LOS ANGELES.- Los Oscar tienen al compositor español Javier Navarrete haciendo los deberes porque, como explicó a la agencia EFE, junto a la nominación por su partitura para "El laberinto del fauno" está la petición de la Academia de Hollywood de preparar un discurso que no pase de 45 segundos.
"Nos han dado este aparatito digital monísimo como un mechero que sólo graba 45 segundos para que prepares tu discurso", comenta divertido, jugando con el regalo de la Academia.
Tiene hasta el 25 de febrero para hacer los deberes, momento en el que este turolense nacido en 1956 sabrá si es el primer compositor español que obtiene el Oscar a la mejor banda sonora.
Hombre práctico y honesto donde los haya, Navarrete tiene sus dudas porque sus adversarios, dice, "son muy potentes". En su categoría está el argentino ganador del pasado año, Gustavo Santaolalla, con "Babel"; el "influyente" Philip Glass y "Notes of an Scandal"; el "original" Thomas Newman y "The Good German", y Alexandre Desplat con "The Queen".
"Pero tendré que preparar un discurso después de tanta insistencia para que seas original, que no leas nada y que nada de dar una lista de nombres", rememora sobre las instrucciones recibidas de la Academia en persona y en un DVD grabado por Tom Hanks.
Hollywood: un mundo distinto
Los deberes son el único inconveniente de la primera candidatura al Oscar de su carrera, un premio que le sonaba "remotísimo" y donde es el segundo español candidato en esta categoría tras la nominación el pasado año de su amigo Alberto Iglesias.
"Eso ya me pareció increíble y mira por dónde...", añade jocoso del aplauso que rodeó a ese muy amigo con el que solía tocar. Incluso antes de la candidatura, Navarrete empezó a vivir su partitura para un filme que aspira a seis Oscar "como una buena carta de presentación para un músico".
En enero le empezaron a llegar mensajes de agentes y representantes que querían trabajar con él, aunque admite que "ni remotamente" le decían nada de una candidatura.
Ahora las idas y venidas a Los Ángeles son constantes y el compositor de la banda sonora de "El espinazo del diablo" (2001), también con Guillermo del Toro, se sincera cuando reconoce que va "a probar".
"Aquí los compositores están más ayudados", admite, curioso ante un proceso distinto al que conoce en España. "Pero también más controlados. Es otro mundo", añade.
Le han dicho que en Hollywood hay necesidad de nuevos compositores, aunque a él le parece que hay gente muy buena.
De todos modos "el trasiego es normal", ya que en Hollywood siempre han asimilado "a mucha gente de fuera", un interés que atrajo en la década de los cuarenta a muchos músicos alemanes y en los setenta a toda una generación de italianos, explica.
Lo que es "totalmente excepcional" es la presencia de dos españoles, como Iglesias y él, en dos años consecutivos en los Oscar. "¿Coincidencia? Muy grande en todo caso, porque siendo amigos y habiendo tocado juntos...," deja la respuesta en el aire.
La presencia hispanoamericana
Buscando una lógica a estas candidaturas y a la ola de hispanos que este año abundan en la lista de los Oscar, el compositor tiene una respuesta. Mejor dicho, cuatro. "Lo que arrastra es que hay tres directores mexicanos muy potentes: Del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu", subraya de los realizadores que tienen detrás dieciséis candidaturas con "El laberinto del fauno", "Children of Men" y "Babel", respectivamente.
"Y Pedro Almodóvar, por supuesto. Si no fuera por ellos no pasaría esto", agrega incluyendo al realizador manchego, que cuenta con dos Oscar y que, sin poder repetir la experiencia este año con "Volver", ha catapultado a Penélope Cruz a la primera nominación de una actriz española.
Pese a los deberes, Navarrete está dispuesto a tomarse este trasiego de la mejor forma y aprovechar con su esposa, Alba, que le acompañará a la ceremonia, para pasar "la semana más festiva".
"Claro que los americanos, mientras se divierten, trabajan, lo cuál me parece muy bien. Pero nosotros nos lo planteamos como una fiesta", concluye, demostrando que tiene las ideas muy claras.