MADRID.- Casi 400 años después de la muerte del escritor español Francisco de Quevedo (1580-1645), los científicos han conseguido confirmar dónde está enterrado gracias al análisis de los huesos de una fosa común, informan hoy los medios.
La cojera que sufría el gran autor del Barroco español sirvió para confirmar que diez de los huesos hallados en una cripta de una iglesia de Villanueva de los Infantes, junto a Ciudad Real, en La Mancha, corresponden a Quevedo.
El trabajo fue realizado por 11 investigadores de la Escuela de Medicina legal de la Universidad Complutense de Madrid y permitirá que el escritor sea enterrado en un lugar más digno, según declaró el alcalde de Villanueva de los Infantes.
Se daba por hecho que los restos de Quevedo se hallaban en la parroquia de San Andrés Apóstol, pero nunca se había podido probar científicamente. El cuerpo se encontraba entre centenares de restos de hasta 167 sujetos, algunos de ellos animales, según han determinado los trabajos científicos, que se han prolongado durante más de un año, según el diario "El Mundo".
Al no contarse con datos de ADN para comparar muestras porque no se conocen descendientes del escritor, la pieza clave fue el hallazgo de un fémur derecho con una ostensible torsión, según explicó el director del equipo, el forense José Antonio Sánchez.
Se sabía que el escritor sufría una cojera y así se comenzó con la identificación, que permitió aislar otros nueve huesos: el otro fémur, una clavícula, un húmero y seis vértebras. No fue posible en cambio recuperar el cráneo.
La investigación ha sido "exhaustiva hasta donde se ha podido llegar", señaló Sánchez.
Quevedo murió en 1645 en el Convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes. Sus restos fueron trasladados varias veces y se había perdido su rastro. La iglesia donde ahora fueron hallados había sido demolida y no fue hasta 1955 que se encontraron las ruinas.
El autor fue, junto con Miguel de Cervantes, uno de los mayores representantes del Siglo de Oro español, y se hizo famoso entre otros por sus escritos satíricos, publicados en 1627 bajo el título de "Sueños".