BERLIN.- Arthur Penn, uno de los directores que renovaron al cine norteamericano en la década del 60 del siglo pasado, recibió hoy, a los 84 años, el oso de oro a la carrera de parte del 57° Festival de Berlín.
En una breve ceremonia que precedió la proyección de su filme más famoso, "Bonnie and Clyde", el director de la Berlinale Dieter Kosslick entregó la estatuilla al director, quien declaró que si esperaban un poco más "hubiera llegado a Berlín en un ataúd".
"Haber empezado la carrera haciendo televisión en vivo y en directo me enseñó mucho para aprender el oficio", comentó Penn. "En los años '50 la tecnología era aún primitiva, pero se modernizaba día a día, por lo que el desafío era muy estimulante", recordó el galardonado.
John Frankenheimer, George Roy Hill, Franklin Schaffner y él mismo eran mirados como "bichos raros" en Hollywood, donde les aseguraban que "no había forma de cambiar" el modo de hacer cine, comentó. "Nosotros, en cambio, teníamos una nueva actitud con respecto al medio, y no creo que nos recibieran con simpatía o placer", agregó el director.
"Muchos me han reprochado la violencia que hay en mis películas, pero nunca la usé por motivos comerciales", afirmó. "Cuando hice 'Bonnie and Clyde' la guerra de Vietnam estaba en pleno desarrollo y la violencia se respiraba en el aire. Somos, desgraciadamente, un país muy violento que cree que todo se soluciona con la guerra. Y cuando ésta termina nos damos cuenta que nada ha cambiado y que hay que volver a empezar", opinó.
"Con 'Mickey One' quería salir del clima que había creado el maccarthysmo donde habíamos sacrificado nuestras libertades por miedo al comunismo. Con ese filme quise restablecer lo mejor y no lo peor que nos aporta la democracia en la que los derechos fuesen respetados y no prohibidos", explicó.
"Hago poco cine últimamente y no sabría decir si es culpa mía o de los productores", dijo y agregó que "Hollywood ha cambiado". Las compañías ya no son "propiedad de personajes como Jack Warner, Louis B. Mayer o Harry Cohn, que con todos sus problemas amaban al cine y dejaban una relativa libertad a sus directores", sostuvo.
"Hoy son todas parte de grandes conglomerados transnacionales cuyos ejecutivos piensan sólo en ganar el mayor dinero posible por los medios más seguros (...). Yo sólo sé que una película de mucho presupuesto es casi siempre una mala película, una con menos dinero al menos tiene la posibilidad de ser buena", explicó.
"Confío en que las nuevas tecnologías permiten a jóvenes cineastas expresarse sin tantos medios financieros", agregó Penn y comentó que, aunque no haga cine desde hace más de tres lustros no está "cruzado de brazos". "Hago teatro en Broadway y si hay un proyecto interesante en televisión vuelvo a mi primer amor", finalizó el longevo director.