CARTAGENA DE INDIAS (COLOMBIA).- El escritor chileno Antonio Skármeta planteó hoy en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, que su mayor preocupación es "el español que no se habla".
Skármeta se refirió así a "los millones de habitantes que no tienen otra lengua que el español y que carecen de toda posibilidad de contactarse con la fabulosa trama de su propia lengua, aquellos que están más cerca del silencio que de la palabra, todos esos seres fraternos, hermanos, desvalidos, que sienten aún el castellano como una barrera entre su intimidad y su expresión".
"Educados por sistemas que aspiran fundamentalmente a producir seres serviles a un proyecto de infinito progreso, cuyo ídolo es la técnica, a través de la escuela y los medios de comunicación les entregan un reducido manojo de palabras, en todo semejante a la dieta de agua y pan que se entrega a un prisionero en el calabozo", añadió en el marco de su participación en la segunda sesión plenaria "El español, lengua de comunicación universal".
"Estos seres son alejados de la lectura, pues leer es un patinar sobre una pista de palabras españolas que les son tan ajenas como el agua al desierto. La espontaneidad callejera y los medios reproducen esa carencia hasta la ignominia. Los gobiernos de América Latina defienden con ahínco sus fronteras de eventuales enemigos militares, pero entregan el aire de la patria y sus niños a la más destemplada indefensión cultural", afirmó el autor de "El cartero de Neruda".
"Es poco patriótico entregar a la población masivamente a una reducción del mundo, como la que ofrece la escuela formal con sus currículos, cada vez más escuetos de humanidades, y a la que nos concede la gran red pública de entretención televisiva, donde todo lo que se calla es infinitamente más rico que lo poco que se dice", indicó el escritor.
Skármeta, que tuvo gran éxito con su programa de televisión "El Show de los Libros", sostuvo asimismo que el español "es una maravilla y debe brillar en su esplendor, sin sujetarse a las modas que lo quieran hacer instrumental a propósitos tecnológicos o políticos".
"El español del pobremente educado es el que le sirve apenas para balbucear un 'gracias señor' por la limosna que se le ofrece, es dubitativo, de dientes mordidos, de finales de frases mutilados, de ilógicos circunloquios de sinsentidos", apuntó. "El arco voltaico entre la gran lengua de los libros y el vivaz lenguaje de la calle está disuelto en la penumbra. No hay política cultural que lo haya abordado. Los medios abominan de los libros, de las imágenes complejas, desean y han conseguido glotones de banalidades, fabricantes de reducciones, velocistas del lugar común, gran tema para los políticos que deben velar por la salud cultural de sus países", manifestó en un aplaudido discurso.
La mesa redonda también contó con participación de Enrique Durand, de la emisora CNN en español, y el escritor Manfredo Kempff, de la Academia Boliviana de la Lengua, con la moderación de Juan Luis Cebrián, de la Real Academia Española, en una sesión presidida por Óscar Acosta, de la Academia Hondureña de la Lengua, y con una ponencia general del colombiano Juan Gossaín.