Diego Casanueva en el papel de José Miguel Carrera.
Canal 13SANTIAGO.- La bofetada que le propinó José Miguel Carrera al “padre de la patria”, Bernardo O’Higgins durante la emisión anoche de “El Príncipe de los caminos” quedará como un registro indeleble y osado de la película que exhibió Canal 13.
La licencia tomada por la cinta -que según expertos no tiene asidero histórico- muestra a un enfurecido e imponente Carrera confrontando en persona a O’Higgins luego del levantamiento que llevó a los patriotas a enfrentarse entre ellos mismos (conflicto de Tres Acequias), debilitando así las fuerzas locales contra las tropas realistas. Todo, derivó en el desastre de Rancagua.
“Guacho del carajo”, le dijo Carrera al libertador en esa escena, lo mandó "a la mierda" y luego amenazó con que debería fusilarlo. Pero después del palmetazo -que le dejó a O’Higgins una faz roja que hacía juego con su cabellera colorina-, le ofreció reconciliarse, todo por el bien de Chile y para reforzar esa imagen de “héroes” que levantó la producción del mismo nombre del canal Católico.
O’Higgins, derrotado y humillado, sólo masticó su rabia y odio contra “el príncipe”, que a sus nóveles 26 años ya era Comandante en Jefe y dirigía los destinos de Chile.
La de anoche fue una producción con tintes históricos, místicos y mucho de leyenda. Mostró a un Carrera idealista, desafiante y con una perseverancia reservada sólo a individuos con la altura suficiente como para fundar la patria.
Si bien no existen retratos de José Miguel Carrera Verdugo (1786-1821) hechos durante su vida –todos lo que habían fueron destruidos durante un incendio que afectó a la casa de su hija Rosa Carrera en 1848- la figura encarnada por Diego Casanueva cuadra eficientemente con las pinturas que se hicieron del prócer luego de su muerte.
Imponente por su espigado físico y un tono que hacía temblar a sus enemigos, don José Miguel atemoriza durante la película al mismísimo José de San Martín, socio entrañable de O’Higgins que le movió el piso a Carrera para excluirlo de su afán de dirigir los destinos de la naciente república.
Estando preso en Mendoza y ante la visita de San Martín, lo despacha desde la celda bajo la amenaza de que todavía le quedaban fuerzas para matarlo con sus propias manos.
“El príncipe de los caminos” coloca a Carrera como un hombre superior, un patriota jugado por el destino de su país incluso más allá del sacrificio de su propia familia y de los cinco hijos que le engendró a su esposa Mercedes, representada por la actriz Javiera Díaz de Valdés.
Sin posibilidad de consolidar su liderazgo en Chile ante la alianza imbatible de O’Higgins y San Martín, Carrera viaja a Estados Unidos, donde después de pasar penurias económicas y abandono, logra valerse de una vieja amistad para reunirse con el Presidente estadounidense de aquel entonces.
Haciendo gala de su poder de convencimiento, consigue en secreto ayuda material del gobernante, quien lo provee de dos navíos y miles de fusiles y pistolas para pelear la revolución chilena y hacerse del poder.
Pero don José Miguel derrocha ingenuidad al ponerse al servicio de la alianza con Argentina, cuyas autoridades no sólo lo encarcelan, sino que le confiscan su pequeña escuadra.
En la producción de canal 13 dirigida por Cristián Galaz, Carrera es visto como un héroe, pero no uno perfecto, ya que lo muestran cegado por la venganza tras el fusilamiento de sus hermanos en Mendoza o bien incapaz de controlar las tropelías cometidas por sus tropas en territorio argentino cuando se dirigían a tomar el control de Chile.
Otro flanco débil, sin duda, era su incapacidad de recoger opiniones adversas y su tenacidad llevada al límite de lo testarudo.
Durante toda la película, no hay un sólo momento en que Carrera deje de enfrentar un destino adverso. Y cada vez vuelve a levantarse a pesar de las dificultades: cuando se produce el levantamiento patriota contra él en el sur (Tres Acequias), cuando San Martín le niega apoyo y prefiere a O’Higgins, cuando parte en una batalla personal casi perdida a conseguir ayuda a Estados Unidos y cuando su tropa, sedienta y mal equipada, lo abandona botando a tierra su sueño de grandeza.
El de Carrera, muestra la película, fue un destino trágico, que llevaba en la sangre que derramó el día en que fue fusilado. La misma que, años después, entregaron su hijo José Miguel Carrera Fontecilla; y el héroe de la Batalla de la Concepción, su nieto, Ignacio Carrera Pinto.