María Elena Gronemeyer, directora de la Escuela de Periodismo de la PUC y experta en ética periodística.
Juan Domingo MarinelloSANTIAGO.- "¿Las figuras públicas tienen derecho a tener vida privada?", se preguntaba el jueves el programa Alfombra Roja, de Canal 13, aludiendo a la ex Miss Universo Cecilia Bolocco y las polémicas fotografías donde aparece desnuda en el patio de su casa de Miami junto al italiano Luciano Marocchino, difundidas ese mismo día por la revista del programa de Chilevisión Sálvese Quien Pueda (SQP).
"Por supuesto que sí, si no se estaría despojando a estas personas de un derecho humano fundamental", contesta categórica la directora de la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica, y experta en ética, María Elena Gronemeyer, quien si bien reconoce que los personajes públicos están más expuestos a la fiscalización de la comunidad, asegura que es "antiético" lo que se hizo en el caso de la ex reina de belleza.
"Es antiético registrar de cualquier manera a alguien en un espacio que razonablemente se reconoce como privado si no existe un consentimiento de la persona registrada y una causa socialmente relevante para exhibir esas imágenes a través de un medio de comunicación social", explica la catedrática.
"Aquí (en el caso de Bolocco) el consentimiento no existía y, en mi opinión, la relevancia social tampoco, de manera que me parece un atentado a la vida privada lo que se hizo en este caso", añade Gronemeyer.
—¿Esa visión se aplica en Chile y también en Estados Unidos?, ¿o allá las consideraciones éticas son distintas?
"Son los criterios del Consejo de Ética de los Medios de Comunicación Social de Chile, consensuados por lo demás entre el grueso de los eticistas en Occidente y contenidos en los códigos deontológicos que regulan el trabajo periodístico. En el mundo anglosajón existen también posturas distintas a éstas. Una posición extrema dice que todo aquello que ocurre a la vista de alguien -aunque sea con ayuda de un telescopio que acerca la escena a 1,5 kilómetros de distancia- puede ser registrado y publicado. Esta postura no reconoce la posibilidad de que haya actos privados en espacios públicos o incluso que sea
privado lo que ocurre dentro de espacios privados si de alguna manera alguien ajeno lo puede observar y registrar".
—¿En este caso existe alguna justificación basada en el interés periodístico para publicar las fotos?
"Si se sustenta en una acción antiética, sólo tiene una justificación la publicación (siempre como un mal menor) si hay un bien público que se derive de su difusión. Pero aquí no concurre ese elemento de bien público, sino que se entiende como un propósito de satisfacer una curiosidad de la audiencia".
—¿Agrava más el hecho el fotografiarla desnuda e insinuar que tiene una relación paralela a su matrimonio?
"Me parece que es especialmente grave registrarla y publicarla desnuda, porque en nuestro contexto cultural ello es exponerla no sólo en su vida privada, sino en su intimidad, que merece una protección aún mayor, porque la exposición de la intimidad deja a la persona en una situación de extrema vulnerabilidad. Las insinuaciones son siempre anti periodísticas, el rumor no es información, es el punto de partida para una investigación periodística, y cuando se conoce la realidad, se la informa".
—Si ella estuviera cometiendo algún delito, ¿cambia la situación?, ¿es más legítimo difundir esa imagen?
"No es legítimo cometer un delito amparándose en el derecho a la vida privada. Por eso ese acto se convierte en público y se puede informar".