GINEBRA.- El uso de los famosos como herramienta de marketing es muy habitual en Suiza, pero los 3,6 millones de euros abonados por una cadena de supermercados para ofrecer un concierto en exclusiva a sus clientes de los Rolling Stone ha batido todos los récords.
Migros, una de las dos cooperativas que monopolizan el mercado suizo de la distribución, ha pagado 6 millones de francos para traerse a la mítica banda a la Confederación Helvética y reservarse la celebración de un concierto privado en exclusiva para sus clientes, según publica la revista helvética Bilan en su último número.
El espectáculo tendrá lugar el próximo 11 de agosto en el estadio de Lausanne y estará reservado únicamente para 30.000 clientes de Migros que sean titulares de su tarjeta de puntos, ya que la cooperativa pretende con esta ampulosa iniciativa celebrar que su sistema de fidelización cumple diez años.
Un contrato con historia
La iniciativa de esa cadena de supermercados no es más que el exponente más llamativo de las grandes inversiones que las empresas de todo el mundo están dispuestas a acometer por tener a un famoso a su servicio.
Según los datos de esa publicación, un año de contrato con Catherine Zeta-Jones le cuesta cerca de 16 millones de euros a T-Mobile, con Angelina Jolie cerca de 3 a la marca de ropa St. John, con Gwyneth Paltrow 2,2 millones a Estée Lauder y con Jessica Simpson unos 1,8 millones a Guthy-Renker.
En los últimos años también han recibido más de un millón de euros por un año de relación comercial con una empresa personajes como Julia Roberts con Gianfranco Ferré, Brad Pitt con Heineken o Scarlett Johansson y Penélope Cruz con L’Oreal.
Iniciado en 1955 por Marilyn Monroe con su famoso comentario de que sólo dormía con unas gotas de Chanel número 5, la relación comercial entre las estrellas y las empresas cada vez es más estrecha, más sofisticada y más cara.
Tal es la inflación de ese nuevo mercado, que mientras que la mítica actriz y cantante no cobró un sólo duro por aquella frase sobre Chanel, Nicole Kidman recibe de esa misma casa de perfumes cerca de 3 millones de euros al año.
En declaraciones a la revista suiza, el director de la agencia publicitaria especializada en este segmento GlamCom, Vincent Fischer, asegura que el sector sufre una inflación anual cercana al 25 por ciento.
Además, asegura que el caché de los famosos ya absorbe cerca del 10 por ciento de presupuesto de comunicación y publicidad de las empresas y llama la atención sobre la explosión de ese mercado en Suiza, donde el lujo es toda una seña de identidad nacional.
Inversión rentable
Pese a las grandes inversiones, el negocio debe ser rentable: Recientemente Nespresso reconoció que al menos una cuarta parte de su asombroso crecimiento de 2006 es directamente imputable al "Efecto George Clooney".
En cuanto a las prestaciones, el rango cada vez es más amplio y ya no se limitan a la clásica aparición en un anuncio televisivo, sino que pueden implicar también contratos de exclusividad para llevar sólo una marca de relojes durante un periodo concreto o participar en una charla de motivación para los directivos de una compañía.
Mientras que un profesor universitario puede cobrar unos 1.800 euros por moderar un debate en Suiza, el sudafricano Mike Horn -el primer hombre en circunvalar el Ártico sin medios motorizados- o el suizo Bertrand Piccard -que trabaja con la Agencia Espacial Europea para dar la vuelta al mundo propulsado por energía solar- cobran 6.000 y 7.300, respectivamente.
Siempre según la publicación, el economista Nicholas Stern, padre del famoso "Informe Stern", que cuantifica los costes del cambio climático en el mundo, reclama habitualmente un mínimo de 34.000 euros por dar una conferencia.
La agencia suiza Menschen mit Meinungen ("Gente con opiniones"), especializada en la oferta a empresas de oradores famosos, detalla al respecto que el astronauta Neil Armstrong cobró 51.000 euros por dar una conferencia a directivos de una famosa aseguradora helvética.
Esa misma agencia apunta que una conferencia del ex presidente de EE.UU. Bill Clinton -igual que del ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan- cuesta 183.000 euros, más sus gastos y los de tres acompañantes.
Por inaugurar una tienda de Omega en Ginebra, la actriz Nicole Kidman ingresó hace unos meses 365.000 euros, mientas que -según Bilan- un concierto privado de la finlandesa Björk se empieza a negociar a partir de los 195.000 euros.