaje que el grupo hizo en 2004 de la misma obra en vivo. El diseño de la edición está encargado a un experto: es Vicho Larrea, autor de gran parte de la gráfica del movimiento de la Nueva Canción.
"Con Vicho hemos recopilado nuevas fotos de la época, cartas donde se da cuenta al Presidente lo que ocurrió, cosas que están en el Archivo Nacional. Y hay fotos, incluso de los acontecimientos. Es un momento muy particular, va a haber varias cosas este año relativas a eso", dice Carrasco, y menciona una película del cineasta Gregory Cohen sobre el tema, en la que Quilapayún también figura tocando, y una serie y una película de Marcelo Ferrari. El propio conjunto está preparando una gira para agosto y una actuación el 21 de diciembre en la misma escuela Santa María de Iquique.
Las novedades y los hitos
Ismael Oddó, hijo de Willy Oddó: nuevo compositor e integrante para el grupo (foto: Mario Muñoz, El Mercurio). |
En paralelo el grupo ha trabajado en su próximo disco de música inédita, que esperan lanzar junto con la
Cantata.
"Hubo muchas canciones que fueron saliendo en el trabajo del grupo y que ahora recuperamos, y obviamente están reformuladas", explica Carrasco, aunque también hay espacio ahí para creaciones más recientes como la primera del disco, titulada "Siempre".
"Es una reflexión sobre el propio Quilapayún. Surgió al final, y a Ricardo Venegas se le ocurrió que faltaba una canción que resumiera el espíritu nuevo del Quilapayún y que también diera una orientación definida al disco. Los mejores discos nuestros siempre han tenido una orientación precisa".
–¿Como cuáles?
"Bueno, un disco tan coherente como éste es
Survarío (1987). Hay ciertos hitos. El primer disco de Quilapayún es un hito (
Quilapayún, 1967). Otros son la continuidad de eso, hasta que llega otro hito, como el
Basta (1968), o
Por Vietnam (1969). La
Cantata (1970).
La revolución y las estrellas (1982). Y yo creo que este disco también es un hito. Quizás más que el
Survarío es
La revolución y las estrellas. Y después viene éste, yo creo".
Entre esas canciones inéditas recuperadas figuran "A California", creada a partir de la cantata
Fulgor y muerte de Joaquín Murieta hecha por el grupo en Francia a fines de los ‘70, o "La canción del padre solo", que data de un disco para niños de mediados de los ‘80, con letra de Carrasco y música y voz de Hugo Lagos.
Más reciente es una colaboración con Osvaldo
Titi Torres, ex integrante de Illapu y solista radicado en Francia, en una melodía donde el mismo Torres canta en quechua y luego Quilapayún imprime su propia versión. También está la composición instrumental "Chacao", de Guillermo García, basada en un ritmo de Chiloé y con Francisco Bosco en saxofón. Y entre las canciones de los nuevos integrantes figura "Palabras de amor", un bolero de Ismael Oddó con letra de Carrasco.
"La verdad es que contesta un poco al ‘Medianoche’ de los Inti (Illimani). Originalmente fue eso. Pero que fuera un bolero no solista, más colectivo", explica el autor. Su compañero Sebastián Quezada, hijo de Carlos Quezada, imprime su sabor cubano a "Rumba por la paz". "Él es un especialista en percusiones y música afrocubana", define Oddó. Y también consta una pieza del cantante uruguayo Leo Maslíah, "Final feliz". "Lo conocí y le pedí que me mandara la partitura y la montamos en Francia", dice Carrasco.
–¿Encontraron una sensibilidad común con Leo Maslíah?
"Sí. Además que él la encontró primero que nosotros. Él tiene una versión de ‘La muralla’ en la que juega con ese ‘Tun tun, ¿quién es?’, y aparecen personajes muy divertidos. Y hay un sentimiento común en el sentido en que hay ironía. Nosotros no lo hicimos tan fino como él, porque estábamos en una época, por decirlo así, más burda. Los años duros, más políticos. Él tiene canciones magistrales, además de una profundidad filosófica muy grande".
La herencia de Luis Advis
Dos socios históricos de Quilapayún también están presentes en el futuro disco. Uno es el pintor Roberto Matta, en la canción "Son de la co-razón".
"Roberto Matta quería enviar una canción para el cumpleaños de la (revolucionaria cubana) Haydée Santamaría. El texto lo hicimos juntos y yo hice la música", recuerda Carrasco. "Es una idea bien bonita de Matta, él es muy genial: es la co-razón del corazón con la razón. La idea de que la razón no tiene ni un sentido si no es con el corazón".
Y varias composiciones dan testimonio del lazo entre Quilapayún y el compositor Luis Advis, fallecido en septiembre de 2004. "Dónde está la que quiero" pertenece a la cantata
Los tres tiempos de América (1988), grabada por el conjunto con la cantante española Paloma San Basilio. Ahora se oye en la voz de Carlos Quezada y el piano de Oddó.
"La transformamos y le dimos una orquestación más cercana al formato del conjunto", explica el director. "La sinfonía lamentablemente no es muy conocida. Como es una gran obra, con orquesta, nosotros, una cantante, relator, es difícil de representar. Quisimos tomar esta canción y a lo mejor otra más adelante con el objeto de difundirla. Es importante porque es una canción a los desaparecidos".
Además son tres composiciones inéditas de Luis Advis las que habrá en el disco, tan urgentes que fueron entregadas una semana antes de la muerte del autor. "Son las últimas canciones de él", dice Carrasco, autor de las letras de las tres: se llaman "Soledad", "La gordinflónica ninfomanósica" y "La cueca larga de la Nueva Canción Chilena", enumera.
–¿Y hace honor a su nombre, es una cueca larga como la de Nicanor Parra?
"Sí. Además que era muy rápido, Lucho. Nos juntábamos, yo le pasaba las canciones, las arreglaba. Fue un trabajo muy bonito. Se demoró como una semana en hacer esto y lo escribió todo de punta a cabo. Las tres canciones".
–¿Cómo son?
"‘Soledad’ es una canción de amor un poco metafísica. La ‘Gordiflónica’ tiene toda una historia y la cueca también es una canción reflexiva, porque es una especie de recuerdo de la Nueva Canción Chilena".
–Tenía que ser una cueca larga, entonces.
"Claro. Nombrando al Inti, al Pato Manns… pero en forma divertida. Es un
tour de force (un pie forzado), como dicen los franceses. Y después ha sido un quebradero de cabeza, para que se escuche todo lo que hay".
"Tan carnálica, tan injuriósica, que hasta la métrica se le empelótica", son algunos de los versos de "La gordiflónica ninfomanósica". "Está hecha con el modelo de la Violeta Parra, de ‘Mazúrquica modérnica’. Y esta se llama ‘Mazúrquica más modérnica’", precisa el director. Y Violeta Parra también aparece por derecho propio en la "Cueca larga", junto a músicos como Isabel Parra, Patricio Manns, Quilapayún, Inti-Illimani, Rolando Alarcón, Ángel Parra y Sergio Ortega. "Cuando la cantemos creo que la vamos a tener que cantar con los Inti, porque hay tantas cosas que están sonando al mismo tiempo".
Dos generaciones
–¿Qué ha significado para ustedes grabar juntos? Para Ismael Oddó es el primer disco de canciones nuevas…
"Ha sido natural", dice Oddó. "Gracias a que ya me he integrado hace unos tres años al conjunto, grabar no me resulta tan extraño. Pero sí es un un tremendo honor y alegría escuchar ese bolero con las voces de Quilapayún y la dirección de Eduardo".
–¿Cómo es para Eduardo trabajar con Ismael?
"Bueno, para todos los viejos ha sido muy emocionante que se integrara Ismael, que tiene un carácter más emotivo por la pérdida de Willy. Por una parte es que se prolongue la cosa y que otra generación retome esta idea. Y creo que puede tener muchos alcances futuros si los jóvenes se interesan en esto, y se están involucrando cada vez más. E independientemente de la cosa emocional, Ismael es un músico mucho mejor formado que lo que nosotros éramos cuando teníamos la edad de él, producto de estudios, de una escuela de música. Y eso no tiene nada que ver con el pasado. Tiene que ver con el presente y el futuro. Lo mismo con el Sebastián (Quezada), que ha hecho un aporte muy importante en todo el sello cubano. Es muy promisorio que tenga una continuidad el Quilapayún, donde no necesariamente tengamos que estar nosotros".
La muerte de Pinochet en diciembre pasado sorprendió al grupo en plena faena creativa del nuevo disco. Con una historia atravesada por el exilio, la noticia no fue ajena. "Al reflexionar sobre eso lo que más me choca tiene que ver con algo que decía Matta", recuerda Carrasco. "Cuando hablábamos de la necesidad de que la demoracia llegara, que desapareciera Pinochet era como una condición del nuevo Chile, una cosa así. Y él miraba todo ese discurso con mucho escepticismo. Y nos decía ‘A lo mejor puede desaparecer el ser de carne y hueso, pero los Pinochet que los chilenos tienen en la cabeza, ésos son los más terribles’. Son formas de pinochetismo que vienen de las faltas educacionales del país, y no sólo en las cabezas de la derecha sino también en las de la izquierda. Esa es la cuestión fundamental. Que se mueran esos Pinochet".
–¿La diferencia generacional los hace ver el asunto de maneras distintas?
"Yo nací en Francia, en plena libertad de expresión, escuchando a los Quila, en un ambiente de solidaridad permanente de los franceses", recuerda Oddó. "Y llegué a Chile a los catorce años, todavía era dictadura, en 1989. La muerte de Pinochet me revolvió harto y me sigue revolviendo, pero no al punto de construir una barricada en el medio de la calle, porque ésa no es mi forma. Pero sí me pregunto cuál será el desenlace. Pinochet ya no era parte de la política del país, pero sí se vuelve a polarizar todo y se despiertan sentimientos muy primitivos, de enemigos jurados. Hay una cuestión que todavía no se ha saldado, y es la justicia en Chile, y es que Pinochet no fue juzgado. Claro, se murió, y me gustaría que esto impulsara a los tribunales a resolver todos los casos que quedan pendientes".
Lee aquí un comentario del reciente disco
Lee aquí una entrevista a la formación de Quilapayún con sede en Francia