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Anna Nicole Smith, una modelo millonaria y polémica que sucumbió a los excesos

Vickie Lynn Hogan fue abandonada por su padre, y criada por su madre y una tía. Se casó por primera vez a los 17 años con un cocinero y luego a los 26 con un millonario de 89 años. Tuvo dos hijos: Daniel, quien murió el 10 de septiembre de 2006 a los 20 años, y una niña de sólo cinco meses de vida.

08 de Febrero de 2007 | 19:41 | AFP

LOS ANGELES.- Anna Nicole Smith, la modelo que se convirtió en un verdadero icono de la cultura popular estadounidense desnudándose para Playboy y casándose con un magnate anciano que le heredó millones, protagonizó un destino de tragedias y excesos hasta su muerte ocurrida hoy cuando tenía 39 años.


La voluptuosa rubia de 1 metro y 80 centímetros de estatura, se crió en el seno de una familia pobre de Texas, abandonada por su padre, y criada por su madre y una tía. De allí se propuso reemplazar al icono Marilyn Monroe, portada del primer número de Playboy y fallecida sorpresivamente a los 36 años en su casa en 1962.


Hoy dos hitos que se repiten en la vida de las dos rubias estadounidenses.


Vickie Lynn Hogan, su nombre de nacimiento, trabajaba a los 17 años como mesera de un restaurante, se enamoró del cocinero Billy Smith y se casó embarazada de su hijo Daniel, quien murió a los 20 años el 10 de septiembre de 2006 por causas no esclarecidas aún, mientras visitaba a su madre y su hermanita de tres días en un hospital de Bahamas.


Smith estuvo tres años casada con el padre de su hijo mayor y se separó al cumplir los 20, cuando empezó a trabajar como bailarina de bares nocturnos bajo los seudónimos de Nikki, Robin y Anna Nicole.


Bajo este último sobrenombre conoció a J. Howard Marshall, un octogenario magnate petrolero con quien protagonizó una de las historias rosa que más sacudió a la opinión pública estadounidense en los años 90.


En 1992 Anna Nicole Smith consiguió ser portada del número de marzo de la revista Playboy, apareciendo como Vikkie Smith. Dos años más tarde se casó con el petrolero dueño de una fortuna de 1.700 millones de dólares; ella tenía 26 años y él 89.


Su aparición en la revista fue un trampolín a la fama que la llevó a reemplazar a Claudia Schiffer en la vallas publicitarias para la marca Guess y luego para la cadena sueca "H&M". En 1993 fue elegida la "Playmate of the year".


Presente siempre en las páginas del espectáculo por declaraciones polémicas respecto al sexo, las drogas y el amor por su esposo octogenario, Smith enviudó en 1995 de Marshall quien no la mencionó en su testamento, pero la poderosa rubia peleó hasta lograr en 2002 recibir una tajada de 88,5 millones.


La Smith millonaria no se conformó y siguió peleando con su hijastro lo que consideraba le correspondía como la última esposa del magnate, al que conoció como cliente del nightclub "Gigi" y quien, según afirmaría, pagó sus primeros implantes de pecho.


Pero su principal rival, Pierce Marshall, hijo del millonario, se anotó una victoria en 2004 cuando una corte de apelaciones revirtió la medida. La pelea por los millones seguía hasta que en junio de 2006 el hombre de 67 años murió tras una grave infección.


Como el más escabroso de los guiones, Smith evadió a la prensa rosa todo el año pasado para llevar en la intimidad un sorpresivo embarazo y por eso eligió las Bahamas para el parto de una niña en septiembre, sin imaginar que tres días después los medios la descubrirían por la súbita muerte de su hijo en el cuarto de hospital donde se reponía.


Smith construyó una biografía excesiva, tanto como sus cambios de peso, convertidos en Leit Motiv de un "reality" en 2003 durante el cual perdió más de 30 kilos, despojándose de la mujer enorme en que se había convertido y resucitando a la atractiva modelo.


La muerte la sorprendió en medio de dos escándalos judiciales: el primero lanzado por un fotógrafo ex novio de Smith que reclama ser el padre de su pequeña de cinco meses, contra el testimonio de ella que aseguraba que era de su abogado y pareja Howard K. Stern.


El segundo pleito había empezado esta semana y tenía que ver con un grupo de mujeres que acusaban a la ex modelo de mentir respecto a unas pastillas adelgazantes que no causaban los efectos prometidos en su publicidad.


La chica de la América profunda nunca se privó de la controversia, relatando sus fantasías con un caballo o el placer de estar borracha, hasta, incluso, cerrar un capítulo de su serie, tras un día de compras, anunciando: "Debo regresar a casa y ¡masturbarme!".

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